Capítulo 56

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Se implora real y especial cuidado y precaución al leer este capítulo. Se tratará un tema sumamente delicado, gracias.








Miró sus manos, nerviosa. Mordió su labio inferior, buscando con sus ojitos acuosos a sus amigas por el largo del patio de su escuela, necesitaba unas palabras de apoyo, un simple "Todo estará bien" de alguna de ellas estaría genial para calmarse. Solo unas palabras, no tacto.

Había tenido de nuevo la misma pesadilla del recuerdo podrido de esos días, y se sentía asquerosa de nuevo. Las imágenes se volvían reales conforme más seguía hundida en ese paraíso al que muchos llaman "tierra de los sueños", para ella había pasado a ser el peor momento del día: cerrar sus ojos y soñar. Las pesadillas eran constantes desde que había vuelto con sus padres, el tacto repugnante de ese hombre, las manos, todo de él le resultaba asqueroso, y ella misma se daba asco cuando se miraba al espejo.

La debilidad de esos momentos, el depender de su tía, ser débil y no haber podido defenderse ella misma cuando ese hombre la encontró con su tía inconsciente, no haberle apartado de su cuerpo cuando se acercó, haber mordido tan fuerte la mano pero que aun así no se hubiera alejado de ella. Llorar desconsoladamente en busca de que su tía reaccionara y la ayudara, más esta estaba dormida, inconsciente y con hilo corriendo de su cabeza. Temió, tuvo mucho miedo cuando la respiración de ese hombre llegó a su mejilla y la lengua le tocó la misma, gritó, mas nadie llegó a su auxilio.

Y ahora, ahora se sentía atada de manos y sus labios parecían haber sido cosidos con un hilo invisible. No podía hablar con su madre, después de haber sido tan cercana a ella, ahora no podía decirle lo que más miedo le causaba, ¿Y si no le creía? ¿Y si no resultaba como ella esperaba? Bien simplemente podría decirle que todo había sido un sueño, o que había sido una alucinación por el miedo, pero, ¿Las alucinaciones se sienten tan reales? No, tuvo muchas cuando estuvo en ese sótano durante un mes y semanas más, tuvo alucinaciones y en ninguna sintió algo real. ¿Y si ella le decía que fue solo un sueño? ¡Cómo decirle el miedo que le despierta por las noches! El miedo recorriéndole en cada momento en que siquiera va al negocio de la esquina para buscar algo pequeño, como explicar que tiene miedo de salir del colegio y que la historia se repita, no poder comer ni dormir como lo hace la gente normal, no poder vestirse como ella gusta por los recuerdos de esos días, ¿Es que era una exagerada?

"Dile, venga, dile a tu madre sobre esto, ¿Te creerá? Solo eres una mocosa de diez años, ¿Quién mierda le creerá a una mocosa que sigue creyendo que Santa existe? ¿Cómo creer a alguien que aún piensa que los dulces que te dan en pascua los trae un conejo? Cierra tu boca si no quieres quedar en vergüenza" fueron las palabras exactas que YeSung le dijo, y aun rondan y taladran en su cabeza.

Sus amigas se han dado cuenta de su cambio, la muchacha que llegaba a la escuela y te abrazaba, la que amaba darte besos en cada momento en las mejillas, abrazarte hasta asfixiarte, la que gustaba de usar cortos y pantaloncillos, la que gustaba de ir solo con la blusa y no con grandes suéteres negros que dejaban oculta su figura. La misma que amaba su cabello largo, la misma que había cortado sus largos y hermosos cabellos negros para dejarlos hasta detrás de su oreja, incluso menos. Una niña que lloraba cuando la abrazaban, te alejaba y gritaba ahogado en su garganta, la misma que dormía en clases cuando sus amigas la cuidaban, la misma que buscaba siempre estar cerca o rodeada de quienes le brindan seguridad, ¡La misma niña que no puede salir de su escuela sin antes pedirle a una de las madres de sus amigas que la lleve a su casa! Esa es la niña que hoy está de nuevo llorando en la banca en el patio de la escuela.

Quédate conmigo | Mark Lee | Libro#2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora