Capítulo 29

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Me sonrojé aún más. —Lo siento. Estaba admirando... quiero decir, mirando la hebilla de tu cinturón. —Por Dios, eso no ayudó—. Lo siento por irrumpir, pero necesitaba tu ayuda y cuando escuché tus pensamientos No es que tratara de leer tus pensamientos, sólo estaba tratando de encontrar... al leer tus pensamientos... Esto no está saliendo bien —murmuré en vergüenza.

Se echó a reír. —Está bien. Iba a buscarte en realidad.

Lo miré, objetivamente por supuesto, y vi que se había vestido con ropa de día, no nocturna. —¿Ibas a buscarme?

—Sabía que no había manera de que dejaras que Harry se sentara en esa celda —sonrió—. Intentaba darme prisa antes de que te fueras sin mí, pero supongo que fui demasiado lento.

Sonreí y me mordí la uña del pulgar, mientras miraba alrededor de la habitación. —¿Soy tan predecible? —Su habitación estaba muy bien, pero no tan elaborada y elegante como la mía.

—Más o menos —dijo—. Vamos a movernos.

—Quiero hacer una parada primero, en la biblioteca o donde sea que pudieran guardar un diario de la vidente.

Entrecerró los ojos, confundido. —¿Los diarios de la Vidente? Oh... Eres la Vidente, obviamente. Claro que los quieres. No creo que sea lo que crees que es sin embargo.

—¿Qué quieres decir?

—Bueno —dijo cuidadosamente, y su mente estaba en blanco. No es como si estuviera ocultando algo, pero no lo sabía—. Nunca he visto uno antes, pero por lo que he oído, no es un libro. —Sacudí la cabeza para decirle que todavía no lo entendía—. Vamos y lo puedes ver por ti misma.

—Está bien —concordé—. Muéstrame el camino, vaquero.

—¡Ja! —Se echó a reír—. No hagas demasiado caso a las historias sobre mí. No soy un héroe de rodeo como lo hacen parecer.

—Estoy segura —bromeé. Abrió la puerta y se asomó. Me agarró del brazo para guiarme por la puerta en vez de hablar. Me sacudí ligeramente de la advertencia que mi piel me dio. Volvió a mirar a su brazo y luego mi cara.

—¿Te he hecho daño? —susurró, horrorizado ante la idea.

—No —le aseguré—. No es nada, estoy bien. Vamos.

Nos arrastramos hacia fuera y cerró la puerta sin hacer ruido. El pasillo estaba iluminado apenas por los candelabros de gas, pero pudimos ver lo suficientemente bien como para arrastrarnos por nuestro camino. Una vez que llegamos al final, miró antes de llevarnos por otro. Oí un montón de pensamientos mientras pasábamos, pero uno en particular parecía ser más fuerte que el resto. Un tipo se encontraba en los pasillos, un tipo que había sido asignado para estar de guardia esta noche.

Empujé a Rodney hacia atrás antes de que se asomara por la sala donde estaba el tipo. Se golpeó la espalda en la pared y me dio una mirada extraña.

¿Qué demo...?

Gesticulé con la boca—: Hay alguien ahí. Articuló—: ¿Quién?

Me encogí de hombros y me miró incrédulo cuando articulé—:

¡No conozco a esta gente!

—Bien, lo siento. Podemos volver por aquí, pero es más largo. Negué con la cabeza antes de articular—: Ya lo tengo.

Miré al hombre para ver lo que pensaba. Estaba picando algo debajo de la uña —asqueroso— y luego utilizó ese mismo dedo para rascarse la nariz. Estaba aburrido, así que no prestaba atención.

Me asomé muy rápido e hice un recuento de cuántas luces había alineadas en el pasillo. Conté diez antes de volver al pasillo. Era como un laberinto aquí. Me pregunté si era de donde Peter tuvo la idea para su casa. Miré de nuevo a Rodney y pronuncié—: Sígueme. —Asintió.

Para ponerme furiosa, pensé en cómo Waliyha había sugerido con sarcasmo y picardía que estaba embarazada y no pasó mucho tiempo antes de que todas las luces estuvieran reguladas hasta que estaban a oscuras.

—Qué dem... —dijo el hombre y no perdí el tiempo.

Agarré la mano de Rodney y corrí por el pasillo oscuro, dejando a la pared guiarnos así no nos encontramos con nada ni nadie. El tipo había estado en el lado opuesto, tenía la esperanza de que todavía fuera así. Cuando supe que estábamos bien, aceleré. Tan pronto como llegamos al final, nos giramos hacia el nuevo pasillo y esperamos apoyados en la pared. No había pasos y el chico no dijo nada más, excepto murmurar en voz baja mientras buscaba a tientas en la oscuridad hacia algo que él pensó que ayudaría.

Me volví a Rodney y pronuncié—: Ahora, ¿dónde?

—¡Eres un genio! —articuló.

Rodé los ojos y dejé que me ayudara a levantarme de mi posición en cuclillas. Abrió el camino. Los pasillos se convirtieron en escaleras, las escaleras se convirtieron en más pasillos y finalmente se detuvo en la parte inferior de un conjunto de escaleras de caracol de oro en el centro de una amplia habitación. Era muy alta, hecha de acero y malla de alambre, tenía que estirar el cuello para ver la parte superior.

—Esto es todo. La biblioteca está allí, pero como he dicho, nunca he estado allí antes.

—¿Por qué no?

—Fuera de los límites —dijo, y sonrió con tristeza—. Harry dijo que la reunificación iba a ser algo totalmente diferente ¿no es así?

—¿Por qué dices eso?

—Porque cada vez que menciono algo como reglas, haces una mueca, lo que me lleva a creer que Harry estaba tan entusiasmado que vinieras que pudo haber sido cegado sobre lo estricto y organizado que es todo. Es divertido, pero siempre tienen reglas y límites fuera del wahoo.

¿Que era un wahoo?

—Tal vez un poco —admití—. Sin embargo me dijo todo acerca de esto antes de que se enterara que era la Vidente. Pudo haber explicado las cosas de manera diferente si lo hubiera sabido.

Asintió. —Probablemente. ¿Lista?

Di el primer paso y me agarré al pasamano con fuerza. —Te das cuenta de que esto es como tres pisos de escaleras, ¿no?

—Cuatro —corrigió y empezó a subir las escaleras detrás de mí.

¡No era un paseo, era una caminata! Una ridícula caminata que me hizo cuestionar la cordura de quien los construyó, o el palacio para el caso.

—¿Por qué habría que poner estas escaleras aquí, en el centro de una habitación así y luego hacerlos subir cuatro pisos? —grité sin aliento, y traté de calmarme.

Se echó a reír y dijo—: Su respuesta está en la parte superior, mi dama.

Cuando llegamos a la cima, lo entendí. Construyeron la biblioteca, y utilizaron ese término vagamente, en el vórtice del edificio. La habitación era circular, sólo aproximadamente el ancho de una sala de estar normal de una familia de clase media estadounidense, pero el techo seguía y seguía, todo el camino hasta la parte superior de la azotea, donde se colocó una luz del cielo, pero sin ofrecer mucha luz. Rodney encendió un sistema de iluminación de velas. Observé mientras encendía una y la inclinaba hacia un lado para encender la siguiente, y con la siguiente hizo lo mismo, y así sucesivamente, hasta llegar al otro lado de la pared circular. Era casi mágico y romántico.

Cambios (Harry Styles y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora