No esperó mucho más, sin importar quien estuviera en su casa o si estaba sola, se deshizo de toda su ropa por el camino, con lágrimas saliendo de sus ojos a grandes cascadas. Simplemente un nuevo horrible día.
Un par de ojos curiosos la estaban viendo, dejando de lado el libro para correr detrás de la fina figura que corría con dirección a la habitación, a pasos torpes. Esto no se veía ni era nada bueno.
Tan pronto como llegó a la puerta vio a su menor lanzarse a la cama, tomando una de las almohadas negras para esconder su bella carita, empapada de lágrimas. Sus labios se hicieron un puchero cuando los sollozos de su menor se hicieron a penas audibles. Odiaba verla o escucharla llorar.
Con pasos lentos y un suspiro intermedio se acercó a ella, sentándose a un lado del cuerpo estirado sobre la cama tamaño King. Hizo una fina línea con sus labios, acariciando con su mano derecha el hombro de su menor, escuchando un pequeño 'No estoy disponible'.
-Amor, hablemos.
-No, no quiero, volvería a llorar –susurró la menor.
-Venga, déjame verte –volvió a pedir, queriendo al menos escucharla, verle y poder secar sus lágrimas. Odiaba tener que escuchar a su menor pedir estar en silencio en pleno dolor– Déjame ayudarte, juntos siempre ¿Recuerdas? –con cuidado, tomó la delicada y fría mano de su menor.
-Amor...
-No, ven acá –pidió, más bien, exigió. Palmeó uno de sus muslos, escuchando la risilla de su menor.
La menor, con pocas ganas y perezosamente, gateó donde estaba su novio, sentándose en sus muslos y dejándose caer en el pecho del mismo. Las manos tibias de Mark se adentraron bajo su blusa, entregándole una exquisita calidez. Suspiró.
-Vamos, cuéntame todo –pidió Mark, entretenido entregando leves caricias– Te escucho.
-Pues... –la menor suspiró una vez más– No doy mucho más, Mark. Todo el tiempo es Ku para acá, Ku para allá, ¡Para todo dependen de Ku! Hoy me asignaron más casos y dudo mucho poder acabarlos para el plazo que el señor Park me dio. Esto es realmente complicado –la menor terminó, mordiendo su mejilla interior mientras jugaba con el botón de la camisa de Mark– Encima, no puedo fallar en nada, ¡Nada puede ser imperfecto para la joven Ku!
Mark sonrió, su menor era demasiado inocente como para no darse cuenta de algunas cosas.
-Si me preguntas a mí –la mano que Mark mantenía a un costado de su menor, la subió hasta dejarla bajo su brazo, viendo de frente a su novia cuando esta misma alzó su cabeza– Yo creo que es porque ven potencial en ti –explicó, sonriéndole– Es decir ¿Quién más ha resuelto más de tres casos en un mes? Solo tú, has logrado tratar con la insoportable señora Choi y su ex marido, logrado la firma de muchos accionistas y logrado liberar de las rejas a muchos inocentes ¡Eres increíble! Y si aquellos piden tu ayuda, puedo apostar mi obra más reciente a que son menores –la menor pareció pensarlo, y le dio la razón a Mark– ¿Ves? Ellos solo buscan tu apoyo. Les inspiras, amor –concluyó, acariciando la mejilla de su menor, besando la punta de su nariz.
-Gracias... –y el suspiro que lanzó pareció haber liberado un gran peso de sus hombros.
-No es nada, para eso estoy –sonrió, besando su coronilla.
-Realmente te amo –y cerrando sus ojos, se dejó caer sobre el pecho de Mark.
|. . .|
El aroma a carne a la parrilla le hizo abrir los ojos, limpiando con su brazo la baba que había escurrido por su cara cuando dormía. Extrañada de no tener debajo de ella a Mark, se paró de la cama. La escandalosa risa de Kim la hizo volver al cuarto, decidiendo que por el bien propio y por el de su dignidad, sería bueno el darse un baño.
ESTÁS LEYENDO
Quédate conmigo | Mark Lee | Libro#2
Teen Fiction-Segunda temporada "Amantes enmascarados". La vida de adultos parece ser complicada, comenzando juntos y con el apoyo mutuo de ambos. Pero ¿Será suficiente aquel amor como para soportar las tormentas que les esperan? - Contenido variado, desde las...