Capítulo 66

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Una semana después, cuando su cicatriz se vio tratada con cuidados respectivos y algo más sana, le dejaron volver a casa con el pequeño bebé. Ahora volvía a su hogar con su hija cargándole el bolso de Nathan y su esposo manejándole la silla de ruedas. Sí, continuaba débil, por lo que sus días fuera del hospital serán en su cama, pero en su casa. Eso era bueno, al menos podría estar con su familia.

–Dime si voy muy rápido, ¿Si? –la muchacha asiente, solo riendo.

Desde que había despertado el día después del nacimiento de su bebé, Mark no había parado de sobre protegerla; no podía comer por su cuenta, beber agua era bajo vigilancia y el dormir era acompañado con Mark viéndole como un búho.

Y hoy no había sido la excepción. Fue bañada, vestida, maquillada y peinada por Mark. Y fue demasiado divertido verle maquillándola con cuidado, dándole detalles que ni ella misma se daba cuando se maquillaba, peinarla como un profesional y vestirla igual. Y cuando pregunto cómo sabía todo eso, respondió; "Cuidé de Sarah desde que tenía nueve y he crecido siendo un padre, vestir a una mocosa que no quiere ir al colegio es como pelear con el jabón, peinarla era una prueba de muerte porque debía lucir bien con su peinado y uniforme, y claro, el maquillaje debe ser natural pero magníficamente perfecto"

Una risa salió de sus labios al recordar ese momento.

La silla de ruedas es detenida frente al auto de Mark, donde él le abre la puerta para cargarla como una novia, aún con el pequeño bebé en sus brazos, dejándola con sumo cuidado en el asiento del copiloto. Su hija subió después de haber dejado el bolso en el compartimiento trasero, acercándose a ella y jugando con la mejilla del bebé.

–Es hermoso –dice la niña, sonriendo enternecida. De verdad, en su vida pensó que sería hermana mayor, y tener a aquel pequeño niño frente a ella era como un sueño. Se sentía especial.

–Se parece a papá Mark, ¿Verdad?

La niña ríe, asintiendo.

Mark entra al carro, poniéndose el cinturón de seguridad y encendiendo el vehículo. La música mantenía un volumen moderado, la temperatura la había controlado y había puesto una manta sobre el cuerpo de su prometida, volviendo su vista en cada vuelta que daba para procurar que el bebé continuara durmiendo.

–Amor –recordando la llamada de su suegra, decide que es momento de hablarlo con ella– Tu madre llamó antes de ayer.

–Oh, ¿Y está todo bien allá? –mece al bebé cuando lo ve fruncir su carita.

–Sí, pero ella quiere saber cuándo iremos a verle.

–Podríamos ir la semana entrante, solo si no trabajas –el chico niega.

–Puedo hablar con Jungkook hyung para acompañarte a ver a tu madre, seguro entenderá –la chica asiente, descubriendo su pecho cuando ve al bebé buscarlo– Además, me dijo que estaría encantado de conocer al pequeño bebé –Sun voltea a ver a su novio, sorprendida– Le dije que estoy de acuerdo en eso, pero que antes lo hablaría contigo.

Sun asiente sin dudar. Es decir, el esposo de tu modelo favorito y cantante favorito quiere conocer a tu hijo, ¿Es que debería negarlo? Maldición, sería como si la divinidad más poderosa quisiera conocer a tu bebé. Estaría más que encantada.

–Claro que puede conocerlo, solo pregúntale cuando quiere venir a verlo para poder tener una cena de su nivel –y Mark suelta una risa, Sun le voltea a ver algo extrañada, ella no lo estaba diciendo de chiste.

–Mi amor, créeme que mientras tenga pizza y cerveza, Jungkook hyung es feliz.

–¿Cómo sabes eso?

Quédate conmigo | Mark Lee | Libro#2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora