Capítulo 22

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Ella levantó su muñeca. Vi la mitad de una gota de agua negra en su muñeca. —Es un tatuaje —reveló y lo frotó con sus dedos—. Un tatuaje real. Y me dolió muchísimo.

La miré boquiabierta. —No lo conseguiste cuando —Me sonrojé ante lo que estaba a punto de preguntarle.

—No —dijo y me dio una pequeña y dulce sonrisa—. Sikes y yo nunca mutualizamos. No nos era posible. Incluso tuvo que tatuarse mi nombre. Nunca apareció y no quería que nadie supiera que no era real. Cuando me reveló a su familia como su pareja, se mostraron escépticos. Era un poco mayor que la mayoría, pero no lo cuestionaron una vez que vieron los tatuajes y el modo en que podíamos leer nuestras mentes.

—¿Por qué Sikes no le dijo a nadie? Pudo haber imprimado a toda su familia de ese modo —dije y estaba realmente desconcertada. Si él tenía el poder para hacerlo, era increíble que no lo hubiera hecho.

—Porque sabía que estaba mal. —Bufé y me miró bruscamente—. No estoy tratando de justificarlo. Lo amaba y lo odiaba. Lo quería y quería salir corriendo cada segundo de cada día. Necesitaba su toque y ansiaba sus caricias, pero también quería vomitar cada vez que me tocaba. Él sentía lo mismo. No estaba bien, no era una forma de vida. Era una prisión para ambos. Sí, ganamos habilidades, sí, podíamos comunicarnos con nuestras mentes, sí, nos curábamos mutuamente, pero faltaban las partes íntimas, la parte de la unión de almas de la imprimación. Para nosotros era todo químico. Todo físico y metamorfosis, y Sikes siempre se arrepintió de lo que me hizo.

—¿Por qué? —susurré porque no pude evitarlo.

—Porque me amaba, aunque lo quisiera o no, me amaba, y herirme estaba en contra de su imprimación.

—Está bien —le contesté, empapándome de todo—. Así que si ese fuera el caso, entonces ¿por qué te hizo ayudarlo y por qué me secuestraron?

—Bueno —comenzó y oí sus pensamientos.

Oh vaya aquí es donde se pone difícil.

—Sólo tócame entonces —le dije—. Déjame ver todo a través de ti, si no te importa.

—Eso sería más fácil. Ya no tengo secretos —dijo tristemente y me dio su mano. Fue la visión más rápida y ansiosa que jamás había tenido. Supongo que era porque ella se ofrecía en vez de que yo tenga que tomarla. Despertó mis sentidos y sentí sus emociones tan crudas y reales como si fueran mías.

La vi con Sikes. Los dos lucían tan jóvenes mientras eran nuevos en su relación. Era difícil para ellos, incluso más difícil de lo que había sido para mí, pero no podían negar la necesidad de uno por el otro. La atracción era más del lado de él, se había sentido extraño con ella desde que la había secuestrado. Se sintió algo protector hacia ella. Después de que se imprimaron, se sintió culpable. Ruth se hundió en su culpa de cómo él la había atrapado, cuando la verdad, era que eso era lo que él había estado intentando hacer. En lugar de deleitarse en su relación, se revolcó en su vergüenza y dolor. Con los años, se convirtió en amargura.

Cuando Harry y yo nos imprimamos, fue la gota que colmó el vaso. Él lo hizo como su nueva misión para rehacer la imprimación en su familia, sin importar las consecuencias de los involucrados. Sabía que su imprimación sería rota y defectuosa, pero ya no importaba. Estaba cegado por la ira.

Zayn fue su primer aprendiz. Le dio instrucciones de todo, acerca de cómo forzó la imprimación con Ruth, de cómo planeaba llevarme y usar mi sangre para liberar a su familia. Cómo Zayn iba a ser el primero en imprimarse después de que Sikes descubriera la manera de hacerlo de nuevo. No había sido un científico muy bueno.

Ella se rió, negando con la cabeza y habló en voz alta. —Estaba tan furiosa y llena de rabia cuando empezó todo, ni siquiera realizó sus pruebas de una manera constructiva. No tenía ni idea de porque nos imprimamos. Hacía mucho tiempo que no me daba su sangre. La imprimación parecía ser casualidad, pero lo sabíamos.

—Lo siento, pero no me dijiste nada tan terrible. ¿Por qué estabas tan preocupada de decirme esto?

—La parte que estaba reacia a decirte, es que Waliyha me dio tu sangre. No sólo a mí, si no a cada Malik. Lo cual, a su vez significa que todo tenemos tu sangre.

—________ ya se había dado cuenta de eso —desestimó Harry—.

Hay algo más que no nos estás diciendo.

—Espera —dije—. Si ella te dio mi sangre, no debería ser capaz de leer tus pensamientos.

—Lo sé —contestó—. Soy la única humana. Sólo puedo suponer que es por eso. Pero Waliyha no sabe que puedes hacerlo. Estoy unida a ella como una Malik; algo que pasó cuando me imprime con Sikes, que me hizo estar bajo su poder. Incluso aunque Sikes ya no está aquí, tengo su sangre, por lo tanto aún la sigo.

Procesé todo eso con un suspiro. Harry hacía lo mismo detrás de mí, sus brazos aún eran como esposas para evitar cualquier daño. — Entonces, ¿qué es lo quiere Waliyha?

—Ahí está el truco, no te puedo decir.

—¿Por qué?

—Porque me lo prohibió. No me dijo nada acerca de no decirte mi pasado, pero específicamente dijo que no diga nada de lo que estábamos haciendo.

—Bueno al menos está manteniendo las cosas interesantes — gruñó Harry.

—Entonces, ¿tenía razón? Todos los que tengan mi sangre en su sistema son inmunes a mi habilidad. Pero, ¿por qué? Eso no tiene ningún sentido para mí.

—Como estoy segura que un montón de cosas no las tienen —dijo en voz baja y me acordé del hombre en la habitación con nosotros. Su tatuaje era la mitad de una nube. No era un Malik, de seguro. ¿Por qué ella hablaba tan tranquila delante de él?

Volví mi mirada hacia él. Se retorció de manera apropiada y tosió.

—Soy Rodrigo, Vidente —respondió mi pregunta no formulada y se inclinó. Volvió la mirada hacia arriba y sonrió—. ¿Puedo besar sus dedos?

—Eso no va a suceder —dijo Harry. Si era por celos ante la declaración de Rodrigo de que tan delicada y deliciosa lucía yo, o porque él sabía que yo odiaba las reverencias no estaba claro. Está bien, estaba bastante claro—. Se puede ir ahora, señor Gonzales. Estoy seguro que la señora Gonzales no apreciará las miradas lascivas a la Vidente.

—¿Lo conoces? —le pregunté a Harry.

—Nena —dijo sarcásticamente—, los conozco a todos. Nací con esta gente.

—Oh, sí, cierto.

Rodrigo sonrió. —Sí, Harry era un niño travieso —explicó con un fuerte acento—. Veo que ha crecido para ser un travieso joven.

—¿Confías tanto en él? —Lo ignoré y le pregunté a Ruth—. No es de tu clan.

—Pero —comenzó—, es el que encantó esta habitación para que nadie pudiera oír nuestra conversación.

Habitación encantada algo trabajaba en mi mente. Di un grito ahogado cuando entendí el significado.

—Tú —lo acusé señalándolo con mi dedo—, encantaste mi habitación.

—Ya sabía quién lo hizo —confesó Harry. Me volví hacia él. Puso sus manos en la parte superior de mis hombros—. Sabía quién lo había hecho, sólo estaba molesto con la asamblea por hacerlo hacer eso.

Cambios (Harry Styles y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora