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Despertaron con la luz del sol, Mark viéndose en la obligación de esconder su cara en la almohada, gruñendo por lo bajo y removiéndose, escondiéndose en el hombro de su novia para evitar el sol. Pero pronto fue el calor que le provocó la luz, y el mismo de este, que le hizo destaparse.
–Maldición –termina por levantarse, escuchando de inmediato el llanto de su hijo.
Lo amaba, pero en esos momentos quería llorar con él, quería seguir durmiendo y el sol no lo dejaría y el llanto de su bebé tampoco ayudaba a su dolor de cabeza. Lo carga, meciéndolo y arrullándolo con siseos.
–Vamos, bebé –bosteza, viendo recién la hora en el reloj. Aún eran las ocho y él estaba en pie, en sus vacaciones– Ayúdame y duerme, ¿Si? Y te permitiré entrar con mamá –y el bebé deja de llorar para verle con sus ojitos más grandes.
Mark ríe, besando su frente– Ya sabía yo que querías a mamá.
Lo abraza con cuidado, dejando que el cuerpecito de su bebé se deje caer en su pecho, su cabecita en su hombro. Se arrodilla en el colchón, dejando al bebé entre el cuerpo de SunHe y el espacio en donde él estaría, viendo como él veía el techo y movía sus manos. Tierno, pensó de inmediato.
Y no fue mucho lo que tardó en seguir durmiendo, cerrando sus ojos y cuidando a su bebé con una mano en él, pero la voz y el golpe de la puerta lo hizo despertar de inmediato. ¿Es que nadie quiere verlo dormir en paz?
–¡Papá! –su pequeña y su amiga entran a la habitación, riendo– Mamá, papá –y ahora es Sun quien despega su rostro de la almohada, viendo a sus dos pequeñas y notando el cuerpecito de su hijo junto a ella– La abuela dice que bajen a comer, iremos al parque Duryu, dense prisa –Ambas amigas abandonan la habitación después de decir aquello, siendo ellas mismas cuando cierran la puerta entre risas y bromas entre ellas.
–Agh –se queja el pelinegro, llevando sus palmas a sus ojos. No había dormido bien en toda la noche, y lo único que pedía era dormir un poco más.
–¿Estas bien, mi amor? –pregunta la chica, tomando una de sus manos para dejar un beso– Tenemos que levantarnos, podemos seguir durmiendo después de ir al parque, ¿Si? –ríe cuando Mark le ve con ojitos de cachorro– Venga, vamos.
Con pereza, el chico es jalado hasta quedar sentado en el colchón, renegando y tratando de volver a recostarse. Pero Sun simplemente lo sacó a, literalmente, patadas del colchón, provocando que el frío despertara de inmediato todo su cuerpo.
–Me iré a dar un baño –avisa la chica, sacando ropas de la maleta– Cuida de Nathan mientras.
Y Mark solo asiente. No quiere, de verdad no quiere levantarse. Para él hacía frío aun y el sueño que tenía encima estaba suplicando para quedarse en la cama y continuar durmiendo. El viaje fue largo, la tarde del día de ayer también, y obvio había acabado muy cansado, solo quería dormir y quedarse en la cama todo el día, pero también quería estar con su familia. Suspira, dándole el brazo a su hijo para que se acostara con él a ver televisión.
(...)
Ayudó a la madre de su novia a poner el servicio sobre la mesa, su novia estaba bañando a Nathan, por lo que tardaría un poco más en bajar. Todos estaban preparándose para salir, según lo que Seyin había dicho, era un gran parque, por lo que habría mucho que caminar y que almorzarían dentro. Y Sun tomó aquello como una salida demasiado peligrosa para Nathan.
Discutieron un poco sobre si era una buena idea, al final la mayor de la casa acabó por convencer a su hija de llevar a su nieto e ir ella también con ellos.
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Quédate conmigo | Mark Lee | Libro#2
Jugendliteratur-Segunda temporada "Amantes enmascarados". La vida de adultos parece ser complicada, comenzando juntos y con el apoyo mutuo de ambos. Pero ¿Será suficiente aquel amor como para soportar las tormentas que les esperan? - Contenido variado, desde las...