Treinta.

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Elena

-¿Entonces?- Bonnie mira sorprendida- ¿Te dieron la casa?

-Si- respondo con una sonrisa.-Ya legalizamos las escrituras, asi que solo yo puedo invitar a... ya sabes ciertas personas.

Miramos al abogado de Diane.

-Tu propio personal de seguridad- murmura Bonnie.

-Supongo- murmuro.

-No envidiaría limpiarla- se burla Bonnie.

Sonreímos al terminar de firmar los papeles y acompañamos al abogado afuera.

-Esto es todo desde ahora usted es la nueva dueña de la casa- se despide dejándome copias de los papeles.

-Gracias- murmuro.

-¿Todo listo?-pregunta Karina y asiento.

Karina acompaña al abogado hasta su auto mientras Stefan y Damon se acerca a la puerta pero no pueden entrar.

-Stefan está invitado a mi casa- sonríe al entrar dándome un corto beso.

Escuchamos a Damon carraspear su garganta para llamar la atención.

>>Pueden pasar.

Karina y Damon pasa normal, Bonnie me pasa mi bolso.

-¿A dónde van?-pregunta Karina.

-A clases- respondo tranquila.

-Elena, no te dimos un lugar seguro para que no esté en el- dice Stefan serio.

-Klaus esta por ahí afuera- se queja Damon.

-Ahora me sentiré segura al dormir ya que sé que nadie entrara, pero no puedo vivir como prisionera.- los miro a los tres- Además donde yo lo veo el lado más seguro es con Bonnie.

-Bueno, no veo porque no- murmura Karina- Bonnie tiene el poder para matar a Klaus.

Asiento agradeciéndole que esté de acuerdo antes de tomar el brazo de Bonnie para salir.

-Espera iré con ustedes- dice Stefan detrás de nosotras.

Pasamos por todo el desastre de los carteles de la fiesta de esta noche la última que daría la generación de Meliza. Intento que Stefan se anime pero niega hasta que convenzo a Bonnie de ir y es que no le quedara de otra si yo voy sé que el ira.

Ric entra demasiado ausente y perdido de los temas.

-Los sesenta- gruñe- Deseara que hubiera algo bueno exacto por los Beatles, eran pasables... ¿Qué más paso?- camina a un lado a otro- Los misiles a cuba, caminata a la luna, Watergate...

-Watergate fue en los setenta, Ric- le corrijo.

Todos me miran.

>>Perdón... señor Saltzman- me corrijo.

-Tienes razón- admite Ric- Los setenta, los sesenta me confunden, gracias Elena.

-Tienes razón- admite Ric- Los setenta, los sesenta me confunden, gracias Elena

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Meliza SommersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora