Apoyo de Amistad (Ishtar/Lilina)

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Aun con todo el entrenamiento extra que había estado realizando desde que regresaron de Múspell, Lilina seguía frustrada al no ser capaz de volver a replicar todo el enorme poder de su legendario tomo como en aquella ocasión.

Desde aquel día sus ataques mejoraron mucho, pero no era capaz de evocar nuevamente el gran potencial de su libro Forblaze y... genuinamente se estaba preguntando si en aquel momento solo logro por un extraordinario golpe de buena suerte.

Lilina estaba consciente de que no era precisamente la mejor maga de su mundo, no era tan rápida a la hora de lanzar hechizos a comparación de Raigh y Lugh y, aunque su poder mágico era bastante fuerte, no se compraba con el aplastante poder de Iris que... incluso siendo un par de años menor que ella, era por mucho la maga más talentosa de su grupo...

A veces se preguntaba seriamente cómo, existiendo gente tan extraordinaria como Iris, ella hubiera sido elegida para portar tan poderoso tomo...

Lilina suspiro un poco cansada, observando las quemaduras que sus ataques dejaron en el suelo de la sala especial para entrenar magia, no pretendía destruir la sala, pero era terriblemente notoria la nimiedad de aquellas marcas a pesar de su mejor esfuerzo, en especial comparándolas con las de otros de sus compañeros.

Cerró su tomo con una expresión cansada, llevaba horas practicando y no era capaz de sentir ni siquiera una brasa de aquel poder que utilizó... quizás necesitaba la ayuda de alguien que fuera capaz de controlar tomos con semejante poder.

Solo podía recurrir a una sola persona, alguien que era la epitome de la elegancia, la rectitud y la responsabilidad que toda dama noble debía representar y, una de las magas más poderosas que hubiera conocido.

Ishtar despertaba con una sonrisa en sus labios, percatándose de que era bastante tarde y, aunque en otras circunstancias eso hubiera sido terriblemente mortificante para ella, en esos momentos era lo que menos le importaba.

El tratamiento con esas aguas con flores y sales aromáticas habían hecho maravillas con sus cansados músculos, al punto que aquella molestia que sintió en su espalda durante días, luego de recibir un golpe de hacha en la espalda de aquel príncipe de cabellos celestes y armadura verde, desapareció por completo.

¡Qué bien se sentía que tu espalda no te destrozara el espíritu solo por existir!

Ishtar se acomodo perezosamente en su suave cama, agradeciendo infinitamente el regalo que le hizo Phyria en su cumpleaños, una piyama de su mundo que no solo era de una tela increíblemente suave, sino que también era tan holgada que le daba la máxima comodidad posible, no recordaba la última vez que porto una ropa que no se ajustaba demasiado a su pecho y era agradable reencontrarse con aquella vieja sensación.

Abrazó su almohada con una sonrisa cómoda, ahora entendía porque Phyria pasaba largos periodos acostada simplemente relajándose, no había nada mejor que eso luego de haber luchado tan ferozmente.

Disponiéndose a dormir un poco más, Ishtar acomodo mejor su almohada lista para entregarse a un cómodo letargo cuando unos golpes en su puerta le interrumpieron...

...

De verdad quería fingir que no estaba ahí... quizás si lo ignoraba lo suficiente la persona se iría...

Al cuarto toque Ishtar suspiró con resignación, entendiendo finalmente porque Phyria a veces respondía a su puerta como si la hubieran arrancado de algo muy valioso.

Poniéndose de pie y sin prestarle mucha atención a su aspecto, se acercó a la puerta y la abrió cansada, sorprendiéndose de encontrar a Lilina frente a ella.

-¿Lilina, sucede algo?-cuestionó Ishtar algo preocupada, regularmente cuando Lilina la buscaba era por alguna emergencia.

-Ishtar, sino no tienes problemas, ¿Puedo platicar contigo sobre algo importante?-quiso saber Lilina algo apenada, a pesar de que le llamó la atención que Ishtar no estuviera con su pulcro y perfecto aspecto como era habitual en ella.

Ishtar la hizo pasar algo preocupada, esperando que Lilina no se encontrara en un grave problema, le tomo unos momentos hacer algo de té para que las dos bebieran mientras conversaban y con todo listo no tardo Lilina en expresar su preocupación, afortunadamente la petición de Lilina era bastante simple y, ella estaba más que encantada de apoyar a una de sus queridas compañeras.

-Entiendo, si quieres mañana comenzaremos a entrenar luego de las misiones diarias-comenzó a decir Ishtar con cierto animo-Estoy bastante segura de que con la tutela adecuada, serás capaz de sacar todo el potencial de tu tomo sin problemas-expresó Ishtar con una sonrisa segura.

-Muchas gracias Ishtar-expresó Lilina en tono agradecido-Prometo que entrenare mucho y no desaprovechare tus enseñanzas-aseguró Lilina con cierto ánimo.

-Estoy segura que si, en especial porque realmente tienes un gran talento para la magia-afirmó Ishtar con una sonrisa alegre.

Lilina no pudo evitar sonrojarse por aquel halago... que una persona del calibre de Ishtar digiera eso sobre ella, era algo increíblemente reconfortante.

Luego de que Lilina se despidiera jurando que sería la mejor alumna que haya adiestrado, Ishtar cerró su puerta sintiéndose satisfecha por lo sucedido, ahora solo debía comenzar a preparar algunas notas y organizar el entrenamiento para asegurarse de que Lilina recibiera la mejor instrucción posible.

Estaba a punto de acercarse a su escritorio para trabajar, cuando observó su cómoda cama... ver su cama en aquella posición perfecta donde podría acostarse y sentir como su colchón consentiría su cansado cuerpo, era una tentación que le estaba costando ignorar.

Ishtar se mantuvo firme de no caer, no era como si no pudiera volver a acostarse en su cama cuando terminara... aunque... quizás era la primera vez en años donde sentía su cuerpo tan ligero y relajado... y también siendo honesta consigo misma, aquel colchón era incluso mejor que cualquiera en el que hubiera descansado en toda su vida...

...

...

...

Bueno... estaba segura de que la Ishtar del futuro podría hacerse cargo de las notas luego de tomar una pequeña siesta.

Ishtar volvió acomodarse en su cama, cobijándose con las mantas que abrazaban y protegían su cuerpo del ligero frescor del ambiente y, mientras dejaba que el sueño poco a poco se apropiara de ella, recordó las sabias palabras de Phyria: "Todos el mundo necesitaban por lo menos una vez en su vida ser flojos". 

Una "aventura" en Fire Emblem Heroes 2ndDonde viven las historias. Descúbrelo ahora