Capítulo 46

215 18 2
                                    

—¿Estás segura? —dijo emocionado.

—Por supuesto. Ve.

—Está bien. —Empezó a ir y luego dijo—: Voy a buscar a alguien para que venga y se siente contigo.

—No tienes que —comencé, pero ya se había ido.

Unos minutos más tarde, un chico con el que había hablado brevemente antes, se acercó a nosotros. Era el mismo hombre que había hecho la carrera de tres patas con Jen. Era alto y delgado, pero muy guapo con pelo rubio. Tenía una sonrisa tímida mientras se inclinaba ligeramente hacia mí.

—Vidente —dijo, y luego se volvió hacia Jen y fue una historia completamente diferente—. Jenna —prácticamente tarareó.

Mis labios se fruncieron mientras la observaba.

Oh, genial.

—Hola, Jonathan. ¿Cómo estás? —dijo cortésmente.

—Estoy muy bien —dijo, y le sonrió—. Antes no tuvimos mucha oportunidad de hablar. ¿Cómo están todos?

—Bien —respondió ella—. ¿Cómo va la escuela?

—Finalmente conseguí mi título de abogado —dijo, y negó con la cabeza—. He estado trabajando duro para comprar mi primera casa.

—Eso es lindo —dijo ella y se sonrojó ante la mención de su casa.

Las casas eran una gran cosa para su raza. Las casas eran sus anillos de compromiso y que él considerara tener su propio lugar, significaba que había renunciado a la espera de su pareja. Jen comprendió las implicaciones.

Jonathan, sin embargo, sólo se centró en una cosa y su monólogo interior y exterior era todo lo que yo podía oír.

Guau, se ve tan bien.

—María ha resultado ser una pequeña belleza, ¿eh? —dijo nervioso.

Ah, tan idiota. Ella no quiere tener nada que ver contigo, hombre.

—Sí —dijo Jen y colocó su cabello detrás de la oreja—. Es un lío.

Ah, me encanta cuando hace eso.

—Lo apuesto. Um... ¿quieres un trago? ¿Te puedo conseguir un vaso de té o algo?

Jen se detuvo, sus pensamientos salvajes.

¿Por qué no? No es como si dolerá ni nada. Tal vez alejará a Bish de mi mente si nada más.

—Claro, me encantaría.

Él sonrió de alegría. —Muy bien. Ahora vuelvo. —Prácticamente corrió a cumplir sus órdenes.

Me paré riéndome y Jen codeó mi brazo mientras nos apoyábamos en la parte superior de la mesa juntas. —Cállate —dijo a través de una triste risa.

Él regresó con dos vasos y dulcemente me dio uno a mí también. Le di las gracias y empecé a darles un poco de espacio. Jen se dio cuenta y atrapó mi manga.

No te atrevas a dejarme con él.

Me mordí el labio para detener la sonrisa. Vimos el partido en el que Jonathan no tenía interés mientras se inclinaba junto a Jen. Pasó la hora entera tratando de llegar a puntos de interés únicamente para hablar con ella.

Había estado enamorado de ella desde que era pequeño. Tenían la misma edad y crecieron juntos. Una vez que llegaron a la edad adolescente, y Jen se desarrolló muy bien, él se enganchó. Nunca rompió ninguna regla de citas, pero lo haría si ella se lo pedía.

Cuando fue el turno de jugar de las chicas, me entusiasmé. Hoy tenía una ira y una frustración que necesitaban ser resueltas. Jen no quería jugar, pero quería deshacerse de Jonathan por lo que estaba en mi equipo, junto con Waliyha.

Me parecía raro jugar en nuestras ropas normales, a pesar de que todas jugamos descalzas. Yo estaba en un vestido por amor de Dios, pero a nadie más le parecía extraño. Ataron estas fajas amarillas en nosotros y azul en el equipo contrario.

Tomamos nuestro lado y nos preparamos. Había que jugar con las manos detrás de la espalda en todo momento en sus reglas, así que enlacé los dedos detrás de mi espalda y traté de no rodar los ojos por las elecciones de música. Hasta ahora habíamos oído de The Way You Make Me Feel de Michael Jackson, Sunday Bloody Sunday de U2 y Free Fallin de Tom Petty. Estas personas estaban gravemente atascadas en los años noventa, en serio.

Sonó el silbato —¿Qué pasaba con el silbato?— y comenzamos. Cerré mi mente. No quería ser una tramposa, leyendo sus próximos movimientos directamente de sus cabezas. Iba detrás de la pelota y fui golpeada por mi lado izquierdo. Caí sobre mis rodillas y levanté la mirada para ver lo que había sucedido. Waliyha rebotó feliz y me devolvió la mirada.

—Ups —articuló y se rió.

Oh, era ahora. Me levanté y fui tras ella.

—Estamos en el mismo equipo, sabes —dije en voz alta mientras finalmente recuperaba el balón y lo pateaba a Jen.

—¿Ah sí? —dijo sarcásticamente—. Pensé que éramos enemigas mortales.

—Cómo quieras —le dije, y choqué su hombro con el mío mientras me deslizaba entre ella y alguien del otro equipo. La oí gruñir y echar humo detrás de mí, pero no miré hacia atrás. Una muchacha del clan Petrona tenía la pelota y fue cambiándola de un pie a otro, pero no moviéndose mucho hacia la meta. Me abalancé desde atrás y se la robé. Le di una patada fuerte una vez y pasó como un rayo derecho dentro de la meta. Me preguntaba si alguien había usado su habilidad para hacerme ganar ese tiro. Parecía muy limpio y cerrado para alguien que ni siquiera jugaba fútbol.

Escuchamos el silbato y estábamos a punto de ir de nuevo cuando vi a Harry por la puerta. Mi respiración se detuvo y me encontré corriendo hacia él.

Cambios (Harry Styles y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora