Dejó el cuerpo dormido sobre la cama, acariciando sus cabellos y sonriendo como bobo. Hace poco había dejado de jugar con su hija, bailando hasta que sus respiraciones eran erráticas y sus latidos parecían dejarle en coma.
–Buenas noches, bebé. –besó sus cabellos, dejándole arropada y saliendo después de la habitación.
Sonrió una vez fuera, viendo a su novia frente a la cuna blanca que estaba esperando por su dueño. Se acercó, abrazándola por la espalda y escuchando como la menor reía, una sonrisa y risa que llenaba sus días completamente.
–¿Todo bien? –preguntó bajo, acercándose a su mejilla y besando con ternura– Estás en la oscuridad, ¿Por qué?
La menor negó, volteando y abrazando el cuerpo por el cuello, acercándose a su pecho y reposando su cabeza ahí. Jugó con los botones de la camiseta de Mark– Es solo que estoy ansiosa por la llegada de Nathan. –Mark buscó su mirada, tomándole de su mentón y haciendo una mueca que hizo reír levemente a la chica.
–No, no es eso.
–Sí, si es eso.
–No me mientas –alargando la última sílaba, negó, tomándola de la mano y sacándole de ahí.
Conocía bien a su novia, no por nada continuaban juntos después de seis años de relación. La chica era como el agua más pura que puede conocerse, tan transparente a través de sus ojos. Le conocía bien, cada acción, cada mirada, tacto o simple tic era una señal clara para él, como ahora, que la menor jugaba con los botones de su camiseta.
Sentados en el sofá, con ella sobre sus piernas y medianamente acostada sobre su pecho, la chimenea abrigándolos y haciéndoles luz leventemente.
–Dime que sucede, ¿Si?
–No es nada, en serio. –pero sus ojos no decían lo mismo, las primeras lágrimas asomaron y bastó el tacto de su pulgar para que la menor se deshiciera en lágrimas– Es solo...–sollozó, Mark esperando pacientemente a que su novia continuara– Es solo que me duele que SuJin esté pasando la misma pesadilla que yo –confesó, Mark simplemente la abrazó.
No conocía el dolor, no conocía cómo había de sentir la mente de su niña, sabía que era una etapa difícil, un camino que necesitaba de más apoyo, alguien que la acompañara y le brindara ese calor que buscaba con desespero, la protección que necesitaba con urgencia, alguien que le diera la luz que necesitaba en ese oscuro camino. Pero SuJin ya tenía a alguien, y aunque les doliera, no eran ellos.
–Entiendo que quieres ayudarla –Sun asintió, bajando su vista– Pero no puedes hacer mucho más que apoyarla, ¿Si? El daño que el bastardo hizo no lo podrá borrar por mucho tiempo, pero nosotros podemos ser parte de su sustento para salir de ahí, ayudarla psicológicamente y dándole amor, cuidando de sus sueños, tratar de sanar su herida costará, pero no está sola.
–A diferencia mía. –la menor estaba perdida en su mundo– Yo pasé todo sola, ella no. –Mark escuchaba atentamente, asintiendo lento mientras acariciaba sus cabellos– Mi madre se enteró cuando ya todo estaba muerto, cuando mi mente estaba cayéndose a pedazos y tuve que salir sola del pozo –Mark asintió, tomando palabra.
–Lo conseguiste y estás tratando de ayudar, ¿Ves? SuJin tiene a alguien ya, ¿Lo notas?
–SoYeon de verdad es un ángel.
–Y que lo digas. –rió bajo, tomando la mano de su novia y besando su dorso– No debes temer, ¿Si? Han pasado dos meses desde que SuJin ha ido a terapia con Namjoon y mira que ha estado yendo bien, ha recuperado el color, su sonrisa es más constante y deja que la abracemos –consoló, la menor asintiendo a sus palabras– En otros casos posiblemente no habríamos podido llegar a ello ni al tercer mes.
–Es una chica fuerte.
Y claro que lo era, pensó Mark. Soportó una de las tormentas que no debería pasar nadie, una pesadilla en vida que no debería porqué suceder, vivió la peor de las suertes a manos de un depravado. Pero ella estaba dispuesta a aceptar ayuda, a superar su trauma y salir de ahí, y SoYeon siempre estaba con ella, brindándole todo lo que necesitara, el cariño, la protección y amor que ella pidiera, aún si no eran sus padres, ellos estaban felices de verla salir lento de donde estaba. Aún si no eran ellos su más importante apoyo.
–Lo es, amor, lo es –confirmó con una sonrisa, besando sus cabellos– SuJin siempre lo fue.
–No lloró con la muerte de su madre y padre.
–No lo hizo cuando tuvimos ese juicio.
–No lo hizo cuando nos tuvimos que alejar de ella.
–Y no ha de dejarse vencer cuando está saliendo lento de ahí, no cuando está con todos apoyándola y con alguien a quien enseñar de camino a ella –sonrió genuinamente, acariciando el vientre.
–Será una excelente hermana mayor.
–Y no hay que dudarlo.
Ambos rieron bajo. Mark tomo la mano de su novia cuando la sintió aún nerviosa, rígida en su tacto. La puso de pie, tomándola de su cintura aun cuando su novia lo negó, tomando su mano y besando sus mejillas después– Pero sé que no es solo eso lo que te preocupa, ¿No es así? –susurró sobre su oído. La menor no lo negó, simplemente se acercó más, aferrándose a su tacto.
Su mano libre la llevó hasta la computadora, dándole play a una de las canciones que había bailado anteriormente con su hija, siendo una melodía suave y dulce, lenta ciertamente. SunHe escondió su cara en su pecho, dejándose mover por la mano de su novio.
Porque sabía que Mark conocía sus miedos, sabía cuánto sabía de ella. Y sabía que, aunque lo haya tratado de disimular, Mark ya conocía qué sucedía, el miedo que abundaba su cabeza últimamente, lo que la despertaba por las noches.
La respiración cálida se posó en su cuello cuando quedó de espaldas a su pecho, besándole lentamente y subiendo a su oído– Eres hermosa.
El sonrojo más fuerte que había experimentado en su vida se posó en sus mejillas cuando Mark se acercó a ella, susurrando cosas dulces, recordándole cuan hermosa era, incluso con la gran barriga que tenía en esos momentos. las manos de Mark acariciándole lento sus manos y vientre, besando sus mejillas y labios, llenándola de amor hasta que la canción acabó.
La cargó como si fuera una recién casada, tomándola en sus brazos y subiendo a su habitación. La recostó con cuidado, besando su vientre y gateando hasta quedar a su costado, acostándose y tomando su mano, besándola después.
–Sé que te sientes mal por cómo está tu cuerpo, no lo puedes negar –y la menor no lo hizo, solo mordió su labio y asintió– Pero no dudes de lo hermosa que eres aún con la bella pancita que tienes –bajó su mano, besando sus mejillas– Tus mejillas rellenas de amor, su barriga con una vida dentro, un hijo nuestro –sonriendo, besando repetidas veces– ¡Serás mamá, mi amor! –exclamó medianamente alto, haciendo reír a la menor– Y una muy sexy, los compañeritos de Nathan quedarán encantados de ti, como esos niños que le dicen a su amigo que su mamá es linda, ¡Los padres querrán morir cuando te vean! Una diosa que ha dado a luz a un ángel. Y, que, aun así, se ve hermosa, ¡La más hermosa sobre la faz de la tierra!
La menor rió, negando y besando sus labios– Y tú serás el hombre que es dueño de esta dama.
–Y qué bien suena eso. –rió cuando la menor lo hizo, sellando sus sueños con un beso suave.
Porque lo que más necesitaba Sun, y lo sabía, era sentir el amor que él tenía hacia ella. Porque su cuerpo estaba tan cambiado que notaba el disgusto cuando se probaba nuevas ropas en el espejo, como lloraba por las noches cuando él no la abrazaba, como había dejado de abastecer sus antojos por creer que estaba mal de peso, por creer que su cuerpo no era bonito. Pero para Mark, era la mujer más bella sobre la Tierra.
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Estoy obsesionada con la canción que bailaron, la que está en multimedia.
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Quédate conmigo | Mark Lee | Libro#2
Teen Fiction-Segunda temporada "Amantes enmascarados". La vida de adultos parece ser complicada, comenzando juntos y con el apoyo mutuo de ambos. Pero ¿Será suficiente aquel amor como para soportar las tormentas que les esperan? - Contenido variado, desde las...