Capítulo 72

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Rodrigo...

Tomé a Sandra entre mis brazos y le tapé la boca para evitar que gritara, pero nunca esperé que me mordiera la mano. Ella se logró safar y aún con las velas apagadas me dió una patada en la espinilla y me empujó provocando que me cayera.

-¿who are you*?-  exclamó.

-¿qué?- pregunté consternado, pues...¿qué rayos significa eso?

-¡vos no te hagaís el listo, decidme quién carajo sos!- gritó mientras se colocaba encima mío y colocaba su mano en mi cuello. -decidme, antes que te rompa la cara.- ¿sería capaz? De un movimiento ágil le quité la mano de mi cuello, la tomé de la cintura con mi mano contraria y la empujé para voltearla y que se invirtiera la cosa. Ella quedó abajo de mi, mientras yo veía su sombra de su rostro.

-¡suéltame imbécil!- gritó tratando de empujarme por mi pecho.

-vos no hablais así, además, ¿crees que soy un imbécil?- le hablé acercandome a donde calculo es su oído.

ayy Rodrigo!- exclamó quejandose, luego dejó de pelear. -te pasas, me espantaste horrible.- habló como niña mimada.

-vos perdonad mi modo tan dramático de entrada, pero debía evitar que me viesen los soldados.- respondí levantandome un poco.

-bueno, pos ya quitate, ¿no?- habló sonando muy bromista. -¿quieres que me quite?- pregunté sólo por molestarla.

-sí, quitate, por favor.- lo que hice fue pegar mi pecho pero levanté mi pelvis, hablé a lo descarado. -no quiero, no me voy a quitar.- obviamente bromeaba.

-bueno entonces acomodate bien.- respondió, me tomó por sopresa, esperaba que peleara más.

-¿qui..quieres que me quede?-

-sí, pero si te vas a quedar..-tomó mi cuello de la camisa y me levantó para que quedara erguido mi pecho. -entonces acomodate bien o quítate.- habló muy seria y hasta sonaba amenazante. En cuanto me soltó me puse de pie y la ayudé a pararse.

Me dió mucho nervio la manera en la que me levantó, la postura en la que hizo que quedara, fue por eso que me quité de inmediato. Ella iba a prender vela por vela, pero le pedí que cerrara los ojos y que no hiciera trampa, cuando los abrió todas las velas estaban encendidas.

-¡wow! ¿Acaso eres mago o algo así?- preguntó sorprendida.

No pude evitar reír levemente. -¿por qué?-

-porque ésta es la segunda vez que me sorprendes con cosas así.

La primera fue con la armadura y..a no la tercera.-

-¿cuál fue la segunda?-

-la manera en la que entraste fue la segunda y la tercera es pues..esta.- sonrió nerviosa. Su risa me encantaba, me volvería payaso sólo por hacerla reír siempre.

-¿qué?- preguntó al ver que me le quede viendo con ternura.

-estaba contemplando tu linda sonrisa.- respondí acercandome a ella un poco.

-jajaja no inventes.- respondió, disfrutaba ponerla nerviosa.

-mejor dime la verdad. ¿Eres un mago o algo así?- volvió a preguntar.

-si te lo digo...¿puedo contar con que no os lo dirás a nadie?- pregunté galantemente.

-vos puede estar tranquilo, que de mi boca no oirá ni un pío.- ahora ella fue quien se acercó coquetamente, era como si se vengara de mi por darle nervios.

Lazos lejanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora