Kian
El cielo nocturno no dejaba de refucilar y tronar, cuando llegamos a la casa. Lo que me recuerda a esa noche que la conocí. Esa noche en la que mi vida cambió para siempre. Y en su momento lo supe, solo que no le di importancia.
Galadriel sigue con su mirada perdida, pareciera que está dentro de su propio mundo. Sobre sus hombros lleva mi chaqueta, ya que no dejaba de temblar. Su cabello rubio se encuentra con sangre, al igual que sus manos, su rostro y su ropa.
- Ven, vamos a ducharte. - le digo con voz suave. No quiero asustarla.
- Gali... - oigo la voz preocupada de Jude.
Levanto la vista y lo veo parado en la punta de la escalera. Su ojos de niño comienzan a humedecerse.
- Jude, la sangre no es de ella, está bien. - le digo. - Sube a tú habitación.
- Pero... - comienza a decir él.
- Jude, por favor. - digo con suplica. Él asiente y sube rápidamente.
Acerco mi mano para tomar su brazo y ayudarla a subir las escaleras, pero ella lo corre con brusquedad, mirándome con miedo. Levanto mis manos, enseñándoselas.
- Estás en casa, no te haré daño. - digo, manteniendo mi tono de voz suave.
Sus ojos están llorosos y solo me observa en silencio. Se encamina hacia las escaleras y empieza a subir, yo camino a unos pasos detrás suyo. Miro a los demás, que estaban allí parados.
- Espérenme en la oficina, ya voy. - digo. Ellos asienten.
Al llegar arriba, vamos hacia su vieja habitación y entramos al baño. Galadriel deja caer, como si fuera peso muerto, su cuerpo sobre la tapa del retrete, quedando sentada sobre este, aún con su mirada viendo a la nada. Pongo el tapón en la bañera y enciendo la canilla del agua caliente, para que comience a llenarse.
Me pongo en cuclillas frente a ella.
- Gal. - la llamo. - Gal. - vuelvo a decir despacio, ella parece oírme y conectar, ya que me mira a los ojos. - ¿Me dejas ayudarte a quitarte la ropa? Está sucia y con sangre. Te daré limpia.
Ella queda en silencio, observándome. Pasa un buen rato, hasta que asiente, dándome permiso.
Primero hago lo más sencillo, que es quitarle los zapatos que lleva puestos. Le saco mi chaqueta y la tiro a un costado. Me quedo mirándola. La verdad es que tengo miedo de tocarla. Siento que voy a romperla aún más.
Suspiro. Tengo que hacerlo, porque en estos momentos se que lo que menos le debe importar es como se ve, por lo que ella no lo hará.
Llevo mis manos lentamente a su blusa y voy desprendiendo despacio los botones de está. Al terminar de hacerlo, la hago apenas hacía atrás a la tela, que le resbala por el cuerpo al ser de seda.
Realmente no estaba preparado para esto...
Su cuerpo, mejor dicho su piel, se encuentra llena de leves marcas y moretones. Su cuello tiene mordidas.
Como quisiera haber hecho sufrir a ese ruso maldito, hijo de puta.
- Gal, necesito que te pares, para quitarte la falda. - digo. Se para como si fuera en robot. También me paro. Le bajo el cierre y la prenda cae al suelo. - Ven, la bañera ya está llena.
Camina hacía la bañera y se mete dentro, para luego sentarse llevando sus rodillas contra su pecho y bajando su cabeza, de forma que su frente toca sus rodillas. Me acerco y vuelvo a ponerme en cuclillas a su lado. Tomo el pequeño jarro que está a un costado de la bañera. Lo voy llenando con agua y lo dejo caer lentamente sobre su cuerpo, haciendo que la sangre se limpie. Otra vez cargo el jarro y está vez el agua cae sobre su cabello. Repito la acción varias veces, hasta que ya no queda rastros. Me paro y tomo varias toallas. Coloco una sobre tu espalda y la envuelvo con está. Tiro otra sobre el piso, para que pise ahí.
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No Puedes Comprar Mi Amor (Mafia Marshall I)
RomanceÉl. Peligroso. Despiadado. Frío. Cruel. Criminal. Poderoso. Rico. El mejor en sus negocios clandestinos. Ella. Solitaria. Abandonada. Compasiva. Sumisa. Pobre. Pérdida. ¿Qué pasará cuando estas dos almas heridas se crucen? ¿Cuál de los dos se perd...