Especial Año Nuevo

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Seúl, Corea del Sur.
Dos años después
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El reloj marcaba las seis y media de la tarde, el timbre fue tocado dos veces antes de que la puerta fuera abierta y la pareja de chicas con la pequeña niña entrara en la casa. SaeHun tenía en sus brazos a una Haneul de tres años, quien sonreía en grande y con sus ojos en dos pequeñas medias lunas. Morgan traía un bolso negro, donde traía más ropa para la pequeña Haneul, y, en un bolso aparte, traía más alcohol para esa noche y más snacks.

– ¡Bienvenidas! –exclamó la muchacha con su hijo de dos años en sus brazos, dándoles espacio para que pudieran entrar– Pasen, pasen –las muchachas acataron, riendo cuando escucharon el grito de SunHe– ¡Mark! ¡Mark, trae dos mojitos más!

Las chicas fueron a los sofás, tomando asiento y dejando que su hija corriera a jugar con el pequeño hijo de la pareja dueña de casa, viendo como ambos se abrazaban con dos sonrisas bastante grandes y sus mejillas levemente teñidas de rosa. Sae no dudó en tomar una foto, su novia viéndole con una ceja alzada.

–Para el recuerdo –fue lo único que dijo, besando su mejilla y poniéndose de pie en cuanto su amigo se vio trayendo la bandeja, luchando con los dos pequeños para no caer.

Sae tomó la bandeja, dejándola en la mesilla de té, tomando ella una y extendiéndole la otra a su novia. La parejita de niños que jugaba en la alfombra resultó ser la cosa más tierna cuando Sun y Sae voltearon a ver a sus hijos, viendo a ambos jugar a la casita con las muñecas que Haneul había traído, cuatro barbies y dos Ken, y era curioso que estuvieran personalizados.

–Creo haber visto a esa pelirroja en algún lado, ¿Qué dices tú? –comentó entre risas a muchacha, viendo a los dos niños jugar.

Había una Barbie con su cabello hasta su cintura color rojo manzana, otra con su cabello cortado como lo usaba Mariam, color negro; una con su cabello atado en un tomate* con su fleco y mechas delante de su cara, y finalmente había una con su cabello largo negro hasta su cintura.

–Sí, creo que he visto a esa tomboy en algún lugar –señaló entre risas.

–¡Mamá eres tú! –exclamó el pequeño, alzando la Barbie que vestía un lindo vestido celeste pastel– Y papá está acá –dijo, alzando un Ken con sus cabellos peinados como su padre, negros– Y se aman mucho, ¿Ves? –uniendo sus manos, alzó ambos muñecos.

–Dios, hijo –Mark entró a la sala, dejando un bol con papas fritas y más snacks para los pequeño sobre la mesilla, con la ayuda de SuJin– La Barbie es igual de fea que tu madre –exclamó, ganándose un golpe suave en su hombro de parte de su novia.

–Romántico, papá –celebró el niño, alzando sus manitos y aplaudiendo.

La puerta fue tocada dos veces, escuchando las risas bajas de un grupo de niñas. Mark tomó la mano de su hija de doce años, viéndole sonreírle– Ve a por tu mochila, yo les abro. –SuJin asintió, subiendo las escaleras.

Ni bien la puerta fue abierta, un grupo de chicas vestidas con diferentes vestidos ligeros se presentaron frente a él, Mark sonrió y entregó los regalos que él y SunHe habían preparado para el grupo– La presentación navideña de este año fue espectacular, –halagó, entregando al mismo tiempo los regalos de cada una– no tuvimos tiempo de entregárselos el día de la presentación ni en navidad ya que estábamos donde mis padres; pero acá tienen nuestros regalos y premios, de parte de Sun y yo. Sigan así –felicitó, revolviendo suave los cabellos de cada una– Y disfruten sus regalos, SuJin los escogió para cada una –guiñó– Y no olviden tomar muchas fotos y enviármelas, ¡Sobre todo si le dibujan en la cara a SuJin!

Quédate conmigo | Mark Lee | Libro#2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora