Kian
Es de madrugada, cuando sigo dando vueltas en la cama. Desde hace horas que estoy intentando dormirme sin éxito. Supongo que tendré que recurrir a mi querido amigo, el whisky.
Me levanto de la cama, salgo de la habitación y bajo las escaleras. No voy a negar que no baje casi corriendo. Es verdad cuando digo que está casa me transmite una vibra muy siniestra. Todo se encuentra en mucho silencio y a oscuras. Al llegar a la planta baja, me dirijo a ir hacía la cocina. Al pasar por la puerta de la biblioteca, que se encuentra entre abierta, distingo que dentro hay una luz encendida. Me reconforta un poco saber que aún a Hardy también le "inquieta" la vieja casa.
Cuando abro la puerta del todo, me llevo una sorpresa. Parada, detrás del escritorio, está Galadriel. Parece perdida en sus pensamientos, con su mirada baja. Sigo mi vista hacia donde ella lo hace y es como si mi corazón se detuviera al ver que entre sus manos tiene un arma.
Camino dando lentos pasos, acercándome a ella.
- Gal... - digo con voz suave y baja, para no asustarla. - ¿Qué haces? - Ella levanta su mirada y me mira, con sus ojos firmes. Vuelve a mirar el arma y lanza un suspiro agitado. Con un rápido movimiento se lleva el arma a su sien, apoyándola sobre está. Me acerco más. - ¿¡Qué carajos haces!? ¡Suelta eso! - me mira con su respiración agitada. - ¡Galadriel! ¡No hagas eso! - se me hace un vacío en mi estomago al ver su dedo apoyado en el gatillo. - Mírame... Por favor, baja el arma. - veo que mueve el dedo lentamente. - ¡NO! - me sale un grito ahogado seguido del sonido que se aprieta el gatillo. Mi corazón late con más fuerza. No se disparo una bala. Me acerco enfurecido y le arrebato el arma de las manos. - ¡DAME ESA MIERDA! - Al abrir el compartimiento de las balas veo que solo hay una. La miro. - ¿¡QUÉ DIABLOS HACES!? - grito enojado, casi al borde de la lagrimas. - ¿¡ES QUE HAS PERDIDO LA MALDITA CABEZA!?
Tiene una sonrisa un tanto perturbadora en su rostro y respira con algo de agitación.
- Vaya... ahora entiendo porque lo hacen. La adrenalina que te recorre por el cuerpo.
La miro incrédulo. - ¿¡PERO, DE QUE MIERDA HABLAS!?
- Le dicen la ruleta rusa, es un juego de azar. Se coloca una o varias balas dentro del tambor de la pistola, se gira el cilindro, la colocas en tu sien y presionas el gatillo. - dice. - Andrey lo usaba en su clan, para una especie de iniciación. A ver quien era digno de pertenecer al clan más grande de Rusia. Tanto si tenías las pelotas para dispararte a ti mismo, como también si el destino estaba de tu lado y no te tocaba justo el tiro que contenía la bala.
- ¿Acaso el te hizo que...? - comienzo a decir.
- No. - me interrumpe brusca. - Yo quise hacerlo, quería probarme a mi misma. En el peor de los casos iba a morir al instante, sin darme cuenta de ello. Te había perdido a ti, ¿Qué más podía perder?
- Galadriel... - digo en un susurro. Sigo con un miedo que me recorre del cuerpo aún, y no salgo de mi asombro por lo que acaba de pasar hace unos minutos. Creí que vería su cabeza estallar.
- ¿Creíste que me fui con él y que por eso te olvide así de sencillo? - dice. Su tono de voz me recuerda a esa noche de su cumpleaños, lo que significa que debe estar ebria.
- ¿Y por qué te fuiste con él? - pregunto con voz tranquila. No quiero reprocharle nada, solo quiero hacer que hable, que exprese todo eso que tiene guardado dentro. Porque se que es enojo, enojo conmigo.
- Porque quería que te enteraras y que fueras por mi. Quería herirte, así como tú lo hiciste conmigo. Pero no fuiste, así que como soy una maldita miedosa, fui por lo cómodo y sencillo. Y lo mejor de todo era que no sentía nada por él, quería evitarme el volver a sentir lo que sentí contigo. Siempre me domina el miedo. Tenía miedo de tener mi corazón roto, porque me lastimaste demasiado. Y tenia miedo de estar vulnerable, tenia miedo de ti y de la forma en la que me hiciste sentir. No quería volver a sentirme de esa manera, así que pensé que sería más sencillo y estaba con alguien por quien no sentía lo mismo que contigo. Te habías ido y tenía que estar ebria todo el tiempo, para mantenerte fuera de mi mente. Pasaba mis días atrapada en una nube, tratando de olvidarte. Y pensé, "¿Tendré que estar ebria toda mi vida para olvidar que lo echo de menos?" Me sentí rechazada toda mi vida y... Y tú también me rechazaste. Necesitaba a alguien para calmar el dolor, no podía simplemente volver a mi casa sola.
ESTÁS LEYENDO
No Puedes Comprar Mi Amor (Mafia Marshall I)
RomanceÉl. Peligroso. Despiadado. Frío. Cruel. Criminal. Poderoso. Rico. El mejor en sus negocios clandestinos. Ella. Solitaria. Abandonada. Compasiva. Sumisa. Pobre. Pérdida. ¿Qué pasará cuando estas dos almas heridas se crucen? ¿Cuál de los dos se perd...