Quédate conmigo | Mark Lee | Libro#2

Especial | Mariam & SaeHun 2

SaeHun movió sus pies de manera automática, ansiosa, a la puerta, riendo nerviosamente con sus amigas cuando su mano llegó al pomo de la puerta, agitó sus manos con una sonrisa traviesa y ahogó un chillido. Estaba tan malditamente emocionada y nerviosa.

Mariam había ido esta mañana por un nuevo corte de cabello y a cambiar su tono de cabello, anteriormente había mencionado a su novia que iba a cortarse el cabello como un chico, que le gustaba la idea de probar algo nuevo a lo habitual de siempre, y que, si no le gustaba, muy posiblemente usaría extensiones hasta que su cabello creciera.

Y sus amigas no tardaron en darle una excelente idea; transformar a Mariam por un día, que su novia fuera su novio por un día entero.

Y claro que iba a cobrar el "puedes pedirme lo que quieras" del día en que le dio la noticia que se iría a Chile por un mes o quizá más, y lo iba a usar muy bien.

La puerta fue abierta y cerrada al mismo tiempo, con la velocidad de la luz la cerró de un portazo al mismo tiempo que soltaba un chillido demasiado agudo para quien estaba detrás de la puerta, analizando lo sucedido y cubriendo sus oídos cuando el chillido no fue uno, sino cuatro. Podía jurar que estaba, además de su pelirroja, Kim, Sarah y SunHe. Y demonios, las tres chicas restantes chillaban igual o más fuerte que su novia.

La puerta fue nuevamente abierta, y suspiró con satisfacción cuando el cuerpo de su novia se estrelló con ella, la abrazó de la cintura con fuerza, enterrándose en su cuello con una sonrisa complacida.

-Linda bienvenida, Dolly.

La chica pelirroja acarició su cabello con una mano, aun con el abrazo intacto, sonriendo como tonta cuando los mechones, ahora castaños claro, se enredaron en sus manos. Estaba demasiado feliz de como su novia se veía con ese nuevo corte y estilo. Estaba enamorada por segunda vez.

-Te vez hermosa –susurró con una sonrisa boba al separarse.

-Gracias, pero sé que las chicas no están aquí para verme con mi nuevo corte, anda, dime que planean –dijo con una risa entre palabras, la menor no evitó el lindo sonrojo en sus mejillas.

Acarició la mejilla de la pelirroja, sonriendo como tonta cuando su novia se dejó hacer en su tacto, dejando caer su rostro en su mano cuando sus dedos buscaron acariciarle cerca del lóbulo.

-Lo siento, no te avisé.

-No te preocupes –suspiro, dejando un beso sobre sus labios antes de adentrarse más en su casa y poder sonreírle a su novia al separarse- Entremos con ellas –la pelirroja asintió, esperando a su novia cuando esta se puso de cunclillas para poder sacarse sus zapatos.

Entraron tomadas de la mano a donde estaban sus amigas, escuchando de inmediato como estas chillaban de nuevo y corrían a buscar tocar a su novia. Sae sintió un pequeño malestar cuando Sarah se acercó a donde ella, alzándose en sus puntillas para poder tocar la cabellera. Mariam la alzó de la cintura con una risa, Sarah, con su metro cincuenta, aun no podía alcanzar a Mariam con su metro sesenta y nueve, casi setenta.

Sae frunció su ceño y sus labios cuando Sarah rió y se hizo bolita en el aire, aun siendo cargada por Mariam, quien reía junto a ella. Demonios, esto era tan nuevo.

Las chicas se separaron de la nueva castaña, quien suspiró y se dejó caer sobre el sillón individual frente al sofá, donde todas se sentaron, menos SaeHun. Esta última se sentó en sus piernas, abrazando su cuello con posesividad, dejándose caer en su hombro y envolviendo ella misma su cintura con la mano ajena. Mariam quiso reír en grade cuando su menor gruño al ver a Sarah verles con una sonrisa.

-Bueno, ¿Qué tienen en mente, grupo de diablas? –las chicas rieron con ese apodo.

-Pues verás, amor –y esta vez Mariam no ocultó su risa cuando Sae usó un término dulce y cargado en la frase, el "amor" nunca lo usó, siempre eran otros apodos- ¿Recuerdas lo que me dijiste hace unas cuantas noches?