Capítulo 34 | Extra largo

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Estaba lista. Un mes completo de preparación mental, económica y con su plan completamente hecho. Estaba caminando de la mano de su pareja hasta donde se encontraría con HyeJin, a las afueras del juzgado. Hoy era el día del juicio y estaba ansiosa, nerviosa y completamente dispuesta.

Ganaría, lo sabía. Tenían un arma secreta, un dato que YaeHye pasó por alto al momento de entrevistar a su clienta, al momento en que le declaró la guerra. Hye les había asegurado que había investigado más a fondo, encontrando dos datos bastante comprometedores y que todo iba a durar menos de lo que esperaban.

Hacía frio y sus piernas se lo decían. Estar embarazada y no poder usar ropa cómoda porque tu novio cree que "Es muy ajustado, puedes dañarlo", es un problema. Mark le había buscado sus ropas en su closet, tomando unas medias oscuras semitransparentes junto a un lindo vestido burdeo, la había abrigado completamente hasta la punta de su cabeza, poniéndole un chaquetón grande del closet de él mismo, abrochándolo sobre el vientre. No era un vientre gigante ni mucho más, era casi como un melón a la mitad y cortándole, como mucho, dos pulgadas. Era diminuta, pero Mark la veía como si fuera una bola de agua enorme que podía romperse. Era tierno, pero agobiante al mismo tiempo.

Un sombrero, o más bien una boina, blanca le cubría su cabeza, una bufanda hasta su nariz, guantes de lana blanca y unas botas cafés hasta sus rodillas. Estaba completamente hermosa y protegida a ojos de Mark.

–A penas y podré hablar –dijo la menor cuando intentó moverse en su casa, viéndose en el espejo.

–No hace falta estar con la bufanda en el juzgado, es para el camino –la menor intentó asentir, mas no consiguió más que un pequeño, casi como si no lo hubiera hecho, movimiento de cabeza.

Habían salido del departamento con sus manos entrelazadas, Mark guiando a la menor, quien con suerte y podía ver. El nuevo flequillo que su amiga le había hecho hace un mes ahora estaba impidiéndole el paso a ver qué tenía delante, además que cuando hablaba la bufanda se subía un poco.

Cuando llegaron al encuentro con HyeJin, Mark la llevaba de la mano, guiándola a la morena que sonreía enternecida de lo que veía. Aquel gran abrigo le quedaba realmente tierno, y el bulto en su estómago le decía que el bebé estaba creciendo lentamente.

–Pasemos, hace frio fuera –Hye invitó, señalando dentro de la gran construcción.

El edificio era grande, extremadamente grande. Era parecido a una especie de mansión desde fuera, las primeras paredes, la de enfrente, era una gran cristalera con una gran puerta de cristal. Mark llevó a su menor de la mano al interior, siguiendo el sonido de los tacones de la morena, quien iba con una carpeta roja en sus manos, estaba bastante formal, profesional. Mark, por otro lado, vestía su ropa más formal, un abrigo, que había sustituido el saco negro, le abrigaba hasta detrás de sus rodillas.

Entraron a la sala, viendo a la rubia que había comenzado todo esto sentada junto a la tía de SunHe, quien estaba con su cabello esponjoso llamando la atención de ellas y él. Se sentaron en sus lugares correspondientes de la sala, Mark tomando la mano de su pareja mientras esta suspiraba pesado.

Una mujer, de no más de cincuenta y siete años, entraba con una carpeta negra y una roja, sus ropas demasiado formales y con su apariencia demasiado formal. Mark supo que era la jueza.

–Bienvenidos –saludó tomando asiento en la gran silla negra detrás del gran estrado– Soy la jueza Park Jongsu, un gusto –se presentó, la mujer parecía agradable.

Tomó los papeles entregados, todos estaban en silencio mientras ella los leía con detenimiento, ajustando sus lentes de marco fino. Su vista viajaba desde una carpeta a otra, anotado algunas cosas en un post–it blanco, carraspeó antes de continuar.

Quédate conmigo | Mark Lee | Libro#2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora