Capítulo 34

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Estoy orgullosa de ellos por al menos tomar esa responsabilidad seriamente. Sólo necesito hacerles ver que pueden confiar en mí, y que tengo sus intereses en mente.

Me sonrió e incluso sin nuestras habilidades, pude ver el orgullo rezumando de él. —Y lo harás. —Su sonrisa se convirtió en una mueca—. Ahora, a menos que quieras tener la oportunidad de echar otro vistazo, te sugiero que vayas a la habitación. Ya.

Prácticamente salí espantada de allí. Le oí reír, pero no cerró la puerta. Me fui a ordenar un poco la cama. Entonces pensé que podría oler. Había estado deambulando por el palacio, subido escaleras de caracol e incluso a través de mazmorras. Harry acababa de ducharse, así que quizás yo necesitase otra. Un rápido olfateo de mi camisa dijo que estaba en lo cierto.

Un minuto más tarde apareció en toda su gloria en sus calzoncillos bóxer. Me tapé la boca ligeramente con los dedos. Le observé mientras se dirigía hacia el interruptor y apagó la luz. Me quedé en la habitación sin ventanas color negro alquitrán y esperé. Sin hacer ruido logró, de alguna manera, llegar a mí y no salté cuando sentí sus manos en mi cintura. Nos dirigió hacia la cama con cuidado, pero aun así tropecé con una chancla y nos reímos mientras caíamos en el borde de la cama.

Tampoco me sorprendí cuando me empujó para tumbarme y se inclinó para besar mi boca riéndose. Estaba de un humor extraño. Un estado de ánimo que era maduro, íntimo y seductor. Sin embargo, no me atacó, sólo me besó. Después de un tiempo de profundos besos y labios hinchados, acercó las almohadas y nos cubrió con el edredón. No le expliqué que era puramente ornamental y que la verdadera manta estaba debajo nuestro, simplemente me acurruqué contra él.

Cada respiración que daba, sonaba en mis oídos y me di cuenta de lo tranquilo que estaba. Apoyé la oreja en su pecho y me limité a escuchar nuestros corazones latiendo. Casi había esperado no encontrar mi ritmo cardíaco ahí, por el encantamiento en la habitación, pero debería haber sabido que sería así. Dudaba que algo en este mundo pudiese sacar mi corazón de su pecho, ni el mismo infierno. Me imaginaba a Satanás tratando de negociar por ello y Harry diciéndole que aflojase.

—¿Qué es gracioso? —preguntó en el silencio. Debo haber reído mientras soñaba despierta.

—Nada. Sólo pensaba.

—Sabes —se movió, quitando su brazo de debajo de mí para que pudiera pasar sus dedos por mi pelo mientras hablaba—, sé que apesta no poder leer la mente del otro. Sé que por la mañana, realmente será una mierda, pero esto es casi un regalo.

Levanté la vista, pero no podía verlo en la oscuridad. Se explicó más a fondo. —Nunca hubiéramos sabido lo que es ser simplemente normal. Siempre he sabido cómo te sientes acerca de las cosas, qué tan lejos puedo presionarte —me dijo, su voz baja y ronca, diciéndome a que se refería—. Es totalmente diferente cuando tengo que adivinar lo que estás pensando. Cuándo tengo que decidir si lo que estoy haciendo es porque quiero hacerlo, o si creo que te gustaría y quieres que lo haga. —Le sentí negar con la cabeza—. En estos momentos somos prácticamente humanos.

Asentí. —Sí. Me siento así, también. —Pasé la mano por su, ahora lisa, mejilla—. Sin embargo tienes razón. Es algo bonito tener que adivinar. También es bueno saber todo lo que hay que saber sobre ti.

—Sí —contestó bajo—, sin duda eso es genial.

Cambié de tema. —Mañana voy a tener que dirigir a todos. — Tragué, el sonido fue fuerte y casi vergonzoso—. Voy a tener que decirles que las leyes son lo que nos impide prosperar.

Harry suspiró y sinceramente no pude decir si era un suspiro bueno o malo. Esperé, me tensé, y pareció saber que estaba confundida.

—Te he oído decir todo el día nosotros, nuestra gente, nuestra raza. —Giró, por lo que estaba un poco sobre mí—. Me hace muy feliz que ya no tengas que pensar acerca de si eres uno de los nuestros o no.

—Soy una de ustedes —le dije con certeza—. Para bien o para

mal.

Me besó de nuevo y me pegó a él protectoramente, y dormimos

en la comodidad de los brazos del otro, justo fuera del alcance de nuestro toque curativo, pero por ahora eso era todo lo que necesitaba.

Cambios (Harry Styles y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora