12 de enero de 2022
Tessa
Tenían razón. El entrenamiento nocturno era más fácil que el diurno, aunque eso no quitaba cuánto ardían los músculos. Habíamos hecho todo tipo de abdominales, flexiones y más entrenamiento físico básico. Luego, habíamos pasado a las peleas. Pronto nos pondrían a luchar entre nosotros así que teníamos que tener un buen dominio de las artes marciales.
Podía enorgullecerme de que había entrenado mientras estuve sola, descubriendo mi propio cuerpo y las formas de moverme y atacar (nunca se sabía cuándo lo podía necesitar), pero jamás había practicado un arte en específico.
—Reúnanse todos —ordenó Andrew, quien se encontraba sobre unas colchonetas azules. Nos paramos a su alrededor y esperamos a que comenzara a hablar—: Dentro de un mes, serán evaluados en todas las áreas, no solo en la de lucha, por lo tanto, deberán comenzar con su entrenamiento ahora mismo.
Me incliné hacia Kara y susurré:
—¿No que era liviano?
Se encogió de hombros y miró a su próximo exnovio con el ceño fruncido, concentrada. Me crucé de brazos y observé que Andrew llamaba a una chica al azar y se ponían en posición de pelea y le ordenó lo atacara. Ella le tiró una patada al hombro, la cual él esquivó y atacó con una serie de puños que dejaron a la chica momentáneamente sin aire.
—Primero, no dejen que los golpeen. Intenten desviar los golpes, no los absorban —dijo, ayudando a la pobre que se había sentado en el suelo—. Alex, te toca. —El aludido se acercó con una sonrisa burlona en los labios y se puso en posición, con los brazos ligeramente estirados a la altura de la cara, sin extender demasiado los codos.
Alex acometió con los puños, los cuales Andrew esquivó con sus brazos, mostrándonos la técnica. Luego, pelearon de verdad. El imbécil infiel lanzó una patada tras otra, que el comandante esquivó con agilidad. Flexionó la cadera y levantó su pierna derecha, impactando contra el abdomen del rubio.
—Bastardo —murmuró. Él le palmeó la espalda y volvió a su fila junto a los demás. Andrew tardó unos segundos en recuperar el aire y luego dijo—: Aprenderán a dominar las técnicas más básicas y luego las pondrán en práctica en la colchoneta. Pónganse en grupos de tres.
Rápidamente, tomé a mi amiga por el brazo, haciéndola reír. Carter apareció a nuestro lado y rodeó nuestros hombros.
—Señoritas, prepárense para ver cómo les parto el trasero —bromeó. Ese chico realmente tenía el ego en el Olimpo—. Comencemos. Tess, ya que eres nueva, te daré el honor de ser la primera en golpear este atractivo cuerpo. —No aguanté más y me doblé en dos de la risa, obteniendo su mejor mirada de ofensa—. Hieres mi hombría.
—Aún no. Cuando acabe contigo, sí.
Abrió la boca, miró a Kara y me señaló acusatoriamente con el dedo índice.
—Acaba de responderme —soltó incrédulo. Kara alzó los pulgares hacia arriba, para indicarme que estaba de mi lado—. Eso es traición.
—Calla y pelea, hombrecito —continué fastidiándolo. Nos pusimos en guardia y él lanzó un puño lentamente, dejándolo suspendido en el aire a centímetros de mi rostro—. ¿En serio? Eso no es una pelea.
—Primero debes aprender las técnicas para... —comenzó a explicar, pero no lo dejé terminar y agarré su brazo, retorciéndolo y llevándolo al centro de su espalda. Él soltó un gemido de dolor y se sacudió un poco para que lo soltara—. Maldita sea, tienes fuerza.
No le respondí y volví a ponerme en posición. Esta vez, lanzó el puño a la velocidad correcta y yo lo intercepté con mi muñeca, apartándolo de mi camino. Habíamos iniciado una pequeña lucha de manos. Unos minutos después, me dio el visto bueno y fue el turno de mi amiga. Me quedé parada a su lado, observando cómo se reían y se divertían mientras practicaban los bloqueos. Me mostraban las formas correctas de todo tipo de ataque y defensa para que pudiera copiarlos, sin embargo, con sus expresiones me reía más de lo que aprendía.
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1. La extraña ©
Science FictionAlgunos años atrás, la sociedad funcionaba de manera relativamente normal. La gente caminaba por las calles hablando, riendo, sin otra preocupación que tener comida rica en la mesa, comprarse ropa de temporada o tratando de que los bandidos no les r...