Capítulo 9

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Kian

Estoy terminando de escribir unas cosas en mi computadora, cuando oigo que entra Marlon. Me mira con sorpresa. 

- ¿Todavía estás aquí? - me pregunta. 

- ¿Dónde más estaría? - digo con mi vista en la pantalla, aún escribiendo. 

- ¿Acaso no es está noche esa estúpida fiesta? - me pregunta. 

Levanto la vista rápidamente. - ¿Hoy que días es? - pregunto. 

- Jueves. - dice. 

- Oh, mierda. - digo parándome rápidamente. - Hazme un favor. Llama a la casa y que me traigan el traje aquí. Iré a ducharme. Y pregúntale a Hardy a donde diablos debo ir a buscar a la chica que me consiguió.

- ¿Ahora soy tú secretaria? - dice con sarcasmo. 

- ¡Ve! - le digo. 

Pone los ojos en blanco y sale. 

Comienzo a despender los botones de mi camisa, mientras me dirijo al baño. 

Después de ducharme, salgo y encuentro mi traje y zapatos sobre la mesa. 

- ¿Algo más patrón? - dice Marlon son cierto sarcasmo. 

- No, para ser mi no secretaria lo haces muy bien. - digo burlón. 

Me muestra su medido medio. - Un mensaje de Hardy.... Dice que si llegas tarde te matará, y no en un sentido figurado, sino literalmente. 

- ¿Debería estar preocupado? - digo mientras me pongo la camisa. y prendo los botones. 

- Después de tantos años entre nosotros, no me extrañaría que se empiece a contagiar. - dice. 

- ¿Le preguntaste sobre la chica? 

- Tú cita llego junto con la ropa, te espera en un auto afuera. - dice. 

- No es mi cita. - digo molesto, poniéndome el pantalón de vestir negro. 

- No critico. - dice. - Solo que no pensé que era tú estilo.

- Solo le pedí una cara bonita que me sirva de accesorio. - me pongo el saco. 

- Pues, es bonita. 

- Después del evento es toda tuya si la quieras. - digo, mientras me calzo los zapatos negros y brillosos. Noto que me falta ponerme el moño. - Odio estás cosas y no se ponerlas. 

- Deja que te ayude. - dice acercándose.

- No, olvídalo, así estoy bien. - digo. - De todas formas no me gustan. 

Me extiende mi petaca. - Te la llene. - dice. 

La tomo. - Gracias. - digo. - No sobreviviré la noche sin esto, a menos que pueda dispararle a alguien, lo que no creo que suceda. 

- Suerte, la necesitaras. - dice.

Le doy un trago a la petaca y me la guardo en uno de los bolsillos internos del saco. 

Salgo por la puerta trasera del asilo y veo el auto negro estacionado. 

- Buenas noches, señor Marshall. - dice Braxton, quien está parado al lado del auto. 

- Hola. - digo. - Vamos, que se hace tarde. - él abre la puerta del conductor y entra. 

Yo abro la puerta de atrás y me adentro al vehículo.

- Andando. - digo. 

El auto comienza a andar. Todo el silencio, cuando recuerdo lo de la estúpida acompañante. Miro a mi costado, para echarle un vistazo. Al verla me llevo una gran sorpresa. 

No Puedes Comprar Mi Amor (Mafia Marshall I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora