Galadriel
Abro los ojos y lo primero que veo, como desde hace dos días, es la claridad entrar por la ventana.
Paso la yema de mis dedos por la suave sábana, la agarró del borde y la acerco a mi nariz. Tiene ese aroma perfumado, pero no a flores ni nada como eso, sino algo más neutro, huele como a limpio... huelen como él.
Aún puedo recordar la mañana anterior, cuando se me paro por detrás y comenzó a hablarme en esa voz tan masculina, firme y escalofriante. Sentí como mi piel se erizaba, me recorrió un escalofrío por todo el cuerpo. Sentí miedo, sí, pero también una especie de adrenalina en mi pecho. Todavía puedo sentir sus ojos celestes mirarme, como tirando dagas con la mirada.
Oigo que tocan la puerta de la habitación.
- ¿Si? - digo sentandome en la cama.
- Buenos días Galadriel. - dice Ruby al otro lado. - El Sr. Marshall quiere verte en su oficina.
- Enseguida bajo. - digo. - Gracias Ruby.
- Después ve a desayunar. - dice con esa voz tan amable y cálida.
Será mejor que no lo haga esperar. - pienso para mis adentros. - No me gustaría verlo enojado de nuevo. Aunque tengo el presentimiento que apenas he visto una mínima parte de lo que esté hombre es capaz. Vuelvo a sentir el escalofrío recorrer mi cuerpo. No tengo que pensar en ello, o al menos no ahora.
Me levanto y me dirijo al baño. Me cepillo los dientes y me lavo el rostro. Luego salgo y me visto con la remera blanca y en pantalon cuadrille que me dio el muchacho con mal carácter.
Salgo de la habitación y encamino hacia su oficina. Golpeo levemente la puerta.
A los segundos oigo su voz. - Pasa. - dice desde adentro.
Abro la puerta y entro. Está parado en una esquina de su oficina, mirando por la ventana. En su mano tiene un vaso de whisky, que se encuentra con líquido. Es un poco temprano para ya estar bebiendo, no puedo evitar pensar. Lleva una camisa azul oscuro, que le queda a la perfección con su cabello negro, esa piel blanca y sus ojos celestes; la lleva fuera del pantalón de jean oscuro y está bastante arrugada. No necesito ser una genia para saber que este hombre tiene mucho dinero y poder, aún así, no es como suelen ser los hombre adinerados... con trajes de marca, corbatas elegantes y relojes costosos. Él parece no interesarle todo eso. ¿Entonces qué es lo que persigue si no es el dinero?
- ¿Has terminado con tu pequeña charla contigo misma? - dice trayendome a la realidad, con su semblante serio de siempre.
- Lo... Lo lamento... - logro decir.
Él consigue eso. De por si no soy alguien muy carismática y extrovertida, me cuesta mucho abrirme a las personas y entablar conversaciones. Y cuando estoy enfrente de él todo se vuelve peor, apenas si puedo decir un monosílabo completo, sin tartamudear.
- Deja de disculparte. - dice fastidiado. - Me molestan mucho las disculpas.
- Lo... - estaba por decir, pero me mira levantando una ceja, por lo que quedo callada.
- Mejor. - dice. Suspira. - Escucha, al parecer te subestime, porque eres más inteligente de lo que creí y te metiste en tu bolsillo a Jude.
- No quise... - digo.
- No termine de hablar. - dice molesto. - Al niño le agradas y todo parece indicar que no dejara de ser una molestia hasta que tú lo ayudes con sus tareas, de otra manera no las hará. Y considerando que ya tampoco está yendo a la escuela, no puedo permitir que siga perdiendo el tiempo, porque yo tambien lo pierdo. Así que ya que te estás quedando aquí y que no te maté, lo minimo que podrias hacer es ayudar al niño, al menos hasta que te vuelvas a Suecia.
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No Puedes Comprar Mi Amor (Mafia Marshall I)
RomanceÉl. Peligroso. Despiadado. Frío. Cruel. Criminal. Poderoso. Rico. El mejor en sus negocios clandestinos. Ella. Solitaria. Abandonada. Compasiva. Sumisa. Pobre. Pérdida. ¿Qué pasará cuando estas dos almas heridas se crucen? ¿Cuál de los dos se perd...