Capítulo 92

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Rodrigo....

Me regresé a buscar a Sandra, debía encontrarla a toda costa, quiero pensar que apagué el incendio antes de que alguna tragedia le ocurriera.

En medio del camino veo una figura femenina, pero está claro que no es ella, sacó una espada e iba a realizar un ataque, no sabía en contra de quién, pero lo imaginaba. Corrí para detener el golpe con una espada que invoqué con mágia.

-¿qué es lo que haceís?- pregunté con furia.

-¡termino el trabajo que no fuiste capaz de hacer!- gritó Tammy mientras insistía en apuñalar a Sandra. Cada ataque que hacia ella lo detenía, pero era más que evidente que odiaba a Sandra y que no se detendría por las buenas.

De un movimiento veloz le hice un pequeño corte a la altura de su muñeca, solo para hacer que no tuviera un buen agarre de la espada. -¿vos....vos me habeís cortado?- preguntó asombrada mientras veía pequeñas gotas de sangre rodar por su mano. 

-ganas no me faltan de matarte, sino lo hago es porque tomo en cuenta los años que estuvimos juntos, pero no provoques que te lastime más.- respondí firme sin bajar la guardia, ya que podría atacar a traición. Sus ojos se llenaron de lágrimas y tomó su forma de luciernaga para irse. Después de asegurarme que se hubiera marchado definitivamente, me giré hacia Sandra, quien estaba desmayada y toda encogida, como si tuviera frío.

Retiré levemente el cabello que tapaba su rostro y vi que de sus ojos salían aun lágrimas, era como si esas pequeñas gotas de agua no fueran evaporadas por el calor inclemente del fuego, las sequé suavemente y miré la expresión de sus cejas, había llorado con profundo dolor, esa era la expresión que mostraba.

La levanté con sumo cuidado y la llevé en mis brazos, su cuerpo se sentía tan delgado y frágil que ni una rosa se puede comparar con ella. Iba inconciente, pero murmuraba cosas, no pude fingir no oírla al decir. -¿mentiste?- creo que era más que obvio que se refería a mi. 

-no, no lo hice, pero lo lamento.- respondí aún sabiendo que no podía escucharme.

Bajé del árbol con sumo cuidado de no lastimarla, estaba casi del otro lado de donde estaba Sofía, la recosté sobre unas hojas de los árboles que comenzaban a tirar sus hojas por el otoño. Seguía sin despertar y por una extraña razón sus manos estaban sumamente frías, sus labios estaban pálidos, obviamente me asusté, tomé su pulso pero me calmé cuando lo sentí, por esa parte podía dejar de preocuparme.

-¿mentira?......yo a ti sí.....- pronunciaban sus labios, no podía dejar de tocar su rostro tratando así de calmarla, sabía a que se refería y me dolía verla así.

-Sandra....perdón....- mis ojos comenzaron a cristalizarse y cayeron de mis ojos dos pequeñas gotas de agua, eran mis lágrimas las que caían en su mano que sujetaba mientras la besaba tiernamente.

Sandra....

Abrí lentamente los ojos, sentí unas gotas caer en mi mano, subí la vista y vi a Rodrigo llorando mientras besaba mi mano, su otra mano la sentía en mi cuello por debajo de mi cabello.

-tranquilo....- murmuré mientras estiraba mi otra mano para secar sus lágrimas.

-¿Sandra?- me preguntó con suma sorpresa.

Sonreí levemente. -¿pensabas que una hierbamala muere así de fácil?- pregunté. Pareciera que no lo  pensó dos veces y me levantó para pegarme a su pecho y abrazarme, me separó un poco y bajó su mirada a mis labios y depositó un tierno y cálido beso.

Lazos lejanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora