Capítulo 11

7 0 0
                                    

Sandra...

No me dió ni tiempo para responder, pues la puerta de madera fina, que estaba a mi lado derecho, se abría, dejando ver los trajes elegantes del alcalde, sus manos enguantadas de color blanco, su rostro sonriente dijo muy alegre y dirijiendose a mi.

-linda señorita, he hecho todos los arreglos para que vos se quede en un cuarto que tiene el cuartel, está apartado de los soldados así que no osarán en molestarla, si lo hiciesen decídmelo, para que me encargue de ellos- hizo una pausa, me levanté, para decirle.

-Alcalde- me miró así que corregí -perdón. Rodrigo- cuando lo llamé por su nombre se sonrió muy contento. Así que proseguí -Rodrigo, no puedo quedarme en la habitación de vuestro cuartel, no sé en que problemas te podeís meter por ayudarme. Sin mencionar que...- hice una pausa, mientras él me miraba muy atento a cada palabra que le decía. Incluso hizo un gesto de acongojado cuando dije que no podía quedarme. Unos segundos después de mi pausa me preguntó.

-no puede...¿qué? Por la cena, no os preocupeís, ya hice unos arreglos pero ahora me falta hacedle una pregunta-

Tenía que decirle de la niña, no podía dejarla sola, es una niña que necesita de alguien que la cuide y más si anda tan perdida.

-es que...vos recordaís que tengo...una pupila, que es la señorita de aquí- le dije mientras hacía que la viera o la notase.

-no os preocupeís, ya me encargué también de ella.
¡Sargento!- llamó al sargento con su voz que me encantaba como la podía cambiar, de ser muy formal y bueno conmigo a un tono severo, para llamar al militar.

No tardó en llegar el sargento, poniendose en posición de firmes y saludando a su mayor.

El alcalde...o...mejor dicho Rodrigo le dío la orden de escoltar a la señorita, es decir a la niña a su habitación en la taberna, donde sería atendida con los arreglos que ya había acordado con la señorita Isabel. Hasta ahora conocía el nombre de la dama que fue generosa conmigo.

Un poco tímida la niña se levantó y acompañó al sargento. Dejandonos sólos, completamente sólos, estaba comenzando a ponerme nerviosa, porque...de ser verdad las sospechas de la niña, que le gusto a Rodrigo y pues la neta él me gusta que...¿qué pasaría? Aaaay mi pobre corazón late mil por hora. Más aún al ver que se acercaba a mí, lentamente y sin quitarme la mirada.

Mi respiración se aceleró cuando lo tenía ya muy cerca, tanto que podía sentir el aire que salía de su naríz en mis mejillas, prosiguió a tomar mi mano, me gustaba más cuando no traía guantes, porque así podía sentir el calor de sus manos, con esas cosas, sólo sentía la tela fría que impedían que pasara su energía a mi mano, pero no por ello dejaba de sentirme emocionada.

-la propuesta que haré, espero la acepté, mi lady- al decir "mi lady" llevo mi mano a sus labios y la beso suavemente, de no ser por fuerza de voluntad, de la emoción me hubiera dejado caer al suelo.

-¿cuál es esa propuesta, mi lord?- siempre había querido decir eso jajaja la ocasión era buena.

-mi propuesta es, ¿vos quereís cenar conmigo?- cuando me dijo la pregunta, mi cara expresó la sorpresa que sentía, pues...nunca me habían invitado a cenar, ni nada por el estilo.

-señorita...- me habló para que reaccionase lo miré a los ojos, luego baje la mirada y ví hacia mi lado izquierdo mientras le preguntaba.

-¿vos queréis que cene contigo?- me veía con una ternura, que sus ojos lo expresaban y contestando.

-claro, no debéis tener duda de ello, si no, no haría tal propuesta. Pero la descición final la tomarás vos.- esto último ¿me lo habrá dicho para que ya le respondiera? Sin duda no me negaría.

-claro que sí, no creo que deba rechazar tan galante invitación- lo que dije le hizo gracia, yo creo que hasta le dió pena, porque bajo la mirada, muy ligeramente la cabeza y mordió su labio inferior.

¡¡¡¡¡Uyyyy que emoción!!!!!

Sofia...

Hmm se pasan de lanza, si claro. ¡Vivan su romance! Mientras YO ESTOY EN UN CUARTO.

Estoy molesta, estamos de camino a la taberna, dice el sargento que estaré mejor que la princesa de Vázques. No tengo la más mínima idea de donde es eso, ni en historia universal lo escuché. Pero si pregunto será aún más extraño, sería hechar más leña al fuego, porque me ven raro, insisto que es por la ropa. Aunque traigo un vestido, de flores, largo, cuello redondo, manga corta y ya, pero...a diferencia de las demás mujeres si estoy vistiendo raro.

Llegamos a la taberna que también es una posada, la señorita de la tarde, creo se llama Isabel, me guía a mi habitación, de hecho está arriba de donde estabamos comiendo. Y me dice.

-no se preocupe, todo está arreglado, ahora traigo su cena- cuando dice eso, oigo que cierra la puerta, ¿que todo esta arreglado? Mi cena...¿me la van a traer a mi habitación? Wow eso no lo esperaba.

El cuarto, se ve amplio; tenía una ventana al fondo junto a la cama; la cama era tipo una matrimonial, al menos de nuestra época.

Estoy cansada, no lo pienso mucho y me aventé a la cama, era suave el colchón, ¡¡era muy rico!!

-¡que rica cama! Ayyy estas cobijas son más ricas que las de casa- disfruto la cama rodandome de lado a lado que casi me caigo por el borde de la cama, la ventaja hay un tapete muy suave jajaja.

Después de unos minutos, me quedé mirando al techo, pensaba en mi familia, mis padres...¿qué había hecho para llegar aquí? ¿No podría ser un horrible sueño? Un sueño donde ya me aventuré, ya vi cosas que desconocía completamente, no...¿no podría ya despertar? Mi pecho me duele, siento un gran vacío, no puedo soportarlo tanto, lo único que siento son las pequeñas lágrimas rodar por mis mejillas que se van a los lados, pues estando acostada boca arriba, no siguen su curso normal.

#tock tock#

Tocan la puerta de madera, que está atrás de mí, es decir, a los piés de la cama de lado izquierdo. Yo estoy a la mitad de la cama, de espaldas a la puerta. Rápido me levanto y seco mis lágrimas.

-adelante- dije cuando abrí la puerta y ví que era la srta Isabel. Ella traía mi cena en una bandeja y paso a dejarla a una mesa mediana que tenía el cuarto.

-gracias señorita- no estaba de humor, así que lamento que fuera medio seco. Ella me respondió con su hermosa sonrisa que tenía cuando la conocí.

-de nada pequeña, vamos empieza a comer. Me reteriro- salió del cuarto volviendome a dejar sola.

No puedo decir si estaba rica la comida porque...me sentía tan mal, que no me sabía a  nada, pero juzgando la sopa de la tarde, debe estar buena la comida.

Lazos lejanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora