Kian
Es sábado por la mañana.
Y como acostumbran ser los días en la ciudad, está soleado pero esa fría brisa, que comienza a ser más leve a medida que nos acercamos a la primavera.
Estamos con Hardy, Hayes, Jude y Rocco en el capo de tiro.
- ¿Crees que es prudente enseñarle a un niño a disparar? - dice Hardy.
- No voy a hacer que Jude disparé, va a mirar. Y solo lo traje porque hice lo que sugirieron, eso de que pase más tiempo con él.
- Me refería al otro niño, al que es un poco más grande.
- Ah, cachorrito. - digo. - ¿Qué tiene de malo?
- ¿Es solo hecho de que tiene 14 años? - dice obviando. - Sin mencionar de lo peligroso, en este país es más sencillo que consigan un arma a que consigan una patineta.
- Tiene 15, de hecho...
- Menuda diferencia.
- Y es por eso que le vamos a enseñar a usarla con responsabilidad. - digo.
- Por algo estás aquí Hardy, para supervisar. - dice Hayes.
Hice que nos preparan todo para disparar fuera, en el campo, en lugar del galpón.
- Bien, comencemos. - digo en voz alta para que me oigan. - Jude, te quiero sentado atrás de nosotros, en silencio y sin moverte. ¿He sido claro?
- Como el agua. - me responde y corre hacía el árbol que está a nuestras espaldas y se sienta en el césped.
- Ahora, cachorrito, aprenderás el uso correcto y responsable de un arma. - digo. - ¿Y a que me refiero con responsable?
- Que... - comienza a decir, pero queda callado.
- Que vas a ser cuidadoso al tomar decisiones o realizar una acción con está información que te brindamos. - digo. - Que es solo eso, información. No te voy a dar un arma, ni voy a consentir que te consigas una. Me entero que tienes una en tu posesión y se acabo todo. Sin mencionar que tengo algunos contactos en la policía, con tu edad irías a un reformatorio.
- Yo he estado cachorrito, no son bonitos. - dice Hayes.
- ¿Entendido? - digo con voz firme.
- Si señor.
- Bien. Como verás, ya que espero que la vista no te fallé, a unos metros frente a ti, tienes una fila de botellas de vidrio, una al lado de la otra. Quiero que las derribes todas, que de acá no nos vamos hasta que lo hagas. ¿Si? - él asiente temeroso. - Todos pónganse los auriculares de protección. - al ver que todos los llevan puestos, vuelvo mi vista al chico y le extiendo el arma. La toma entre sus manos, mientras la observa con atención. - Abre bien las orejas a lo que te voy a decir. - miro a Jude. - Tú también, ya que estamos, podrías aprender algo. - regreso mi vista al chico. - Debes sostenerla con ambas manos, con un buen agarre, firme. La levantas y la llevas al frente, a la altura de tus ojos. Ahora has lo que dije, quiero corroborar que no eres tan bruto y que me estás entendiendo.
- Si señor. - dice ya de forma automática. Se posiciona en el medio de la fila de botellas y se gira para apuntarle a la primera. Levanta el arma bien frente a sus ojos y la toma con fuerza.
- Separa un poco las piernas, te será más sencillo la primera vez. - dice Hayes.
El chico separa apenas sus piernas.
- Cuando pones tú dedo en el gatillo, tiene que encontrar el punto medio de tu dedo, no presionas ni con la punta y muy detrás, sino con el medio. - digo. Observo su dedo y lo posiciona bien. - Todo parece indicar que si entiendes las ordenes. - hago una pausa. - Nunca tienes que perder en la vista la punta del arma, es lo que dirige hacia donde va a impactar el tiro.
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No Puedes Comprar Mi Amor (Mafia Marshall I)
RomanceÉl. Peligroso. Despiadado. Frío. Cruel. Criminal. Poderoso. Rico. El mejor en sus negocios clandestinos. Ella. Solitaria. Abandonada. Compasiva. Sumisa. Pobre. Pérdida. ¿Qué pasará cuando estas dos almas heridas se crucen? ¿Cuál de los dos se perd...