Kian
Las semanas fueron pasando.
No puedo creer estar diciendo esto pero, todo marcha muy bien. Hay una especie de armonía por todos lados, tanto en mi casa, como en el asilo. En realidad, la armonía tiene una forma humana, y es conocida por el nombre de Galadriel comúnmente. El cambio que ha traído ella se puede notar... me ha traído tanta paz. Últimamente no estoy tomando whisky, es como si todos esos fantasmas del pasado me hubieran dado un respiro. Aunque ahora soy adicto a otra cosa.
A ella...
- ¿Qué le ves de fascinante? - pregunto con curiosidad.
- Me gustan mucho, no puedo explicarlo. - dice mientras tiene entre sus manos una de las mías y la observa.
Ambos estamos acostados en mi cama, bajo las sabanas. Yo tengo mi brazo izquierdo extendido a un costado, donde ella apoya su cabeza. Mientras yo tengo apoyada mi mejilla en la coronilla de su cabeza, oliendo su cabello que se encuentra mojado ya que hace unos minutos salimos de ducharnos. Me gusta sentir su cuerpo tan cerca del mío. Tan cerca que pareciera como si... como si fuéramos uno.
- ¿Mis manos asesinas? - digo.
- Yo las veo como unas manos fuertes. Unas manos que han trabajado duro para estar donde están hoy. Las manos de alguien que haría lo que sea por proteger a los que quiere.
- ¿Por qué intentas suavizar todo y que suene bonito? - digo divertido. - ¿Acaso tratas de convencerte a ti misma? - agrego riendo.
Se sienta y gira su cuerpo para mirarme. Me observa seria.
- Yo se quien eres Kian Marshall. - dice. - No necesito suavizarlo o decirlo de una forma bonita. Se quien eres y créeme cuando te digo que no me importa.
Tomo su rostro entre sus manos y se lo acaricio con la yema de mis dedos. La observo. Esos ojos con esa mirada tan pura e inocente. Ese cabello rubio que no importa cuanto lo peine, siempre se le escaparan los mechones hacia su rostro. Sus labios. Dios nunca había visto unos labios tan grandes como los suyos, eso debe explicar esa constante necesidad de querer besarlos. Cuando ella se encuentra dormida no puedo evitar pasar la yema de mis dedos por ellos. Quisiera poder monopolizarlos. Ser yo el único que puede besarlos.
- ¿Quién eres? - me sale sin pensar.
Me mira con una sonrisa picara. - Nunca te lo diré.
Atraigo su rostro hacia mi, uniendo nuestros labios en un beso. Cuando comienza a cobrar intensidad con nuestras lenguas danzando, ella pasa su pierna hacia mi otro costado y queda sentada encima mío. Yo me levanto apenas, mientras nos seguimos besando y Galadriel acaricia mi abdomen. Llevo mis manos a su remera y se la quito, para luego separar mis labios de los suyos y levarlos a su cuello, ella hace su cabeza hacía atrás con sus ojos cerrados.
Nos separamos bruscamente cuando oímos que tocan la puerta.
- ¿¡Qué!? - digo con fastidio.
- Lo siento Kian. - dice Ruby al otro lado. - Llamo Eric, dice que es urgente. Reunión en el asilo.
- Gracias Ruby. - digo aún molesto.
Galadriel sale de encima mío y se para. También me levanto.
- Eric necesita un descanso. - dice. - Son las 3 de la mañana y sigue trabajando. Hasta ha despertado a Ruby.
- Más le vale estar desangrándose. - digo mientras me visto. - No, ni siquiera... más le vale estar con un píe ya en el otro lado.
Ella ríe mientras se viste.
- Debe ser importante si llamo con tanta insistencia.
- ¿Me esperaras despierta? - pregunto.
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No Puedes Comprar Mi Amor (Mafia Marshall I)
RomanceÉl. Peligroso. Despiadado. Frío. Cruel. Criminal. Poderoso. Rico. El mejor en sus negocios clandestinos. Ella. Solitaria. Abandonada. Compasiva. Sumisa. Pobre. Pérdida. ¿Qué pasará cuando estas dos almas heridas se crucen? ¿Cuál de los dos se perd...