Capítulo 48

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Rodrigo....

Ésto me confirmaba mi teoría, la amiga de mi amada Sandra, era un Hada. Podré entonces vengarme de las hadas y si puedo quizá hasta acabar de una vez por todas a los Elfos. Esas mounstrosidades y deformaciones que atacan a mi pueblo, en especial las hijas de puta de las brujas.

El problema va a ser Sandra, ella que es un dulce, un amor y que me encanta. Debo alejarla antes que otra cosa pase, pero si me voy no podré asesinar a las Hadas pero si me quedo Sandra se deberá quedar también. Necesito pensar en una salida.

Sandra...

Rodrigo tomó mi mano y la apretó fuerte, me hacía sentir segura en estos momentos. A Tania no la veía, no sabía si hablarle para saber que si está aquí o no.

-Tania....Tania...- murmuraba, pero la voz sentía que se quebraba.

-Sandra, igual y ya se fue, tenemos que irnos también.- respondió Rodrigo al ver que no había respuesta de Tania.

-no, yo no creo que se fuera....Tania...-

A Rodrigo parecía no agradarle el hecho que buscara a Tania, quizá no le caía bien, pero eso lo debía hacer aun lado.

-¡Detened vuestro ataque!.

¿No sabeís quien soy? ¿Acaso es que quereís morir?- una voz enojada femenina habló desde arriba, como si viniera de la copa de los árboles.

-¿No me creeís? Entonces permitid acercarme.-  habló después de unos segundos. Su sombra paso encima de nosotros y al alzar la vista, contemplé sus alas, las cuales eran de color rosa y eran del tamaño de su cuerpo.

-además de ver mis alas, observen la marca de la princesa Hada.- bajó un poco la manga del hombro de su vestido y mostró algo que ellos reconocieron y la neblina empezó a disminuír.

Ella descendió hasta nosotros, Rodrigo me puso atrás de él y se mostró muy hostil.

-¡Apartaos! No dejaré que lastimes a Sandra.- habló enojado.

Me asomé por un costado suyo para ver a Tania con sus magníficas alas.

-que bien guardadas te las tenías eh- le dije en tono burlón.

-Jajaja sí, esa era la intención.- respondió, como si él no hubiera estado en medio de nosotras.

-¿acaso tú sabías que ella era un hada?- me dijo muy asombrado.

Me pasé por su lado derecho y me puse a un lado de él.

-claro, ya sabía, pero no te podíamos decir porque era un secreto.- hablé muy quitada de la pena.

-vos...¿vos no pensabas decirme?- preguntó muy alterado.

-Rodrigo, tranquilo..-hice una pausa poniendome cerca de él y colocando mi mano en su hombro.

-no es porque no confiara yo en ti, pero es algo muy delicado, así que no quería involucrarte para mal.- le subí mi mano a su mejilla y se notó que no se esperaba ese gesto de mi parte.

Rodrigo...

Su mano era tan cálida, que me bajó el coraje sumamente rápido. Era como si a un incendio se le regara agua y se apaga en un abrir y cerrar de ojos. Quizá me estaba cegando por lo que sentía mi corazón por ella, que no quise atacar ahora a las Hadas.

-vengan, acompañenme.- dijo el hada Tania.

-sí su Majestad.- respondió Sandra.

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