Capítulo 58

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—¿Esto ocurrió justo aquí delante de todos? —le preguntó Harry y sonaba como si casi no lo creía.

—Es extraño. Quiero decir, tengo 34, y nunca pensé que me imprimaría. Había renunciado a eso y estábamos bailando y me mostraba este giro y simplemente sucedió.

Se miraron el uno al otro.

—Simplemente sucedió. —Papá sonrió. Mis ojos se desorbitaron.

¿Qué? Mi papá no sonríe.

—Está bien. ________ me dijo todo lo que pasó con Harry cuando se imprimaron. Entiendo. Es un poco extraño ser expuesto a una exhibición como esta, pero está bien. —Entonces volvió su atención hacia mí y pareció recordar que yo estaba allí—. Oh, lo siento. ________, esta es Fiona. Fiona esta es mi hija, ________.

—Sí —dijo ella—, la Vidente, lo sé, estoy encantada de conocerte.

—Se tropezó con sus palabras y removió sus dedos nerviosamente—. Me gustaría haberte conocido en otras circunstancias. Y sólo voy a ser franca y honesta, no tengo ni idea de qué hacer contigo. ¿Debería inclinarme? ¿Debería besarte los dedos? ¿O debería seguir de pie aquí torpemente y esperar que no me hieras por haberme imprimado con tu padre?

Harry y papá quedaron callados. Apreté los labios. No sirvió de nada. Me eché a reír y traté de cubrirlo con la mano, pero fue inútil. Papá fue el siguiente. Fiona fue la última, como si no supiera si nos reíamos de ella o con ella. Así que le eché una mano y la abracé. ¡Ella iba a ser mi maldita madrastra!

—Fiona, no voy a golpearte —le dije en broma, a la misma vez me eché hacia atrás y abracé a mi papá—. Papá, estoy tan feliz por ti — le susurré.

—Yo, también —respondió—. Pensé que iba a tener que vivir a la sombra de tu madre el resto de mi vida.

—Papá —gemí—. Esa es la cosa más triste que jamás he oído.

—Lo fue —dijo, y se rió—. Sin embargo estoy bien. No te preocupes por tu padre.

—Todavía no puedo creer que esto sucedió. ¿Te das cuenta de que eres el único hombre de 42 años que se ha imprimado?

—¡Oye! —dijo, y se rió—. Podrías haber dejado ese número entre nosotros —bromeó.

—Oh, está bien —dijo Fiona dulcemente—, la edad mejora el vino y a los hombres.

Todavía me sentía conmocionada. Decidí dejar el ruido de la habitación para que pudiera dejar de sentirme así. Quería ver si la gente realmente se molestaba en ello o quizás no quisieron ser más abiertos al cambio, siempre y cuando lo que obtuvieran a cambio fuera la imprimación.

El ambiente de la habitación se estrelló contra mí y contuve mi sonrisa. Sí, había celos, deseo, incluso un poco de rabia, pero la idea general era que la gente se preguntaba por qué los Jacobson, y ahora mi familia, lo hacían bien. Y ellos estaban a punto de tirar todo por la ventana.

Y mi padre por fin comprendía. Finalmente consiguió comprender mi loca necesidad por Harry, que no eran más que hormonas adolescentes. Fiona se sentía honrada y, literalmente, saltaba de su piel. Todo lo que quería hacer era salir con mi padre de allí y estar solos, para sentir de verdad lo que era tener una pareja sin un par de cientos de personas mirándote.

—Oye, nos vamos a la cama —les dije ya que mi padre parecía estar esperando por mí, antes de que él fuera a hacer otra cosa—. Estoy tan cansada. Tenemos tantas cosas que hacer, y estoy segura de que ambos están dispuestos a estar lejos de toda esta gente. —Ambos asintieron y astutamente se miraron—. Pero Bish y Jen están en mi habitación.

Papá parpadeó. —Bish y Jen están en tu habitación ¿qué?

—Durmiendo —le contesté con ironía. Soltó el aliento—. Se quedaron dormidos en el sofá y los dejamos allí, así que

—Está bien, bueno. —No sabía a dónde ir o qué decir sin ser presuntuoso.

—Mi habitación está en el segundo piso —ofreció ella y sonrió—. Podemos superar la rareza ahora, supongo. Si no dormimos juntos, nos lamentaremos por la mañana.

—Sí, lo sé. —Chasqueó la lengua—. Está bien, vamos. Buenas noches, ________. Te te veo en la mañana.

—Buenas noches, papá —le dije con diversión.

—Vaya —dijo Harry y se inclinó.

—Sí, vaya —dije entre mi bostezo.

—Vamos, tengo el lugar perfecto. —Entró en la cocina de forma rápida y luego hacia Rachel y le dijo que Jen se quedó dormida en mi habitación. Él preguntó si podía mantener a María con ella esta noche. Por supuesto, ella estuvo encantada. Dejamos la parte de Bish a un lado ya que nadie sabía de ellos y nadie sabía acerca de la visión que tuve de ellos, tampoco.

—¿Vamos a dormir en tu habitación? —le pregunté mientras me dirigía por el pasillo.

—Asumo que mi habitación está encantada también —respondió y me empujó contra la pared de mi habitación—. Quédate.

Cambios (Harry Styles y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora