Capítulo 68

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Kian

- Kian. - dice Eric entrando a la oficina algo agitado. 

- ¿Qué sucede? - pregunto extrañado. No es habitual verlo así. 

- La... la encontramos. - dice. Apenas oigo eso me levanto con ímpetu. - Está acá en Nueva York. 

- ¿Dónde está? - pregunto acercándome más a él. - ¿Ella está bien? ¿Le ha pasado algo?

- No, no, está bien. 

- ¿Dónde la encontraron?

- En el centro comercial...

- Iré por ella. ¿Está trabajando en alguna tienda? - pregunto agarrando mi chaqueta. Veo que se queda callado, quiere decir algo pero no sabe como. - ¿Qué? 

Veo que detrás suyo, a varios metros están Hayes, Hardy, Marlon y cachorrito. Me miran expectantes. Miro a Eric. 

Mandaron al cebo.

Suspira. - Estaba paseando, he comprando... con... con un chico.

- ¿Qué? - digo con mucha sorpresa. - Pero, ¿Quién era? ¿La tenía cautiva?

- No Kian, vi las fotos, está... está normal, como es ella. - dice. 

- No me has respondido quien es... - siguen sin salir palabras de su boca. Miro a Hayes. - ¿Quién era?

- Lo seguimos hasta un edificio muy lujoso en la avenida principal. - dice Hayes. - Mandamos a cachorrito y averiguo que viven en el ultimo piso, en el penthouse. - mira al chico. - Dile que apellido te dijo el portero. 

- Volcov, o algo así, era ruso. - responde Rocco. 

- Se está quedando con el ruso. - dice Hayes algo apenado. 

Quedo en shock. No puedo mover mi cuerpo, pero mi corazón, por otro lado, comienza a latir con más fuerza. 

¿Qué? 

Siento mis ojos algo húmedos. NO. No puedo llorar. 

Y grito. Grito con bronca. Grito con todas mis fuerzas. Grito con todo lo que vengo guardando desde que se fue todo al carajo. 

Quedo callado y me siento un poco mejor. Ya se que me hará sentir del todo bien...

Saco el arma que tengo enganchada en el pantalón y comienzo a disparar. Al techo y a todos lados, a mi alrededor. 

- ¡KIAN!

- ¿¡QUÉ DEMONIOS!!

- ¡AGACHENSE!

Yo sigo disparando sin ver bien a donde. 

- ¡KIAN! ¡BASTA! - dice Hardy poniéndose enfrente mío, a unos centímetros de distancia. Su rostro refleja preocupación, agitación y algo de miedo. 

Vuelvo a la realidad y suelto el arma. Veo que los demás están acostados boca bajo en el suelo. La paredes que son de vidrio tienen los golpes de los impactos de las balas. Las botellas que están sobre la mesita, al igual que los vasos, están hechos trizas en el suelo, mientras se chorrea el liquido por el suelo. 

- Llamen a alguien que venga a reemplazar todo. - digo yendo hacia la salida.

Necesito largarme de acá. 

- ¿Qué hay con Galadriel? - dice Hardy.

- Que se vaya al carajo. - digo molesto. 

No Puedes Comprar Mi Amor (Mafia Marshall I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora