Capítulo 20

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Galadriel

A la mañana siguiente luego de vestirme bajo y me dirijo hacia la cocina.

Comienzo a prepararles a Jude y Aiden el almuerzo para la escuela.

Al terminar de guardar sus tappers en las bolsas, ambos entran a la cocina y se sientan en su lugares para desayunar. Me acerco a ellos y les dejo su bolsa con el almuerzo a su lado.

- Buenos días. - digo.

- Buenos días. - dice Jude mientras come de su tazón con cereal y leche. Aiden solo me mira y vuelve la vista a su desayuno.

Puede que aún no me dirija la palabra, pero juraría que su mirada es menos de odio que otras veces.

- Quiero que comas todas las zanahorias. - le digo a Jude.

- Gali... - dice él.

- Son minis zanahorias. - le digo. - Son más divertidas para comer.

- Las zanahorias no son divertidas. - dice él haciendo puchero.

- Ya verás que si. - le digo. - ¿Dónde has dejado tu bufanda? Afuera hace frío, te refriaras.

- Me la he olvidado arriba. - me responde.

- Iré por ella, tú sigue desayunando.

Luego de subir hasta su habitación por su bufanda, cuando bajo, al pasar por la puerta del Sr Marshall, este justo sale.

- Vamos. - me dice en su tono firme y sigue de largo hacia la salida.

- Pero... - comienzo a decir, pero me detengo al ver que él se frena y se da la media vuelta mirándome con esa mirada... su mirada.

- ¿Qué dijiste? - me pregunta con una ceja levantada.

- Si, Sr Marshall. - digo.

- Eso me pareció oír. - dice y sigue caminando.

Suspiro con alivio. Eso estuvo cerca, casi me estrangula con la mirada.

Dejo la bufanda de Jude al principio de la baranda de la escalera, para que logre verla y camino rápidamente detrás del Sr Marshall, que ya salió de la casa.

Al salir me detengo y veo que se sube del lado del conductor de su auto. Baja la ventanilla.

- ¿Vas a subir? ¿O acaso irás corriendo detrás mío? - me dice.

Rápidamente doy la vuelta y me subo del lado del copiloto, y apenas cierro la puerta arranca con velocidad. Me pongo el cinturón de seguridad y observo qué él no lo lleva puesto. Lo qué es muy imprudente, dada la velocidad con la que conduce.

No puedo evitar mirarlo de reojo. Tiene un perfil muy bonito. Siempre se le escapa un mechón oscuro, que queda sobre su frente. Muchas veces tengo que contener la necesidad de querer pasar mi mano por su cabello para quitárselo. Me alegra en parte no estar con frecuencia muy cerca suyo, porque alguna vez por mero instinto lo haré y él me arrancara la mano. Además de que valoro un poco mi vida como para morir por una tonteria.

Después de unos minutos conduciendo, detiene el auto. Abre la puerta y baja de este, pero antes de cerrar la puerta se asoma, mirando hacia adentro.

- Por si no es obvio, tienes que bajar. - dice y cierra la puerta. Me bajo del auto.

Estamos en una especie de terreno, es muy verde y está lleno de arboles. Miro al cielo que se encuentra despejado y el sol brilla, haciendo que sea un hermoso día. Él va caminando delante y yo voy a unos pasos detrás, vamos por el césped hasta un galpón que está a unos metros. Al irnos acercando puedo leer el gran letrero que tiene el lugar.

No Puedes Comprar Mi Amor (Mafia Marshall I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora