Capítulo 37

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—¿Baile? —le pregunté, de repente sintiéndome enferma.

—No como el que estás pensando, estoy segura. Una familia de diferente reunificación elige una danza autóctona de su región y nos la enseña a todos nosotros. Durante un año fue el vals, la rumba, el año pasado fue el tango. —Se rió—. ¡Eso fue tan divertido!

—Pero... —Estaba confundida—. No lo entiendo. Rodney dijo que hacen luces con el propósito de mantener separadas a las personas para que no se construyan... relaciones fuera de las impresiones que no funcionan bien al final. Así que ¿por qué un baile, especialmente como en los que se permiten que las personas estén unas sobre otras?

—Oh, sólo parejas imprimadas pueden participar, pero aún así es divertido de ver.

—¿No puede tu tío simplemente enseñar a todos el baile de una manera rápida?

—Sí, pero entonces no habría diversión en verlos cayendo y tropezando, tratando de hacer las cosas bien. —Se rió y señaló a Rachel, quien puso los ojos gentilmente en blanco. Supuse que había una historia allí, pero con la habitación encantada, solamente tuve que asumir.

—Muy bien, vamos a ir —dijo Gran—. Ya eché un vistazo allí y los Vanderbilt han cocinado algo delicioso.

—¿Los Vanderbilt? —le pregunté.

—Sí. Una familia diferente prepara la comida cada día.

—Eh —fue todo lo que dije.

Nos dirigimos a la sala donde Rodney me esperaba. Parecía a punto de quedarse dormido allí mismo, en el pasillo. No entendía, pero luego arrugué mi nariz mientras me acordé de que me había guiado por todo el palacio la noche anterior y no tenía una pareja con la que recuperas la energía como yo. —Ouch —dije con simpatía y él tiró al sonido.

—¿Qué? —gimió—. Lo siento, ¿qué?

—Dije ouch. Lo siento. No pensé en que estuviste fuera tan tarde conmigo.

—¿Es una broma? —respondió afablemente. Se inclinó un poco y habló con claridad y con un nuevo fervor—. Siempre estoy aquí para servirte, Vidente.

—Y estoy agradecida, pero por favor no hagas reverencias.

Se quedó inclinado. —Después de verla en acción anoche, con mis propios ojos, al ver al Vidente en su elemento y con un propósito, no puedo fingir que eres sólo una chica más. Eres la Vidente y es justo que te trate como tal.

—Oh, Dios —me quejé.

—¿Qué es?

—Sólo pensé que de entre todos podía contar contigo para mantener una cabeza sana de todo esto. —Le seguí la corriente juguetona y le hice una reverencia—. Puedes levantarte, mi humilde guardia. Hay cosas que debemos atender en esta hermosa mañana.

—Ha —dijo y se rió mientras tomaba el brazo ofrecido.

—Bueno, si quieres tratarme como una princesa mimada, voy a actuar como tal.

—De acuerdo, apunte tomado. —Se detuvo y me miró—. Pero no prometo nada. Si conoces al Presidente y trata de chocar puños contigo, ¿lo harías, o te sentirías incómoda por estar siendo irrespetuosa?

—Haría lo que él quisiera —repliqué—. Si soy tan especial —le dije con inteligencia—. ¿No deberían contar mis deseos para algo?

—Por supuesto —admitió—. Pido disculpas.

—No quiero que te disculpes, quiero que seas normal.

—Nunca he sido normal. —Se rió entre dientes—. No tienes suerte en esa parte.

—Voy a tomar lo que puedo conseguir en este momento. —Olí el aroma que sólo podía ser descrito como divino a medida que nos acercábamos a la habitación—. ¿Qué es eso? —le pregunté distraídamente.

—Huele como panqueques. —Sus ojos se iluminaron—. ¡Oh, son los Vanderbilt! Hacen éstas tortitas de calabaza y plátano, que son tan buenas, que dan ganas de abofetear a tu mamá.

—Ya quiero —dije en voz baja.

—¿Qué es eso?

—Nada. Vamos. Harry bajará pronto.

—Awww. —Escuchamos a nuestras espaldas y nos giramos para encontrarnos con Zayn—. ¿Es nuestra pequeña Vidente grabando su camino en la línea de los Jacobson?

—Sugiero que sigas caminando, Zayn —dijo Rodney con una voz que no le había oído antes.

—Eres tan testarudo como Harry —dijo y rió—. Sólo quiero pasar unos pocos segundos con mi Vidente. No se le da muy bien ser una chica imparcial. Los Malik apenas la han visto en absoluto.

—Y no la verás sin mí. Sigue andando, Zayn —gruñó con ese gruñido característico de los Jacobson. Sentí una extraña sensación de orgullo.

Zayn se rió. —¿Vas a luchar conmigo aquí en el pasillo?

—¿Vas a marcharte? —preguntó Rodney y me empujó un poco para colocarme detrás de él.

—¿Qué dices, pequeña humana? —Sonrió, y fue una sonrisa malvada—. ¿Quieres pasar un poco de tiempo a solas conmigo?

—Ya he pasado suficiente tiempo a solas contigo, creo —espeté, recordando el secuestro y la celda en la que estuve—. ¿Fue realmente cosa tuya, o sólo seguías órdenes?

—Todo cosa mía, nena. —Sonrió—. Yo digo que hagamos una segunda ronda, ahora que Sikes no está aquí para arruinar mi diversión.

—Era tu tío ¿no te importa en absoluto que haya muerto?

Se burló—: Sikes estaba fuera de sí, siempre lo estuvo. Intentó fingir que quería ayudar, pero no lo hacía. Me usaba a mí y a toda mi familia para conseguir lo que quería.

—¿Y qué era eso?

—Tú me enseñas lo tuyo, yo te enseño lo mío. —Se rió—. Lo justo es justo. —Rodney se arqueó hacia Zayn y él saltó hacia atrás para esquivarlo. Luego frunció el ceño y comenzó a descender por el pasillo otra vez—. Sólo porque te quiera muerta no significa que no podamos ser amigos, pequeña humana —gritó y se rió.

—Ese tipo —dijo Rodney, casi echando humo—. Qué

—Estoy bien. Tengo hambre, sin embargo. Zayn no es ninguna novedad.

Intentó un poco con todo lo de las damas primero, pero yo quería esperar tanto como pudiera por Harry. No hizo falta mucha persuasión para que Rodney empezara a acumular comida en su plato. Conté hasta ocho cuando él pasó. —¿Ocho? —dije con incredulidad.

—Estoy protegiendo el futuro de nuestra raza —dijo y sonrió—. Un hombre tiene que mantener su fuerza al máximo.

Me burlé de él y se rió. Decidí seguir adelante y pasar a través de la línea. Dos panqueques de plátano eran un montón y cogí una taza de café también, entonces me giré para enfrentar la habitación. Los pensamientos de todo el mundo me golpearon a la vez. Algunos habían oído hablar de mi fuga por sus parejas. No estaban seguros de qué pensar de mí. Sabían que yo iba a ser temida y respetada, pero las dudas estaban en cuál sería la respuesta dominante hacia mí. No quería ser temida. Por lo tanto me dirigí hacia ellos.

Vi a los Jacobson sentados todos juntos y supe que sería tan fácil sentarme y tener un desayuno cómodo, pero tenía que empezar a dejar que estas personas me vieran por quien era yo.

Cambios (Harry Styles y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora