Capítulo 6

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Sandra....

-Ay mi cuerpo, me duele, en especial mis piernas.
A ver, si busco a alguien que me ayude, no debo parecer loca, así que....¿cómo explico lo que paso? Aaaaaa que maaaal- pos estoy sola, no hay quien escuche que estoy hablando sóla.

Aunque eso cambia, cuando siento una mano que toca mi hombro, escucho una voz de una niña, así que me giro a verla.

Sofia...

Espero que ésta señorita me pueda ayudar y que no me tome como una loca, que es lo más importante.

Cuando toco su hombro le digo - señorita, buen día, ¿me puede ayudar- siempre muy educada, pues es mayor que yo.

Sandra...

Me giro con una sonrísa en mi rostro, espero ver a alguien más pequeño que yo, pero oh sorpresa, es más o menos de mi estatura -dime, ¿en qué te puedo...-

No terminé de decir la pregunta porque no era posíble lo que estaba viendo.

Sofia....

En cuanto ella me miró, en algo coincidimos, nuestras caras estaban llenas de sorpresa, no podíamos creer lo que veíamos.

Su rostro ya no se veía tan feo, como antes, pero parecía tener una cara extraña, unas manos de humano, con cuello de una mujer que cuida su piel, pero....su cara se veía muy muy MUY rara.
¿Acaso será un mounstro? ¿Una mujer mitad algo?

No lo sé, lo único que sé con certeza, es que al vernos las dos nos asustamos, (yo creo que yo me asusté más que ella)

Sandra...

Al vernos, no sólo nos asustamos, yo fui la primera en saltar para un lado, por suerte había mucho pasto y caí en blandito.

-¿¡es neta!? Osea no sólo anoche te veo, me pierdo, me siento con miedo y ahora resulta que te encuentro aquí- mi voz sonaba más como si estuviese bromeando que si estuviera asustada.

Ella no se quedó callada, además que también saltó, pero del lado donde había más piedras chiquitas. -¿ah sí? ¿Tú crees que es un gusto verte? Si eso pensabas dejame decirte que estás muy equivocada. Señorita mounstro.- a sí de grosera la niña, ¡oye me! ¿Qué le pasa?, no me pienso quedar callada.

-¡a ver, ver a ver! Le bajas dos rallitas a tu tono de voz, porque a mí me respetas. -cada vez que le hablaba daba un paso para acercarme a ella. No porque soy más pequeña que ella en estatura me intimidan facilmente o mejor dicho nadie.

-pues... entonces... desaparece de mi vista- su voz ya se escuchaba con miedo, parecía que se le cortaba un poco, creo que me pase de lanza en mi tono, ella si es fácil de intimidar, pero sentí feo haberlo hecho, sólo buscaba que me respetara, mas no asustarla.

Sofia...

Al ver que se acercaba a mí, que se ponía brava, me dio miedo, debo decirlo, mi voz se debilitó y creo que ella lo notó, pues su cara de ser dura cambió drásticamente. Aunque yo ya no estaba dispuesta a escucharla más.

Me dí la media vuelta para marcharme, sin embargo ella me detuvo.

-espera, no te vallas- me dijo mientras sujetaba mi brazo.

-¡No puedes determe!- le grité mientras me safaba de su mano.

-okay, sí vete, pero siquiera dime ¿en dónde estoy?- me pidió que le dijese, algo que ni yo sabía, ¿qué hago?

Lazos lejanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora