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Terminó de colocar los globos blancos en la canasta de compras, leyendo de nuevo lo que estaba en la lista, viendo a su amiga de reojo llegar con más decoraciones y utensilios de plástico.
Ya había pasado un mes desde que su pareja y la de su amiga se habían ido, teniendo llamadas recurrentes en las madrugadas, cuando ambos podían. O bueno, cuando Mark podía, ella podía todo el tiempo. Estar embarazada para su jefa mayor era sinónimo del decir "Quédate en casa".
Mark solía llamarla a eso de las tres y media de la madrugada, lapso que tenía Mark para almorzar en donde estaba, algunas veces a las nueve de la mañana, cuando estaba cenando, pero eran variados, mayormente cuando almorzaba podía hablar con él. Estaba orgullosa, muy orgullosa de lo lejos que había llegado su novio, con su especial talento en el arte y su desempeño en ayudarle a Mariam con las nuevas obras. Era increíble.
–¿Dorado o plateado? –preguntó la pelirroja, alzando ambos paquetes de globos.
–Ambos. –dijo segura– ¿Valen igual?
–Mi suegra dijo que podíamos usar el dinero de la tarjeta negra, hay mucho ahí, ¿Eso importa? –dijo riendo, la menor asintió dándole la razón.
–Entonces sí, ambos.
–Vale, ¿Qué falta? –preguntó al dejar los globos y tomar vasos de plástico que estaban sobre la misma repisa que los globos de colores sólidos.
–Uh, las tartas, dulces, las flores y estaría listo –leyó, la mayor asintiendo.
La muchacha acompañó a su amiga a la caja, pagando todo con la mencionada tarjeta black, saliendo con dirección a la pastelería donde habían pedido la tarta y los pastelillos. La pelirroja entró, recogiendo todo y saliendo con ambos pasteles, poniéndolos en los asientos traseros. SunHe salió para ayudarla con los dulces, poniéndolas también en los asientos traseros del vehículo, saliendo para poder ir a recoger las flores.
Hoy iban a hacer el baby shower de ambas, ya que ambas habían estado pensando en ello, lo iban a hacer, Mark y Mariam habían dejado que lo hicieran aun si no estaban, ya que estaba más que confirmado que la pequeña Haneul iba a llegar al mundo en cuanto su otra madre pisara de nuevo el suelo de Corea del Sur. Ambas iban a comentarles cómo había sido en cuanto tuvieran tiempo, además de mostrarles los videos que grabarían de esa tarde, obvio.
Estacionó de nuevo frente a la florería, tomando las flores que Sana les estaba dando, los tres arreglos y los quince girasoles para poder acabar la decoración. Y no tardaron en acabar de decorar la sala de la casa de Sae y Mariam, el patio trasero y el frente de la casa con globos rosa y amarillos, flores y diferentes dulces para hacer disfrutar a sus invitados, los amigos de ambas; sus amigos y sus madres.
No era la gran cosa y eso era bueno, sería cómodo.
Y cuando dieron las seis y quince de la tarde fue cuando todo comenzó, sus amigas llegando con sus regalos para a pequeña Haneul y para el misterioso bebé de la menor, quien recibía todo con una sonrisa igual que la pelirroja. Contrario a lo que todas pensaron, SunHe quería conocer el sexo de su bebé junto a su madre, sus amigos y su novio, lamentablemente el último no iba a estar en el momento exacto.
Disfrutaron de la fiesta hasta el momento de cortar el pastel de SunHe, donde iban a conocer finalmente quien iba a ser el nuevo integrante del squad. Muchos apostaban a que iba a ser una nueva chica, apostaban también a que sería la mejor amiga de Haneul, algunos decían que sería una mezcla hermosa de SunHe y Mark, con más de SunHe. Y otro, muy poco, apostaban a por que fuera un hermoso y fuerte chico, muy similar a Mark y con sus mismos, o similares, hábitos.
Como sea, todos estaban ansioso e iban a esperar ansiosos el nacimiento del joven que venía en camino.
La muchacha tomó el gran cuchillo, sonriéndole a todos quienes estaban en sus espaldas dándole ánimo, tomó una profunda calada de aire y cortó, abriendo lentamente los ojos y sacando su trozo de pastel. Chilló con el color que había dentro.
Azul.
Todos comenzaron a aplaudir y a gritar, emocionados de que el próximo integrante fuera una bonita mezcla entre Mark y SunHe, un chico. Y sus ojos se empañaron al recordar a su amigo, quien, estaba segura, estaba festejando con ellos el sexo de su futuro tesoro.
|. . .|
La puerta del destrozado, y de baja calidad, departamento fue abierta, dejando ver a un hombre mal vestido, con gran barba y grandes ojeras. Lucía fatal.
YaeHye entró a la casa, tapándose su nariz de inmediato por el insoportable aroma a cigarro que estaba encerrado en esas paredes, yendo de inmediato a abrir las ventanas y expulsar con sus manos el aroma muerto de la habitación. La luz entrando.
Demonios, era un completo chiquero ese lugar; de doctor a vagabundo.
Rió internamente con ese pensamiento, negando a vista del pelinegro que estaba viéndole de mala gana, esperando a que la rubia hablara. Los sofás completamente sucios, dejaron de ser rojos para tener ropa sucia encima, manchas raras encima y mucha, mucha basura. El suelo con bebidas tiradas, el televisor antiguo con una tanga colgando en frente, la mesa con licores de diferente tipo, algo de polvo blanco y agujas usadas. El hombre tosió, interrumpiendo su completa revisión al departamento.
– ¿A qué vienes, YaeHye? –preguntó el hombre, tomando de camino una botella de cerveza y yendo al sofá, dejándose caer.
La muchacha siguió el camino, solo quedándose para frente a él, ni loca se iba a sentar en esos sofás o siquiera tocar algo de esa casa.
–Venía a terminar de ajustar las cosas entre nosotros.
–La última vez me negaste el sexo, ¿Qué cuentas dices? –frunció el ceño, el trato ella misma lo había negado.
–Te daré algo mejor que el sexo para que cumplas con tu parte. –dijo, el hombre alzando una ceja no completamente convencido– Mira, YeSung –la muchacha suspiró y continuó– Ambos ganamos con el plan, tu jodes a Mark y yo jodo a la perra esa, ¿Verdad? –el hombre asintió– Y creo que sexo es lo de menos teniendo en cuenta dónde vives.
–Al grano.
–Te doy cuatro millones si haces lo que te dije, cuatro, YeSung –repitió, el hombre pensándolo.
Y es que no era mucho lo que había que pensar– ¿Lo depositas o lo entregas en efectivo?
–Te lo entregaré en efectivo.
–Día. –exigió.
–El cuándo todo acabe y lo hayas hecho bien.
–Uhm... –el hombre pensó y habló, recordando el plan– Veamos, –tosió– La tomo en el colegio, la saco de ahí, la traigo acá, la mantengo una semana, me acuesto con ella y si me dan el dinero que pido, la entrego, ¿No?
–Exacto.
El hombre lo pensó, quedándose en silencio unos momentos, era un plan elaborado, hecho y dictado por la misma rubia que estaba a su lado.
–Y debe realizarse pronto, Mark no está y hará todo más fácil. –el hombre no lo pensó mucho más.
–Hecho. –extendió su mano, asintiendo.
–Mañana.
–Mañana –confirmó, sonriendo de una manera que hasta a la muchacha le dio asco.
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Esa no la vieron venir, ¿Eh? :)
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Quédate conmigo | Mark Lee | Libro#2
Roman pour Adolescents-Segunda temporada "Amantes enmascarados". La vida de adultos parece ser complicada, comenzando juntos y con el apoyo mutuo de ambos. Pero ¿Será suficiente aquel amor como para soportar las tormentas que les esperan? - Contenido variado, desde las...