61

3.2K 211 19
                                    

Narrador omnisciente:

El trio de los dos pelirrojos y la castaña contentos se equiparon para su huida del colegio, sin el director Dumbledore, no encontraban sentido al seguir ahí soportando a tan fastidiosa bruja. Montaron sus escobas desde los vestidores del campo de Quidditch, y volaron hacia el colegio.

En el Gran Comedor, donde se está llevando a cabo el examen TIMOS de la, ahora directora, Dolores Umbridge. El trío de chicos entró al tan callado salón, creando un ruido que sobresalto a todos los presentes, con mucho ruido y petardos reventando por todo el salón, hicieron volar todos los exámenes. Revoloteando en el lugar, hicieron un gran desastre con sus artículos.

¿¡Listos!?- preguntó la castaña.

¡Ya!- gritarón los tres juntos.

Soltando un petardo que tomó forma de un dragón gigante de pólvora. El dragón siguió a la bruja que tanto odian y salieron de ese espacio, donde compartieron lindas comidas juntos, no sin antes jugarle bromas con la pirotecnia a aquel rubio insoportable de apellido Malfoy, o ese compañero del ED con el que alguna vez peleo la castaña, de nombre Seamus.

Siguiendo con el alboroto llegaron al patio, con una multitud de estudiantes detrás de ellos, emocionados y nostálgicos, ¿Quién diría que después de todo, tres baules entrarían en un maletín que, ahora, estaba en el bolsillo de la chica? Siguieron lanzando bromas pesadas a aquellos que se lo merecían, y finalmente, el último petardo fue arrojado, escribiendo en el cielo con letras rojas:

WEASTTER

Claro que la chica no se iría sin despedirse de su hermano, por ello dejó una carta sobre su cama. Luego de que el nombre cubrió el cielo, volaron atravesando aquellas letras relucientes, marchándose así del colegio.

Volaron durante un buen rato sin descanso, hasta llegar a la madriguera, su hogar. Sin duda Molly quería matarlos, pero lo hecho, hecho está.

¿¡Qué harán ahora!?- preguntaba enojada la madre de la familia.

Permíteme Molly- dijo la castaña sonriente- Pero cumpliremos nuestro sueño, y comenzaremos desde ahora.

A Molly le dolió ver como la castaña se unía a sus hijos, pero lo debía de aceptar, tarde o temprano. Los tres subieron a su habitación, dejando a la mujer dolida abajo. Pero pronto tendrían éxito, eso era lo más seguro para ellos. Con un movimiento de varita, el maletín volvió a la normalidad, sacaron los baules y antes de desempacar, comenzaron a platicar.

Ahora- comenzó uno de los dos gemelos- ¿Qué haremos?- sonrió, la adrenalina de su despedida fue increíble.

Hay que ir por ese local- dijo la castaña feliz, si bien sus visitas al callejón Diagon no eran frecuentes, buscaban locales disponibles, y junto había uno.

By: K.S

BromasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora