Capítulo 8

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En la taberna, mientras Sofía comía...

Estoy disfrutando de ésta increíble sopita que me trajeron, está muy rica ¿o tenía mucha hambre? Sea lo que sea estoy comiendo rico. Lo que ahora me preocupa es la cuestión del dinero...¿me recibirían el dinero que traigo?

Mientras estoy comiendo, entra un montón de gente, pero toda junta. Me sobre salté, pues parecían medio agresivos en su manera de entrar.

Discretamente volteo a mirarlos, sorpresa que me doy, el mismo tipo gigantesco que me tope de camino para acá, parecía muy pasado de tragos y venía por más, junto con unos tipos que estaban igual que él.

Sandra...

Ésta niña no sabe comportarse, ¿o qué le pasa? Voltea a ver esos sujetos todos borrachos ¡muy obvia, apuesto que piensa que lo hizo muy discreto! Ash.

Estoy por terminar mi comida, quiero hacer algo, para compensar a la señorita, por su amabilidad y buen corazón para conmigo. ¿Qué podría hacer? Ya sé, le diré que estoy dispuesta a ayudarla todo un día, en lo que necesite y que ella descance y así pagaría su bondad.

#splaaaashhhhbrumm#

¡¿Qué fue eso?! De tener la cabeza medio agachada porque estaba comiendo, la levanto lo más rápido posible para ver de donde vino ese estruendo.

¿Qué hace ese tipo con la mocosa? El "Sr. Goliat" ya se sentó en la mesa de la niña, ella está de espaldas a mi, así que no se dá cuenta que le guardo la espalda. Pero me preocupa que este en un lío ya.

Sofía...

Mi corazón late muchísimo, a una velocidad que ni corriendo alcanzaría.

Este señor me sorprendió cuando jaló la silla para sentarse y parecía dejarse caer en ella, hizo que todos o la mayoría voltearan a mirarle.
¿Qué hago? ¿Lo-lo podré correr de mi mesa?

-¿le importa que me siente a su lado señorita?- me dijo el sujeto, haciendo que saliera de mis pensamientos.

-N-no señor- dudé, su tamaño asustaba a cualquiera, su peso..ni se diga, era pelón, tenía bigote, era mal oliente, tenía un aspecto asqueroso simplemente.

-¿de dónde sois?- me preguntó este fulano, ahora...me pone en un entre dicho...¿qué debo responder?

Sandra...

Será mejor que interfiera ahora, jiji que bueno que conseguí esta capa que cubrirá mi rostro.

Me levanté, muy empoderada camine en dirección a la mesa de ella. Modulé mi voz, para que se escuchara más adulta, linda pero firme.

-somos de todos lados- dije mientras llevaba medio camino, me miró con sorpresa el tipo, me pare justo a lado de ella, en señal que la respaldaba, eso es lo que quería transmitir con mi parado firme y mi voz que hice.

Sofía...

¿Quién era quien se ponía junto a mí? ¿Quién acudía a mi socorro? No lo sabía, pero le agradecía que me ayudara, ojalá haga que este tipo me deje de molestar.

Su voz sonaba de una mujer, pero una mujer de poder, segura de si misma, yo creo es de alto cargo por aquí.

Yo sólo observaba.

-disculpe, esta conversación...- dijo el hombre, pero no lo dejó terminar la mujer.

- Sé lo que va a decir. "ésta conversación no es con vos, es con ella". Dejeme decirle, que ella está bajo mi tutela- al decir esto la mujer, me sorprendí, pues que difícil debe ser decir eso, ¿si le pide que lo compruebe que hará?

-A sí que la conversación que desee tener con ella, la puede tener conmigo, caballero- no dudaba, cada palabra que salía de sus labios era muy potente. No tenía el acénto español, pero eso qué importaba.

-¿A sí? Bueno, entonces digame de ¿dónde sois vosotras?- le dijo el tipo, mientras se levantaba, con la intención de intimidarla. Puso sus manos en la mesa, parecía que él le buscaba el rostro, pero no podía verlo por su capa que la mantenía en el misterio.

-como ya se lo dije, vosotras somos de muchas partes del mundo, yo viajo mucho, ella es mi dama de compañía, que me sirve fielmente desde hace ya unos años.- respondió.

-Ahora, ¿vos necesitais algo más?- pensaría que cuando él se levanto, ella retrocedía, pero fue lo contrario, ella se acercó más al tipo, al punto en que la única separación que había era el de la mesa.
Mi mirada era hacia abajo, no sabía que hacer.

-rápido, levantate y acompañame a la barra- me ordenó técnicamente, después que diera un leve golpe en mi espalda. Ni siquiera dudé en obedecerle, nos acercamos a la barra, cuando el hombre la tomó del hombro y la detuvo diciendole.

-esperad, vos dijiste que ella estaba bajo tu tutela, ahora decís que es tu dama de compañía, ¡coño no te entiendo! Tenés que explicaros mejor mujer! O hacerlo mejor- al decir esas últimas palabras, él se acerco de manera horrenda, se veía que trataba de besarle el cuello, me dío mucho asco.

Me asombró que en el momento en que se le encimó en su cuello, le soltó un tremendo codazo, haciendo que el sujeto se doblara, se lo dío en la panza, luego su mano tomó la de él, haciendo un movimiento ágil, le torció la mano. Su forma de actuar hizo que la taberna quedara en repleto silencio, lo único que se podía escuchar eran los quejidos del hombre y los huesos de la muñeca del mismo.

Esta falta de ruido fue roto por la misma mujer que sorprendió a todos en el lugar, diciendo.

-vos no te me acerquéis, me das asco, no tengo porque darle explicaciones a un gilipollas como tú- cuando terminó de decir esto, le metió un gancho en el estómago, haciendo que le sacara el aire, todo quedó nuevamente en quietud y silencio.

No podía creer lo que acababa de ver, me sorprendí al ver a una mujer que es incluso más bajita que yo, pero con ese valor de fregarse a quien sea y de meterse en problemas por alguien desconocido.

Sandra...

Fiu, no podía creer lo que acababa de pasar, me asusté muchísimo, realmente que pensé que el señor elefante me quería hechar su peso encima, luego esta niña que bueno que se quedó callada, me favoreció mucho. Jajaja ay me puse bien nerviosa al hablar con acento español, no me salió a la perfección pero de algo sirve ver programas españoles.

Lazos lejanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora