Capítulo 25

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Levantó sus manos como si fuera a decir, como sea, adelante, con su hoyuelo en pleno apogeo.

Lo besé e hice mi camino a la sala que los otros habían atravesado. Peter me alcanzó.

—Sólo puedo adivinar lo que vas a hacer —dijo con sarcasmo.

—Harry simplemente no se sentaría ahí mientras mi juicio estuviera ocurriendo, ¿verdad? —le pregunté. Vi el rostro de Peter iluminarse. Su mente aún, incluso después de las semanas que habían pasado, no podía adaptarse al hecho de que su hijo me pertenecía y que yo era tan entusiasta acerca de su seguridad y felicidad como él lo era acerca de la mía.

—Sé que esto no va a cambiar nada —dijo cuidadosamente—. Su decisión ya es inamovible, pero me pone tan orgulloso que lo intentes.

—Tengo que hacerlo —fue todo lo que pude decir. Caminé a la sala de sentencia. Pensé que simplemente debería lla por lo que era.

Me quedé en el pasillo, esperando el momento de entrar de repente con mi proclamación de liberar a Harry de la responsabilidad de esto. Me salvó, ¿no debería contar eso para algo?

Esperé... y esperé y esperé. Hablaron de todo menos de Harry. Estuve allí durante más de una hora esperando que llegaran al punto. Cuando empezaron a discutir la formación de grietas en el techo de la sala dorada una vez más, me deslicé por la pared a mis muslos exasperada. ¿Qué diablos estaba mal con ellos? Hablaban en círculos.

Pero entonces me di cuenta que la conversación era exactamente igual que antes. Palabra por palabra. ¡Maldita sea!

¡La habitación estaba encantada! Al igual que cuando Ruth había hecho que Rodrigo encantara la habitación de la enfermería para que nadie escuchara lo que hablábamos. Traté de concentrarme en la sala, para oír lo que decía Gran y lo que se estaba diciendo, pero no pude. Sus pensamientos estaban bloqueados y tuve mi respuesta definitiva.

¡Esos chacales!

No me demoré más e irrumpí por la puerta de la habitación. Todos levantaron la mirada sorprendidos mientras se sentaban preparados detrás de una mesa redonda para poder enfrentarse todos entre sí. Se levantaron y se inclinaron ligeramente. Esta habitación tampoco carecía de embellecimiento pero volví al problema en cuestión. Antes de que pudiera hablar, Donald se dirigió a mí en su formal e irritante forma.

—Ah, Vidente. ¡Justo discutíamos los resultados de tu embarazo y resulta que no lo estás! ¿No es maravilloso? —Sonrió y esperó a ver si le correspondía.

—Ya lo sabía —le contesté rudamente—. Estoy aquí para pedir clemencia para Harry. Quiero explicar lo que pasó para que entiendan que lo que hizo fue absolutamente necesario.

—Nunca dudamos que Harry pensó que actuó adecuadamente

—dijo Paulo y se inclinó ligeramente hacia mí otra vez, como si recién ahora lo recordara—. Vidente. Nuestra preocupación es que la ley establece sin importar los términos

—Lo sé, he escuchado esto antes. Sin embargo, estoy diciendo que no fue en defensa propia. Hizo lo que hizo para salvarme. Uno de los miembros del clan Malik venía detrás de mí con una pistola.

—¡Una pistola! —rugió Donald y se echó a reír ruidosamente—

¿Por qué diablos un Ace necesitaría una pistola?

—Porque no tienen ninguna habilidad —le recordé, aunque me hizo sentir casi apenada por los Maliks al tener que recurrir a eso. ¿Qué otra cosa era un villano sin poder para serlo?

—Un arma —musitó otra vez y se rió entre dientes, molestándome como la mierda—. Si hubieras dicho un cuchillo tal vez, o incluso un bate de béisbol, podría haber sido más creíble.

—¿Qué estás diciendo, Donald? —siseó Paulo, sus ojos lanzándose furiosamente en la indecisión.

—Sólo estoy diciendo que creo que nuestra Vidente está estresada... y tal vez un poco confundida. —Se levantó amenazante y alto—. Hablé con Waliyha sobre este tema y me informó de todos tus pequeños problemas con tu nuevo poder; romper cristales, bombillas de luz. Incluso vimos tu pequeña demostración ayer con las... cosas azules.

—Cintas de energía —espeté.

—Sí, esas. No creo que haya ninguna vergüenza en admitir que las cosas están llegando a ser demasiado para ti.

—No lo son —le respondí, pero los vasos sobre la mesa comenzaron a traquetear, salpicando gotas de agua en toda la superficie de madera. Respiré hondo, rogando que Harry no apareciera aquí para ver cuál era el problema—. Esta es sólo una reacción que sucede cuando me molesto. O me enojo —dije duramente a Donald—. No significa que no esté bajo control y mi visión de lo que sucedió ese día no es confusa por la impotencia. Recuerdo todo perfectamente claro. Harry recibió un disparo en el estómago —vi a Gran flaquear—, y tuve que salvarlo con mi tacto. De hecho, se los mostraré.

Abrí mi mente para hacerlo, pero olvidé que necesitaba a Harry para hacer este tipo de cosas.

—Esperen sólo un segundo. Déjenme ir por Harry y les mostraré

—Harry no puede estar presente en su propio juicio —refutó Donald seriamente—. ¡Vidente, existen reglas!

—Pero les estoy diciendo que no fue su culpa — argumenté. Nunca me había sentido tan temperamental en toda mi vida. Sacaban mis peores atributos de chica adolescente y me molestaba aún más—. Necesito a Harry para mostrarles de lo que estoy hablando. Él es el gatillo para mis habilidades de Vidente.

—Absurdo —dijo lentamente él, pero su ojo brillaba con algo que no entendí—. No hay forma en que tu habilidad necesite de alguien para hacerla funcionar. El Vidente es su propio poder, su propia habilidad.

—Te estoy diciendo la verdad. —Me enfurecí—. Y estoy un poco cansada de que me llames mentirosa.

—Perdóname, eso no es lo que quise decir —respondió, pero la exasperación en su voz desmintió cualquier disculpa en ella. Lo observé duramente con ojos entrecerrados, dejándole saber que sabía que sus pensamientos no estaban a mi disposición—. Sólo quiero decir que hay leyes y reglas que no pueden ser violadas por nadie, sin importar la razón. Las leyes son por lo que nosotros hemos vivido durante siglos, y no podemos cambiar eso por un chico que las rompió con la esperanza de usar a su pareja como pase libre.

—Harry no me pidió que viniera aquí. He venido por mi cuenta, por mis propias razones.

—Seguiremos el juicio —dijo Donald como si yo no hubiera hablado—, y llegaremos a un acuerdo. Vidente, por favor espera afuera mientras deliberamos. No sería apropiado que estés presente durante la sentencia porque estás muy involucrada emocionalmente, de lo contrario serías más que bienvenida.

—¿No está hecho ya el veredicto? —dije sarcásticamente y miré a Gran. Estaba parada quieta y estoica—. ¿No ha sido decidido ya el destino de Harry?

—Chica bonita, algunas cosas no se pueden cambiar por sólo voluntad —dijo ominosamente. Le entrecerré los ojos—. Algunas cosas simplemente son —dijo enfáticamente.

A menos que las cambies. Tienes que jugar de acuerdo a sus reglas hasta que estés en posición de hacer algo diferente.

Cambios (Harry Styles y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora