Capítulo 62

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Jonah...

La princesa Tania casi caía al tropezar con una bara, la ayudé para que no se lastimara, es de la realeza y por ello debo cuidarla para que no existan problemas con su madre la Reina Nicolasa.

Debo aceptar que es muy bien parecida la princesa, pero en cuanto la sujeté y me aseguré que estuvieran sus pies en el suelo la solté para que se enderezara. Al voltear a mis espaldas vi a Sofía marcharse con Nasha y su amiga.
Su caminado lucía que estaba enojada, no entiendo la razón del por qué ahora se enfadó conmigo.

Ellas iban caminando a prisa, en un momento Sandra jaló a Sofía y parecía que la regañaba, Nasha sólo observaba. Me fui acercando sin que me escucharan.

-SOFÍA VE Y HABLALE, NO DEJES QUE SE SALGA CON LA SUYA.-

-¡NO! MEJOR LO DEJAMOS Y ME VOY. NOS ALEJAMOS Y YA COMO BIEN DIJISTE.-

Estaban molestas una con la otra, Sandra quiso volver a jalar a Sofía, pero esta gritó soltando su brazo. -Sofía..- volvió a gritar Sandra.

-¿qué pasa aquí?- pregunté saliendo de mi escondite. Las tres mujeres se asombraron, no esperaban que las escuchara. Sofía sólo desvió la mirada, Nasha y Sandra me saludaron inclinandose.

-pueden retirarse.- les pedí a Nasha y a Sandra. Esta última me miró extraño, pero agachó la cabeza y se retiró con Nasha.

Sofía ya se iba a ir también, pero la detuve sujetando su mano. -¿a dónde vas?- ella dandome la espalda respondió. -usted pidió que me retirara, eso es lo que hago.- no pude evitar sonreír y jalarla con mucho cuidado para que se volteara.

-eso se lo pedí a Nasha y a Sandra, no a ti. Si quieres que dé una órden, puedo ordenar que no te vallas de mi lado.- hablé acercando mi frente a la suya. Ella cerró sus ojos, como si esperara un beso en su frente, pero me gustaba sentir su cabecita juntarse con la mía. Al despegarme de ella sonreí levemente y ella abrió sus ojos.

-déjame.- exclamó y safó su mano de la mía.

-ee espera. ¿Qué tienes?- me paré frente a ella evitando que se moviera.

-nada, sólo no estoy de buenas.- expresó tratando de caminar por un lado mío pero no la dejaba.

-dime la razón o si puedo ayudarte.- hablé.

-sí, si puedes ayudar...-hizo una pausa y colocó su mano izquierda en su cintura. -déjame en paz- habló y se fue por mi lado derecho.

-So..¡Sofía!- le hablé corriendo para alcanzarla. La tomé de sus hombros y la pegué un poco a mi. -¿por qué estás enfadada conmigo?- era obvio que era yo el problema.

-por nada, no has hecho nada para que me moleste.- respondió sonriendo muy falsamente.

-Sofía...-no me dejó terminar porque habló.

-fresco, has tus cosas de Rey y ve a atender a la princesa.- al decir “princesa” dirigió la mirada a la dirección de donde vine yo. Para mi sorpresa la princesa estaba cerca de ahí observandonos.

-mira..-me miró sonriendo. -ahí está la princesa.- dió unos golpes como de compañerismo en mis brazos y esperaba que la soltara, pero no fue así. Mi mirada se volvió muy seria, la misma mirada a la que llama mi pueblo “la mirada de hielo” algunos exageran y dicen que congelo a mis enemigos por mirar de ese modo.

Lazos lejanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora