Capítulo 12

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Sandra...

Salimos de su oficina, me daba hasta pena el como venía vestida, no era la ropa con la que yo saldría a mi primera cita, aún siendo de la época medieval, no lo sería, pero que le podía hacer.

Era una noche hermosa, se empezaban a ver las estrellas entre las nubes, los últimos rayos del Sol eran increíbles, la compañía...¿qué puedo decir? Era linda. Imaginense, un hombre de facciones lindas en su rostro, cejas arqueadas, cabellos negros, como la noche, sus manos no eran suaves, pero tengo el presentimiento que significan su vida, sus ojos cafés obscuros, era más alto que yo, su cuerpo...sin querer sonar de mente cochina, jajaja, era de alguien que debía tener experiencia en el campo de batalla, un cuerpo marcado y su manera de caminar, presentaba su fortaleza y seguridad.

Me llevó a la taberna, pero estaba muy diferente, estaba muy arreglada, con una mesa grande al centro, tenía velas, bueno...no me podía alocar, porque al no existir los focos es obvio que van a poner velas.

Se adelantó y me ofreció su brazo, lo acepté, aunque eso aumentaba mis nervios. Cuando llegamos a la mesa, me soltó y abrio la silla para que me sentara, era todo un caballero, no sé que tan común es eso en su época, pero para la mía es muy raro, así que me siento alagada.

-gracias- le dije, después que me sentara, con una sonrisa en mi rostro, él me miraba como si lo hubiese hechizado.

-mi lady, no hay nada que agradecer- me gustaba que me dijera mi lady, pero él me había permitido que le llamase por su nombre, creo que lo justo es que lo haga conmigo igual.

-Rodrigo- llamé su atención, pues él se estaba sentando apenas.

-digame- muy pendiente de mi respondió.

-Rodrigo, me gusta que me llames diciendome “mi lady”, pero si gustas puedes llamarme por mi nombre, Sandra.- ¿qué hice? ¿Deje de hacer el acento español? ¿Se habrá dado cuenta? Ay que pendeja soy, hmm lo malo es que no estoy en mi dimensión, si no, ahora que hay pandemia y hay que traer un cubrebocas me podía tapar la boca y no se veria las gesticulaciones que hago con la boca cuando me equivoco.

claro! Eso me encantaría, poder pronunciar vuestro nombre, llamarla por el mismo. Yo encantado de decidle su nombre- cada palabra que decía me encantaba, nunca antes me habían dicho cosas tan lindas.

Aunque...fui bien pendeja, haciendo de lado el hecho del acento, ¿por qué chingados le dije que me hable por mi nombre si me encanta que me llame “mi lady”?

Sofia...

Salí de mi cuarto, pues de estar todo en silencio, se podían escuchar murmuros, me asomé y me acerque al balcón de las escaleras para ver si era que había más gente o qué era.

¡Aaaaa! Fijate, yo acá arriba y ella abajo en la mesa y con ese alcalde cenando, por eso me mandaron a mi cuarto, que pinches gachos son.

Bueno pero...¿por qué me enojo? Que haga lo que ella quiera, a mi que me importa, ¿o no? Aaay no será que me mandaron aquí arriba para...brrbrbbr no pienses cochinadas, además...no creo que ella tenga la hormona alterada.

¿Qué veo? Le está ofreciendo una copa de vino, a ver voy  a ver si escucho que dicen.

-¿por que no queréis una copa de vino?- él le pregunta ella se sonrie pero ya le va a contestar.

-Rodrigo, me gusta el vino, no os puedo negar, pero necesito estar en mi sano juicio para cuidar a la niña-  ¿dijo que le gusta el vino? ¿Esta niña toma a su edad?

Lazos lejanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora