El cielo parecía estar de acuerdo con la razón de estar todos en ese lugar. Lugar que odia, lugar que prometió no volver jamás; pero ahí estaba, de negro, limpiando las lágrimas silenciosas con brutalidad cuando estas caían, escuchando las palabras del padre que estaba a un lado del hueco donde se iba a quemar a su amigo. Porque así lo pidieron sus padres.
No les importó que Félix haya muerto, mucho menor pidieron perdón por la atrocidad que años atrás habían cometido con su hijo, los golpes que habían dejado grabados en su piel, las lágrimas de súplica y clemencia de su hijo por solo pedir un poco de cariño de quienes eran sus padres, mas estos mismos se habían negado a hacerlo. No les importó nada, ellos de igual modo continuaron con su creencia de lo que la iglesia les imponía, obligando a que todos aceptaran quemar el cuerpo de Félix como se hacía en los antiguos tiempos, bajo el nublado cielo.
–Amén. –el hombre concluyó con su lectura, cerrando el libro.
–Amén –repitieron los padres de Félix, quienes estaban serios frente a la hoguera, mientras que ella junto a la pareja de chicas y Hyune estaban en silencio, bañando sus mejillas en lágrimas.
Mientras que Mariam estaba dejando que su novia descansara en su pecho mientras lloraban en silencio, SunHe sostenía el cuerpo de su amiga entre sus brazos, pegando su espalda a su pecho, de modo que Kim quedara unos centímetros más abajo.
Era triste, realmente era ver a su amigo en esas condiciones. Ninguna esperó algún día asistir a este funeral; de un chico increíblemente fuerte, quien había aguantado una y mil tormentas, sosteniéndose únicamente de sus amigas, quienes jamás lo habían abandonado.
Pronto una idea cruzó la cabeza de SunHe, al mismo tiempo en que veía como el fuego consumía lentamente los leños que cubrían a su amigo. Este era un modo natural, siendo ordenado por los padres de Félix, quienes habían pedido este para ver como su hijo "ardía de camino al infierno". Ver el cuerpo de su amigo bajo leña, viendo como ambos padres acercaban la antorcha en llaman hasta el túmulo de leña, no fue más que un aliento para lo que venía.
SunHe se separó de su amiga, viendo con una mirada filosa a los padres, quienes estaban abrazados viendo como su hijo ardía bajo los leños. Sus manos chocaron entre sí, creando una melodía conocida por el trio que estaba a su costado.
–Me fui con ganas de viaje, sin pagar el peaje, ascendí –comenzó, recordando la lírica de la canción que su amigo muchas veces escuchó, entendiendo su estado. Sus palmas marcando el ritmo original de la canción.
Kim sorbió su nariz, sollozando y dándose ánimos para continuar la canción– Y en tu cara leo la pena, despeinaba tu melena, no llores por mí...
SunHe, viendo la mirada de súplica de su amiga, continuó– Era un niño bueno, amigo de una docena, pero no feliz... –su voz se sintió romper, continuando con las palmas. Mariam se unió.
–Así que no me reces, no me reces, que te veo venir... –la filosa y dura mirada cargada de odio de Mariam fue a los padres de Félix, quienes notaron aquello y bajaron sus manos, sosteniendo un rosario entre estas. Mariam de verdad estaba tratando de no perder los estribos.
–Te prometo que mi presencia, como testigo es mucho más fácil... –SaeHun acarició su vientre, cantando mientras sus ojos se cerraban, tratando así, vanamente, no llorar.
–Egoísmo se casó con cobardía y me pusieron fin... –esta vez fue SunHe quien miró con dolor a los padres de quien descansaba entre llamas, sosteniendo entre sus manos, una hermosa cadena de oro que minutos antes sus amigas habían adornado a él.
–Afortunado con comida en la nevera, se siente desgraciado, algo falla, pero no estaba de humor para averiguar –Mariam continuó, sintiendo el cuerpo de su novia vibrar, cantando.
–Me dejé llevar, me dejé llevar... –entonó SaeHun. Sus amigas pusieron una mano en su hombro, llorando de igual modo que ella, silenciosamente mientras entonaban la canción.
–No siento la humedad, ni el frío –Kim continuó, sorbiendo su nariz.
–Ni las ansias, ni el deshielo –SaeHun pasó un brazo por los hombros de Kim, abrazándola.
–Ni las ganas, ni la rabia –Mariam abrazó a su novia de la cintura, suspirando, dejando que más lagrimas bajaran. La melodía impuesta por sus manos había dejado de existir, uniéndose las tres en un abrazo.
–Vuelo alto soy silente, soy ausente, soy aire...–la voz de SunHe se quebró, dejando que sus rodillas amortiguaran de nuevo su caída– Pero sigo aquí... –y no pudo retener más sollozos, dejando que cada uno saliera de su boca con un fuerte quejido. Su pecho dolía, no pudiendo creer aquello.
Sus manos se hicieron puños, sintiendo su pecho doler aún más cuando entre las llamas, pudo ver la sonrisa de quien aún estaba con la cadena de oro en sus manos, manteniendo aun su cara intacta. No había explicación para eso, era increíble que pese a todo el fuego que estaba sobre él, aun podía verse tan malditamente perfecto.
Las chicas sonrieron en grande, secando sus lágrimas con el dorso de sus manos cuando lo vieron también, sabiendo que aquello era obra de su amigo.
Las chicas tomaron una rosa blanca cada una, acercándolas a donde minutos antes habían dejado la gasolina, hundiendo las flores en esta, dejando empapados los pétalos de aquel líquido inflamable. Las chicas juntaron las copas de la flor, susurrando un "Vuela alto, Félix" antes de sollozar, acercando la rosa a donde estaba la gran fogata. Estas pronto se encendieron en fuego, uno más brillante y azul. Félix.
–Descansa.
Y sin más que decir, dejaron que las flores cayeran sobre la hoguera, dejando quemar cada parte de estas. El cuerpo de Félix finalmente comenzó a consumirse lentamente, viendo como los padres del pelinegro veían todo atónitos.
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Todo había parado, Félix había tenido su despedida digna de ser recordada, consumiendo completamente el cuerpo de este en una hermosa y gran llama azul. Solo obra de Félix.
Las chicas estaban terminando de hablar con quien había ayudado a incinerar el cuerpo de su amigo, pidiendo por favor las cenizas. El chico había explicado mil veces que aquellas no servían, que estaban mezcladas con las de la madera y que dejaban de ser totalmente puras, por lo que no eran válidas. Pero anda a decirles que no a Kim y a Sae, porque para ellas nada es un no.
Ambas habían tomado una jarra de cerámica, metiendo dentro las cenizas aun tibias del reciente acontecimiento, sintiendo un calor en sus manos, no siendo doloroso. Al acabar, sonrieron satisfechas, sacudiendo sus manos con delicadeza antes de tomar la jarra e irse con sus amigas a donde alguna vez Félix llamó su lugar favorito.
Unas hermosas cascadas a unos cuantos metros de donde estaban ellas esperaban ansiosas por la llegada del nuevo ingresado. Kim tomo la mano de todas, abrazando en conjunto la jarra. Besaron esta misma una última vez, sonriéndole en silencio, estando así por un tiempo. Las imágenes de aquel gracioso y tierno pelinegro eran todo lo que ellas veían, sintiendo las lágrimas acumularse nuevamente con solo verlas. Abrieron sus ojos.
Repartieron una porción de cenizas en cada palma, acercándose a la orilla, deseando un buen viaje antes de lanzar las cenizas.
–Vuela muy alto, pequeño saltamontes... –había susurrado SunHe, viendo el cielo, el cual había comenzado a despejarse solo sonde estaban ellas.
Mágico.
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Doble capitulo en una noche ¿La escritora anda sentimental? Tal vez xd
¿Alguna conocía ya a Babi? Yo soy fan desde los 15 xd
Canciones cortavenas pero que animan en las lágrimas :)¡Nos leemos pronto! No olviden comentar y votar
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Quédate conmigo | Mark Lee | Libro#2
Novela Juvenil-Segunda temporada "Amantes enmascarados". La vida de adultos parece ser complicada, comenzando juntos y con el apoyo mutuo de ambos. Pero ¿Será suficiente aquel amor como para soportar las tormentas que les esperan? - Contenido variado, desde las...