Jonah...
Desperté en la mañana y me sentía muy bien, tenía puesta la armadura, pero...¿por qué no me la quité? Al quererme levantar sentí que en mi brazo estaba alguien, agache la mirada y me llevé una gran sorpresa. Sofía estaba dormida sobre mi brazo, ella estaba de lado dandome la espalda, la sentía tan cerca que me llegaba el olor de su cabello.
La miraba con ternura, estaba recordando lo que pasó anoche, era como si hubiera estado soñando, un sueño que me encantó y quedé fascinado al saber que no lo fue, que todo era verdad. Ella interrumpió mis pensamientos al voltearse y colocar su cabeza en mi pecho. No sé porque no le incomodó la armadura cuando se acostó sobre ella. Tomé una almohada y la acomodé para que no se lastimara. Ella sólo se acomodaba y suspiraba profundamente, pasó su mano y terminó abrazandome.
Tomé su mano y la llevé a mis labios dandole un pequeño y suave beso. Ella no se despertó, sus pestañas tupidas era hermoso verlas, como una cascada matinal. Su abrazo era dulce, sus manos tan suaves, eran como la porcelana y sus uñas pequeñas se veían tiernas. Podría quedarme así para siempre, pero sé que esto no estaba bien, que debía levantarme e irme, ella no me dejaba, su cabeza estaba acomodada que si me movía se despertaría y lo que menos quiero es que despierte.
Ligeramente la abracé, ya no podía soportar el no hacerlo, acerqué mis labios a su frente y la besé. Cerré mis ojos y por un momento imaginaba el cómo sería la vida con ella a mi lado. Ella es jóven, tiene si no me equivoco 13 o 12 años, edad suficiente para casarse aquí en mi reino, si ella quiere podríamos casarnos cuando ella esté lista, de más grande, sé que soy mayor que ella y que puede no gustarle, por esa razón me esperaría.
El problema es que ella viene de otro lugar, extraña su familia, sus tierras parecen muy lejanas, quizá mi propuesta sería rechazada ahora mismo. Sin mencionar lo que anoche dijo, que ella quiere su tiempo, para poder aceptar si siente algo por mí. Creo que puedo tener paciencia y no preocuparme por Adal, él no va a ser competencia.El aróma de su cabello me hipnotizaba y su compañía me hacía sentir las ganas de quedarme acostado junto a ella otro rato más. Sin embargo llegó Lachlan, quien discretamente me habló. -Alteza....¿desea quedarse?- preguntó algo sorprendido, mejor dicho, muy sorprendido ya que casi se le salían los ojos de sus órbitas.
-sí, pero no es correcto, ahora salgo.- respondí e hice un ademán con la mano para que saliera.
-Sofía....- hablé a su oído. -sos una mujer hermosa y yo te esperaré el tiempo que sea necesario.- finalicé y besé su hermosa y suave mejilla. Con mucho cuidado y cautela me moví para levantarme y no despertarla. Por fin logré safarme de sus delgados brazos y me retiré de ahí.
-¿qué sucede Lachlan?- hablé serio cuando salí de la tienda.
-Alteza, debemos prepararnos para despedirnos de su Alteza la Reina Nicolasa Reina de las Hadas. - respondió muy formal como es la costumbre.
-muy bien, para hablar de otros temas, vamos a mi tienda.- hablé dirigiendome a mi tienda para que pudiera despejar sus dudas sobre mí y Sofía.
Cuando llegamos, Lachlan no pudo evitar el demostrar su emoción, parecía que nada más le dí rienda suelta y no hay quien lo pare ahora. Le conté lo sucedido anoche y cómo fue que me quedé dormido con ella, para que no lo mal piense.
-Alteza, ¿me permite hablar con libertad sin que me reprenda?-
-sí, pero tampóco te me quieras pasar de listo con tus comentarios.- le advertí.
-yo hubiera pensado que habían pasado la noche juntos.- habló haciendo gestos raros.
-¿qué quieres decir?- pregunté ingenuamente.
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Lazos lejanos
RandomUna historia de chicas que se conocerán de una forma muy peculiar y que se enfrentarán a peligros fantásticos. Tendrán que unirse y volverse amigas para regresar cada quien a su hogar. Dos naciones diferentes en dos personas, se formarán unos lazos...