Capítulo 17 | Largo

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Salió del baño dando un gran suspiro, atando la bata que ocultaba su desnudez. Habían pasado toda la tarde entre dulces masajes, deliciosos baños con aguas florales, tratamientos de spa y exquisitas comidas donde su principal ingrediente era la fruta.

Exquisita tarde.

Los masajes habían relajado a ambas, deleitando sus pieles con las fuertes manos de los chicos que se habían ofrecido a darles tal atención, dejando cubiertos por paños húmedos su trasero, sus cuerpos boca abajo mientras que sus espaldas recibían la merecida atención de aquellas grandes y venosas manos.

Delicados masajes por sus espaldas, suaves caricias en sus cabezas de parte de algunas chicas que habían llegado, y relajándose completamente cuando la dulce música inundó sus oídos junto al delicioso aroma del narciso inundar sus narices. La mejor tarde.

Ahora era tarde, pasaban de las doce de la noche cuando habían logrado acabar con el plan de inicio. Kim había invitado a todas a las tan mencionadas termas nudistas, pidiendo a cada una que se diera un baño antes de ir, por lo que todas acataron aquella petición.

SunHe había acabado hace poco de darse su baño, sonriendo cuando notó el cambio drástico en su piel. Su piel luciendo más brillante, viva, delicada y suave al tacto, diferente a la expresión tensa con la que había ingresado, ahora su cara notaba paz.

Salió de la habitación con rumbo donde estaban sus amigas, siendo ella la última en llegar, esperando llamada de Mark. Habían pasado ya al menos tres horas desde el último mensaje, donde claramente el chico prometía llamarle. No llamó.

Suspiró, limpiando sus pies a la entrada de donde estaba el gran apartado, secándolos con una toalla de mano que estaba a un costado.

Era un lugar hermoso, abierto, con una gran pileta circular en medio, siendo decorada naturalmente, casi incrustándola en el natural y hermoso paisaje que cruzaba la cerca de madera oscura que separaba el exterior de ellas, grandes hojas decoraban los bordes, flores de bellos colores llamativos y burbujas que salían de las paredes de la pileta. Detrás de ellas, en pequeños altares, había pequeñas fogatas, dándoles el calor perfecto.

Tan cálido.

–Venga, entra ya –pidió Kim, alentando a su amiga a entrar.

Toda estaban ya dentro, con sus ojos cerrados algunas y otras hablando mientras bebían de la copa que Kim había repartido y servido hace un rato. La chica, aun con bata, se deshizo de ella, dejándola en el perchero que estaba en la pared, sintiendo la brisa recorrer su cuerpo. A paso medio rápido avanzó, entrando de a poco sus pies al agua, sintiendo de inmediato la calidez de esta en su cuerpo. Tan deliciosa.

Se sentó junto a Mariam, Sae y Kim, las dos primeras compartiendo un solo espacio, estando la menor sobre las piernas de Mariam, de modo que Mariam miraba al frente y Sae al lado.

–¿Te gusta? Es relajante –Kim ofreció la copa con una mezcla de licores que hacían que el resultado final fuera un degradado de morado a rosa.

–Bastante –recibiendo la copa, asintió– Gracias.

–Es increíble como todas dejaron que yo guiara esto y que no les costara nada entrar desnudas –Kim sonrió, bebiendo de su vaso.

–Somos chicas, amigas ¿Por qué debería de ser difícil?

–Mariam y Sae eran amigas también –Kim llevó otro trago, viendo como las mejillas de SaeHun se teñían de rojo.

–Es diferente –habló Mariam, defendiendo a la pelirroja– Ninguna tiene sentimientos a las demás. Creo.

–Tienes razón –Kim se impulsó al frente, semi nadando hasta SunHe, quien bebía tranquilamente el licor de su copa, al ver a Kim acercarse abrió sus brazos, dejando que ella se subiera a sus piernas– Es cómodo –después de abrazarse a su amiga, comprobó que era cierto, además que las burbujas de calor llegaban directo a su espalda.

Quédate conmigo | Mark Lee | Libro#2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora