Capítulo 37

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Kian

- Genial, quiero que la mesa queda bien en el centro, pueden girarla de forma horizontal, así se aprovecha más el espacio. - dice Hardy. 

- Pero, ¿Qué demonios haces? - digo con fastidio, al ver mi comedor lleno de desconocidos. 

- Ah, estás despierto ya. - dice mirándome con una sonrisa. 

- ¡Como para no estarlo! - digo. - Te puedo oír desde mi habitación diciendo que mi alfombra necesita terapia. 

- Es que mírala Kian, está muy desecha. 

- ¿Sabes que voy a dejar desecho? - digo. 

- Supongo que tú peine, ¿te has visto la cabeza? - dice. - Deberías peinarte, parece que te has caído de la cama. 

- Voy a matarte. - digo serio. 

- Lo vienes diciendo desde que te conozco. 

- ¿Necesitan ayuda? - dice Galadriel poniéndose a mi lado. 

- Buenos días. - dice Hardy. - Otra cabecita que se cayo de la cama. 

- O más bien fue empujada. - dice en un susurro. 

- Únete al club. - digo. 

- Oigan, eso no está recto. - le dice Hardy a los hombres que están cambiando de lugar la mesa del comedor.

- Vine antes de que lo mataras. - me dice la chica.  

- Hardy. - digo firme, él me mira. - Si quieres revivir viajas pasiones por la decoración de interiores, te sugiero que vayas a la casa de tus padres, si es que ya te aburriste de la tuya. O puedes ir a la de Hayes, aún tiene el televisor sobre la caja en el que vino. 

- No vamos a seguir teniendo está conversación en la que finges que no sabes que pasa, cuando no quieres algo, para que no suceda. 

- En situaciones normales basta con solo decirlo. - digo. 

- Pues está no es una situación normal. - dice. 

- Si mal no lo recuerdo TÚ te ofreciste a eso. - digo. - No entiendo porque tiene que ser en MI casa. 

- Porque le interesas tú, no yo. - dice. - No te quitaba los ojos de encima. 

- Ah, ¿es que tienes una cita? - me pregunta Galadriel, con un tono raro de voz. 

- ¿Qué? ¡No! - digo, mirándola. Parece más aliviada cuando lo digo. 

- Si, tiene una cita con un jefe ruso. - dice Hardy. - Es de vida o muerte.... Literalmente. 

- ¿Es que tienes miedo de que le manden a tus padres tu cabeza en una caja? - digo divertido. 

- Ja ja ja. - dice con sarcasmo. - No bromees con eso, no viste las fotos. 

- Escucha... - comienzo a decir. 

Suena su celular y él observa la pantalla. 

- Uh, las flores ya están aquí. - dice.

Está por caminar, pero lo detengo agarrando su brazo. Miro a la chica. 

- Galadriel, ¿me haces el favor de tú recibir las flores? - le digo. 

- Claro. - dice ella y se dirige a la puerta. 

- Te he sido claro con que no lo quiero acá. - digo serio. 

- Habíamos acordado con que cenaríamos. - dice. 

- Si, en un estúpido restaurante. - digo. - ¡No en mi maldita casa!

No Puedes Comprar Mi Amor (Mafia Marshall I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora