Capítulo 29

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Sus manos estaban entrelazadas con fuerza, viendo como la mujer les mostraba a detalle la casa. Una hermosa casa rústica desde afuera, con paredes blancas y detalles marrones con madera barnizada oscura daban un toque especial junto a las grandes enredaderas. No estaba lejos de la ciudad, pero si en un extenso terreno cerca de la salida. Era parecido a un condominio, donde había más terrenos similares.

La casa era bastante rústica en decoración, mucha madera y detalles de piedra decoraban. La muchacha estaba fascinada viendo a detalle la casa, estaba amueblada y eso era un alivio. No tenían los suficientes muebles como para decorar aquella gran casa.

La parte interior constaba con un gran salón, una amplia cocina, un estudio, una pequeña biblioteca, una sala con escaleras al sótano y un baño simple. Estaba bastante bien acoplada al estilo natural de la casa en sí. Era amplia como para que SuJin jugara sin problemas ni miedo a que se golpee con alguna decoración y era bastante luminosa.

En el segundo piso había dos habitaciones, una grande para los padres, y una mediana para los niños, además de una pequeña para los invitados. O eso al menos dijo la mujer. Cada habitación tenía su baño propio y un gran armario. Un salón con lo necesario estaba en la división de las tres habitaciones, dando también con el balcón que daba al exterior.

Exterior con una gran piscina.

Era la casa de ensueño de la pareja. Mezclaba muy bien ambos gustos, estaba bien situada en donde no había tanto ruido, pero si era fácil al comercio. Era perfecta, y el precio era justo.

– ¿Y qué me dicen, joven y jovencita Lee? –la menor sonrió ante lo dicho. Lee SunHe, le gustaba.

– ¿Podemos hablarlo por unos momentos? –la mujer asintió ante la petición de Mark, quien agradeció con una pequeña venia.

La menor se deshizo del agarre en su cadera para poder recorrer una vez más el lugar. ¿Que qué decía? ¡Era un rotundo sí! Era perfecta, y sabía que Mark pensaba igual. Estaba dentro del presupuesto dado, estaba bastante bien diseñada y tenía las peticiones base de SuJin en su casa de ensueño. Era perfecta.

–Creo que no hace falta preguntarte qué piensas –Mark se acercó a ella, tomando su cadera.

–Estás en lo cierto –y la menor enrolló sus brazos en el cuello, sonriéndole con entusiasmo. A Mark le recordó de inmediato a los niños cuando ver algo que les encanta.

–Bueno, hay que decirle que sí a la muchacha y ya es nuestra –señaló con su cabeza donde la mujer respondía una llamada.

–Está bien –asintió, besando sus labios castamente– Ya no hace falta ver más casas, la tercera fue la ideal –rió, recordando el típico "la tercera es la vencida" que siempre decían.

–Iré con ella y ya vuelvo, ¿Bien? –la muchacha asintió, sintiendo los brazos ajenos separarse de su cintura.

Su mirada volvió a divagar entre las paredes, viendo asombrada la habitación donde estaba ahora, sintiendo la emoción recorrer su cuerpo cuando se vio a ella misma en aquella casa, conviviendo oficialmente con su hija, y si el destino se lo daba, un hijo de ella y Mark.

Tan lindo.

Aunque pronto la sonrisa resplandeciente cambió a una mueca, sintiendo su cuerpo doler y retorcerse sobre sus piernas. Ahí estaba de nuevo el jodido dolor de vientre, como si miles de dagas se clavaran en su vientre una y otra vez. Estaba sintiendo su interior quemar, como si algo dentro de ella le estuviera rompiendo lenta y tortuosamente.

Sus rodillas amortiguaron su caída, dejándose hacerse un ovillo mientras su mirada se nublaba y su cuerpo temblaba. Antes de cerrar sus ojos, esperando perder el dolor, pudo ver a Mark y a la mujer correr en su dirección.

Quédate conmigo | Mark Lee | Libro#2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora