Capítulo 65

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Kian

Es sábado por la mañana.

Y como acostumbran ser los días en la ciudad, está soleado pero esa fría brisa, que comienza a ser más leve a medida que nos acercamos a la primavera. 

Estamos con Hardy, Hayes, Jude y Rocco en el capo de tiro. 

- ¿Crees que es prudente enseñarle a un niño a disparar? - dice Hardy.

- No voy a hacer que Jude disparé, va a mirar. Y solo lo traje porque hice lo que sugirieron, eso de que pase más tiempo con él. 

- Me refería al otro niño, al que es un poco más grande.

- Ah, cachorrito. - digo. - ¿Qué tiene de malo? 

- ¿Es solo hecho de que tiene 14 años? - dice obviando. - Sin mencionar de lo peligroso, en este país es más sencillo que consigan un arma a que consigan una patineta. 

- Tiene 15, de hecho...

- Menuda diferencia. 

- Y es por eso que le vamos a enseñar a usarla con responsabilidad. - digo. 

- Por algo estás aquí Hardy, para supervisar. - dice Hayes. 

Hice que nos preparan todo para disparar fuera, en el campo, en lugar del galpón. 

- Bien, comencemos. - digo en voz alta para que me oigan. - Jude, te quiero sentado atrás de nosotros, en silencio y sin moverte. ¿He sido claro?

- Como el agua. - me responde y corre hacía el árbol que está a nuestras espaldas y se sienta en el césped. 

- Ahora, cachorrito, aprenderás el uso correcto y responsable de un arma. - digo. - ¿Y a que me refiero con responsable?

- Que... - comienza a decir, pero queda callado. 

- Que vas a ser cuidadoso al tomar decisiones o realizar una acción con está información que te brindamos. - digo. - Que es solo eso, información. No te voy a dar un arma, ni voy a consentir que te consigas una. Me entero que tienes una en tu posesión y se acabo todo. Sin mencionar que tengo algunos contactos en la policía, con tu edad irías a un reformatorio. 

- Yo he estado cachorrito, no son bonitos. - dice Hayes. 

- ¿Entendido? - digo con voz firme.

- Si señor. 

- Bien. Como verás, ya que espero que la vista no te fallé, a unos metros frente a ti, tienes una fila de botellas de vidrio, una al lado de la otra. Quiero que las derribes todas, que de acá no nos vamos hasta que lo hagas. ¿Si? - él asiente temeroso. - Todos pónganse los auriculares de protección. - al ver que todos los llevan puestos, vuelvo mi vista al chico y le extiendo el arma. La toma entre sus manos, mientras la observa con atención. - Abre bien las orejas a lo que te voy a decir. - miro a Jude. - Tú también, ya que estamos, podrías aprender algo. - regreso mi vista al chico. - Debes sostenerla con ambas manos, con un buen agarre, firme. La levantas y la llevas al frente, a la altura de tus ojos. Ahora has lo que dije, quiero corroborar que no eres tan bruto y que me estás entendiendo. 

- Si señor. - dice ya de forma automática. Se posiciona en el medio de la fila de botellas y se gira para apuntarle a la primera. Levanta el arma bien frente a sus ojos y la toma con fuerza. 

- Separa un poco las piernas, te será más sencillo la primera vez. - dice Hayes. 

El chico separa apenas sus piernas. 

- Cuando pones tú dedo en el gatillo, tiene que encontrar el punto medio de tu dedo, no presionas ni con la punta y muy detrás, sino con el medio. - digo. Observo su dedo y lo posiciona bien. - Todo parece indicar que si entiendes las ordenes. - hago una pausa. - Nunca tienes que perder en la vista la punta del arma, es lo que dirige hacia donde va a impactar el tiro.

No Puedes Comprar Mi Amor (Mafia Marshall I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora