Estrategia

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Refugio de Oregón

11 de febrero de 2022

Tessa

Me desperté gracias al estruendo de la alarma de mi teléfono. Eran las seis de la mañana y teníamos que levantarnos para el ejercicio matutino. Refunfuñé y me cubrí con la almohada.

―Vamos, dormilona. ―Hice un ruido negativo con la garganta. Como consecuencia, me destapó completa―. Vístete rápido. Alex nos quiere listos en quince minutos.

―¿Quince minutos? ―murmuré molesta mientras me colocaba las botas―. Ese es el tiempo que tenemos para desayunar.

Me tendió un café y unas galletas que habíamos preparado el día anterior. Bebí todo el contenido de un tirón, arrepintiéndome por lo caliente que estaba. Dejé la taza en el fregadero y me dispuse a vestirme mientras masticaba una delicia de chocolate.

La última semana había resultado agotadora entre las prácticas del ejército y las emociones confusas que sentía hacia Alex. No sabía la razón por la cual mi cuerpo se convertía en una masa gelatinosa cuando estaba cerca de mí, o por qué deseaba besar esos mullidos labios. Después de pensarlo mucho, llegué a la conclusión de que era una simple atracción. Entonces, ¿por qué mi corazón se aceleraba tanto cuando lo veía o pensaba en él?

―Tierra llamando a Tessa ―dijo Kara, pasando su mano frente a mi cara.

―Perdona, ¿qué decías? ―respondí, sintiendo mis mejillas arder―. Basta, no sonrías así.

―No puedo no hacerlo. ―Me picó el estómago, logrando que me retorciera―. Te decía que Alex ya nos está llamando.

Mi corazón dio un salto al oír su nombre. Lo sucedido en el Gimnasio 1 pasó frente a mis ojos como un flash. Me había besado. En realidad, no había sido un beso, solo había posado sus labios en los míos por una milésima de segundo. Desde ese momento, no podía evitar pensar en cómo sería uno de verdad.

Quizá fue por eso que mis piernas temblaron cuando lo vi afuera, con su porte erguido y esos ojos oscuros que me enloquecían.

Al verme, me dirigió una pequeña sonrisa, que desapareció demasiado pronto para mi gusto, y comenzó a caminar.

―Bueno, soldados, como saben, hoy se hará un control especial en toda la base para asegurarnos de que todo esté funcionando como se debe ―informó.

Por el rabillo del ojo, divisé a Kara tensarse. Era extraño, rara vez lo hacía, así que me incliné.

―¿Estás bien? ―le susurré, tocando brevemente su brazo. Me respondió con un asentimiento corto antes de mirar fijamente a Alex―. Bueno, luego me cuentas.

Me callé cuando vi que Alex caminaba frente a nosotras.

―Se dividirán en grupos y registrarán cada zona. Si ven algo sospechoso, no duden en notificarlo. Recuerden que este es un lugar seguro y nadie debería romper esa paz. ¿Quedó claro? ―Se alzaron murmullos afirmativos―. Bien. En la noche tendremos nuestro primer juego de estrategia.

Carter, a mi izquierda, sonrió a lo grande y golpeó la cadera de Kara. Ella le devolvió el gesto con más fuerza y yo reí. Parecían niños jugando a los empujones.

―¿Estrategia? ―le pregunté a mi amiga. Ella asintió con la cabeza y abrazó mis hombros―. No sé si eso me asusta o me emociona.

―Eres muy buena en todas las áreas. ¿Cómo podrías ser mala en esto? ―dijo Carter, mirando fijamente a Andrew.

1. La extraña ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora