Capítulo 35

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Kian

La estoy esperando afuera de la casa, cuando la veo salir. Noto que lleva la misma ropa que tenía puesta, esos jeans con pequeñas manchas de pintura y la remera negra de mangas cortas, que también tiene algunos rastros de pintura. Y claro, su cabello revuelto; que tengo que retener el impulso de pasar mi mano por él para que no le tape el rostro. 

No puedo evitar sonreír apenas.

- ¿Qué? - me pregunta también con una sonrisa.

- Nada. - digo riendo. - ¿No has notado que tienes pintura?

Se mira la ropa. - Diablos. - dice. - No se nota mucho, ¿verdad?

- Para nada. - digo.

- Bien, porque no quiero volver a subir.

- ¿Ni siquiera por una campera?

- Estaremos adentro, sobreviviré. - dice yendo hacia el auto.

- Creo que tengo una en el auto. - digo. Me mira divertida. - ¿Qué?

- ¿Acaso ahora me darás tú chaqueta de cuero y me llevarás en tu motocicleta mientras me aferro a ti?

- Para tú información no se andar en moto. - digo. - Y no quiero verte violeta cuando empieces a tener frío.

- Puedo soportar el frío.

- ¿Acaso vivías en Alaska? - digo subiendo al auto y ella sube del lado del acompañante.

- Noruega. - dice. - Es uno de los países más fríos.

- ¿No siempre viviste en Dinamarca? - pregunto extrañado. Ella me mira de la forma que lo hace Jude cuando se mete en problemas. Y ahí lo entiendo. - Por un demonio, no eres de Dinamarca.

- No, de Noruega.

- ¿¡Por qué diablos dijiste que eras de Dinamarca!?

- No lo sé, fue lo primero que se me salió. - dice. - No quería volver y en el peor de los casos, no volvería... en teoría.

La sigo mirando incrédulo. - ¿Siquiera te llamas Galadriel?

- Solo alteré ese detalle. - dice. - Nada más.

- ¿Nada más?

- Nada más, lo juro. - dice.

- Así que Noruega... - digo comenzando a conducir.

- En mi defensa, están enfrentados, cruzando el mar. - dice. - Y bueno, la bandera es la misma, solo que la nuestra tiene un poco de azul.

- ¿Es donde son los vikingos, no? - pregunto. - ¿Eres descendientes de ellos? - agrego con curiosidad. 

De pequeño amaba las historias de los vikingos, con sus enormes barcos, invadiendo tierras.

Lanza una risa. - Por lo que me contaban de niña, si. - dice. - O puede que solo haya sido una de las historias de mi padre. Creo que todos los que son de esa zona le cuentan esas historias a sus hijos para hacerlos dormir. 

- Vaya...

- ¿Qué? - me pregunta con una sonrisa picara. - ¿Tu fantasía es estar con alguien como la de la serie? ¿Cómo es su nombre? - dice. Queda pensativa. - Puedo ser una Lagertha.

Y al oír eso ultimo me percato de que hay algo que no está bien. Freno en auto y la observo.

Río. - Por dios, estás ebria. - digo divertido.

- Puede que si. - dice con esa misma sonrisa. - Un poquito. - agrega haciendo la seña con sus dedos de "poquito".

- Bien, pararemos por un café.

No Puedes Comprar Mi Amor (Mafia Marshall I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora