Capítulo 64

26.1K 1.5K 257
                                    

Kian

Los días van pasando y lo único que hago es pensar en ella.

Quisiera tener su número de teléfono y así poder hablar con ella. Preguntarle si llego bien, que sintió cuando volvió a su pueblo, si nos extraña... si me extraña. Yo se si lo hago. 

Trato de hacerme a la idea de que no la volveré a ver, que no volveré a oír su voz, ni la veré sonreír. Que ya no podre poner su cabello detrás de su oreja, ni que la veré dormir. Solo han sido unos meses desde que ella llego a nuestra casa, pero aún así siento que ha estado toda la vida con nosotros. 

Su ausencia se siente, tanto en la casa como en el asilo. Jude desde que se ha ido no ha dicho palabra, ahí me doy cuenta lo mucho que la extraña, ya que nunca lo había visto de esta forma. Aunque, puedo asegurar que todos la extrañamos, incluso Hayes, quien disfrutaba descargar su molestia con alguien. La perdida se siente el doble, ya que la perdimos a ella y a Alessio. Ahora tenemos a su pequeño hermano, quien nos mantiene enfocados en otra cosa, ya que todos los días, luego de la escuela, viene al asilo a entrenar. Es apenas un niño debilucho y algo tonto, pero tiene mucha voluntad en aprender. Y solo con esfuerzo y voluntad se llega lejos. 

Quisiera poder escribirle y decirle todas las cosas que debí haberle dicho, pero que no hice. Me digo a mi mismo que fue para protegerla, para que este a salvo. Pero, la verdad es que... soy un cobarde. 

Por la mañana salgo de mi oficina para ir al asilo. Veo que Aiden baja las escaleras con una valija y un bolso. Y ahí me viene el recuerdo de que se va hoy. Jude está apoyado en el inicio de la baranda de la escalera, con tristeza en su mirada. 

Aiden al llegar a bajo, suelta sus cosas y abraza a su hermano, quien se lo sigue con sus ojos llorosos. El mayor se percata de que estoy y me observa con bronca en su mirada. 

- Buen viaje. - digo. Él ignora lo que digo y vuelve a agarrar sus cosas. - Sin importar nada, está siempre va a seguir siendo tú casa. Y nosotros tú familia. 

Me mira molesto. - Tú no eres mi familia. 

- Eso es algo que no se elige, lamento informarte. 

- Lo único que quiero es alejarme de aquí y olvidar este estúpido apellido. - dice. - Y olvidar de que estoy relacionado con un asesino, egoísta como vos. 

- Tú no eres muy distinto de mi, ni de tú padre. - digo un tanto fastidiado. - También eres un egoísta, siempre lo has sido. ¿Cuándo has pensado en alguien además de ti? Dímelo y ya mismo te ofrezco mis disculpas. - queda callado, observándome. - Sobre todo ahora lo eres. Dejas solo a tú hermano menor... y conmigo, si vamos al caso. Si soy tan mierda, asesino y todo eso... ¿por que lo dejas? Ves, en eso eres como tú padre. También me dejo solo cuando nuestros padres murieron. Se salvo el solo. Y no importa cuanto luches en contra de esto, la manzana no cae muy lejos del árbol. Así que cuanto antes aceptes quien eres, mejor vas a estar contigo mismo. - me encamino hacía la salida. - Buen viaje. - vuelvo a decir y salgo. 

Cuando llego al asilo, me encierro en la oficina, como todas las mañanas desde hace unos días. 

¿Cómo haré para hacerme a la idea de su ausencia? 

Necesito sacarla de mi cabeza, diablos. Creo que sería más sencillo sacarme la cabeza, que a ella de ahí. 

La puerta se abre de golpe, haciendo que me sobresalte, ya que tenía mi cabeza en la nubes. Veo que entran Hayes, Marlon y Eric. 

- ¿¡PERO QUE CARAJOS!? - grito molesto. Odio que me sorprendan. 

- Intervención Kian. - dicen los tres a coro. 

No Puedes Comprar Mi Amor (Mafia Marshall I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora