Capítulo 10

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Sandra...

¡Rayos! No podremos escapar, están aquí en la cocina y no podemos escapar, no hay una ventana o algo lo suficientemente grande para salir.

- ¿qué ocurrió aquí?- preguntó el que creo es el capitán o por lo menos el sargento.

Era un hombre, un poco más alto que yo, de facciones tiernas, algo extraño para un militar. La verdad no tenía cuerpo de soldado, pues no lo tenía trabajado, tenía panza, no se veía flácido, pero tampoco se veía fuerte.

La señorita de la taberna se paro enfrente de nosotras y ella habló.

-Sargento Juárez, éstos hombres entraron a mi negocio, invadieron mi cocina y me iban a deshonrrar. De no ser por ésta dama que me salvo- al decir la última parte, de dama, se movió para que saliera a presentarme.

Ash yo que ya no quería fingir mi voz, pero me tocaba.

Salí y me paré enfrente de él y sus hombres.

-reveleme su rostro- me ordenó, no quería que hubiera problemas, así que lo obedecí.

Me quité lo que encubría mi cara.

Sofia...

Cuando se destapó la cara, no era tan fea como la había visto, su rostro si bien traía espinillas, no se veía tan marcada, su rostro era ligeramente redondeado, sus ojos se le veían medianos, pero no expresaban si había miedo o algo por el estilo, aunque desde donde estaba sólo podía ver su perfil.
De ser ella la bajita, de las dos, sentí como si ella hubiera crecido y yo me encojiera. Se paraba derecha, sin miedo en su parado, mientras miraba a los soldados.

-éstos tipos llegaron a querer causar problemas, yo sólo quise ayudar a la señorita.
Como verá, vosotras somos de fuera, pero no queremos problemas.- dijo, mientras me tomaba de la mano, para ponerme de su lado. Por conveniencia no es bueno que peleemos aquí, mejor luego.

-yo la entiendo señorita, pero necesito que dé su declaración frente al alcalde del pueblo- fue la respuesta del soldado, hizo un movimiento con la mano, para dar a entender, que pasaramos. Así que salimos antes que él.

Yo estaba muy nerviosa, mis manos estaban heladas por el miedo, pero ella se encargó de hablar ante el alcalde y sólo me miraba como para que confirmara, yo sólo asentía con la cabeza. Al alcalde parecía agradarle, estaban riendo mientras contaba la historia.

Al terminar de contar los hechos ocurridos en la taberna, creí que nos iríamos de inmediato, pero no fue así. Ellos estaban hablando muy agusto de otras cosas, la verdad dejé de poner atención a lo que decian porque ni me importaba. A él parecía agradarle ella, puedo decir que ahí había una energía rara.

Yo sólo pensaba. “vamonos...¡yaaaaa!” pero el tiempo se me hizo eterno.

Sandra...

El alcalde era un hombre muy correcto, muy respetuoso, elegante y tenía muy bonita voz, además de no ser desagradable a la vista, no digo que me gustara, pero no me sería indiferente, sin mencionar que era agradable hablar con él.

Nos pasamos gran parte del día, cuando caía el Sol por más que quisiera hablar con él no podíamos quedarnos toda la noche, teníamos que salir. Así que le tuve que decir:

-señor...-mi voz con él ya no era igual de fuerte como la que tuve en la taberna, pero me interrumpió

-no me llame señor, tampoco alcalde, con vos quiero ser más informal, si no le importa ¿por qué no me llamas por mi nombre?- me dijo muy dulce pero con voz que presentaba lo seguro de sí que era.

Sonreí levemente, desviando mi mirada, pero al levantarla, sólo lo veía entre mis pestañas. Cuando levante mi rostro le contesté.

-está bien, lo llamaría por su nombre, pero yo la verdad, lo desconozco completamente.- provoqué que soltara una risa, medio coqueta, galante creo le llaman también, no se veía mal, pues no era grande, a lo sumo unos 23 años, no creo que sea grande, si tengo 17 años no son tantísimos los años de diferencia jajaja.

-que torpe he sido con vos, mi nombre es Rodrigo..Rodrigo Escalante, para servirle bellísima dama, cuyo nombre me es desconocido también- al presentarse, extendió su mano, de manera muy cortéz.

Hice lo mismo, extendí mi mano, tomando la suya diciendo -un placer alcalde Rodrigo, mi nombre es Sandra- cuando termine de decir mi nombre, llevó mi mano a sus labios y la beso suavemente, era como si hiciera solo un  símple toque con sus labios.

-Sandra...un hermoso nombre, para la dama más hermosa que han visto mis ojos- no sorpoté la risa de los nervios que tenía, quisiera quedarme, que ese momento no acabara, pues sus manos eran de una persona que ha trabajado mucho, apuesto que para ser alcalde tuvo que enfrentar muchas cosas fuertes.

Pero me tengo que despedir, pues ¿qué vamos a hacer?.

-Rodrigo..- le sonreí mientras tenía su atención en mi rostro y continué -Quisiera quedarme, pero vosotras tenemos que irnos y por lo que veo, el Sol ya se está poniendo, será muy tarde si nos quedamos más tiempo.- me miró asombrado, pero tomó mis manos, mirandome a los ojos y me dijo.

-no os preocupeís, vos dejame hacer unas cosas que yo me encargo- cuando terminó de decir eso, se levantó y salió de la oficina, dejandonos solas a la niña y a mí.

Cuando el alcalde se retiró de la habitación, sentí como la mirada de la niña se posisionaba en mí. Yo sinceramente no esperaba que pensara bien de mí, pues podía creer que la había seguido y que la buscaba por algo aunque la neta no fuera así, pero es una chiquilla, todo puede pensar.

Rompió el silencio diciendo.
-le gustas al alcalde- la voltee a ver muy asombráda, no esperaba que me dijese eso. Creo que ésta niña sabe cosas jajaja. Sólo pude responderle.

-¿tú crees?- realmente me hizo olvidar el acento que había estado fingiendo durante todo el día, me dolían ya los cachetes por la voz que hacía, que si bien era mi modo de hablar con gente de respeto, pero nunca lo había mezclado haciendo un acénto Español, era algo nuevo.

A mi pregunta, ella me respondío.

-¿acaso no te diste cuenta? No me digas que no porque sé que es mentira mujer jajaja- me agradó que riera, que hiciera bromas jajaja.

-jajaja, sí, si me dí cuenta. Pero....- no me dejó terminar cuando ya andaba diciendo.
-y a tí también te gusta jajaja- ¿acaso era muy obvio? Yo digo que no soy obvia, sólo que ésta niña ha de ser muy precos, o ha visto mucho "livre" o algo por el estilo.

-¿quién dice que me gusta?- obvio si me gusta, sólo que no se lo quiero admitir aún. Sin embargo, cómo no me va a gustar, si con esos ojos que cautivan, pues son sumamente expresivos, deja ver su lado sencible, mientras que su pinta refleja la seguridad que tiene de sí mismo, la dureza con la que puede manejar a los soldados que estén a su cargo pero por dentro ser dulce. Era una combinación completa del Yin y Yang.
Creo que me desvié mucho del tema principal, no le voy a reconocer a ella que efectivamente me gusta este alcalde.

-me dices que no te gusta pero actuas como si sí te gustara- disfrutaba molestarme o no quería que nos escucharan pelear sobre lo de ser de otro lugar.

Creo que con esto ella se estaba relajando, si le servía molestarme para que no pensara en cosas malas o peligrosas, pues me sacrifico por ella.

Pausa....a ver y...¿cómo por qué me dejo que me moleste? Digo sirve para que no escuchen una discución que suene loca e increíble, pero dejo que me moleste y yo qué culpa tengo.

Apenas conocí a esta niña y ya me preocupo por ella, ¿pues qué me está pasando hombre?

Lazos lejanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora