Capítulo 68

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Sandra...

Que noche tan hermosa, de verdad que los días aquí son extraordinarios, la tarde de hoy que salí con Sofía fue muy linda, ella estará triste y la entiendo, pero yo disfruto de los días y el aire puro.

Desde el balconcito miraba las estrellas tintinear cuando una estrella en específico, llamó mi atención al ver que se acercaba poco a poco. Me hice para atrás por cualquier cosa y se volvió una hoja de papel con un escrito en ella. La tomé y leí lo que decía.

“Amada mía,
vos miras las estrellas,
pero a mi me faltas tú,
para poder tener mi Luna,
os ruego que salgaís y vengaís conmigo,
pasando la piedra lapis espero encontrarte.
No falteís que esperaré toda la noche si hace falta.

                  A.T.T. Rodrigo.”

Valla, ahora sí me buscas, eres un cabrón, me dejas toda ilusionada y ahora me buscas. Más vale que tengas una muuuy buena excusa para que te disculpe.  Lo bueno es que sé donde queda esa piedra, Lachlan me la enseñó un día que me llevó de tour por aquí.

Esperé que dieran las 11 de la noche (es un aproximado, porque no hay reloj) y salí con toda cautela, Lachlan me vió, pero le dije que quería sólo bajar a caminar un poco y que no tardaba. Él me creyó y no me pidió más explicaciones. Llegué al punto de reunión y no había nadie, me senté en una raíz de un naranjo a esperar.

Alguien llegó por la espalda y me cubrieron la boca y otra mano tomó mi cintura pegandome al pecho de alguien, era un hombre según yo.

Me moví salvajemente para safarme pero antes que pudiera dar un codaso hablaron en mi oído. -tranquila querida, soy yo, ¿vos no me reconoceís?- era Rodrigo. Su voz es incunfundible y al ir destapando mi boca pude oler su aroma que lo caracterizaba.

Se puso enfrente a mí y se puso en cuclillas con una sonrisa que ni Dios le hubiera podido quitar. -¿qué tienes?- preguntó el muy ingenuo al verme muy seria.

-ah sí, ¿qué tengo? Jajaja es curioso que no sepas qué tengo- hablé irónicamente. -pues me pasa que...ALGUIEN, no sé quién, pero ALGUIEN..-me movía bien diva para que quedara con mi sarcásmo. -me dijo que era la Luna que iluminaba la noche y quien sabe que tanto, pero en la noche que me dicen eso, puff. Se desaparecen y no sé de ese ALGUIEN hasta hace...- fingí que traía reloj y miré mi muñeca. -media hora...no como 1 hora. Fijate, eso me pasa. ¿Tú crees?- finalicé, estaba muy enojada y felíz de verlo a su vez. Aunque también deseaba darle una cachetada, para que se le quite lo infelíz.

-jajajajaja tranquila, no seas tan dramática...-

-¿soy dramática? Ah mira, ahora soy la dramática, déjame decirte algo Rodrigo Escalante. Soy dramática, soy loca y soy burlona, pero no me gusta que lo que hiciste, además no me pidas que no sea dramática, porque soy así y...-no me dejó terminar porque puso sus labios con los míos. Su beso no fue como el primero que me dió, que fue fuerte y algo rudo, éste fue con más dulzura y con más pasión que el primero.

Se separó de mí y miró mis ojos, yo no le había besado, su mirada era algo confundida, bajó su mirada a mis labios y se acercó lentamente yo también vi sus labios y luego cerré mis ojos recibiendo su beso tan lento y tan suave. Giré mi cabeza al otro lado, mientras él colocó su mano abajo de mi cabello en la zona de la nuca. Mis manos las coloqué en sus mejillas y luego las bajé a sus hombros para separarlo de mí.

Lazos lejanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora