Capítulo 50

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Galadriel 

Creí que quería ir al baño, o que saldría a fumar, pero cuando lo seguí con la mirada y lo vi ir hacía ella como un perrito faldero, sentí como mi corazón se encogía. 

Por algún estúpido motivo se me metió la idea en la cabeza de tratar de imitarla a Olivia. De ser más segura, más desenvuelta, más simpática, hacerme la difícil. Quería lograr lo que ella, tenerlo comiendo de la palma de mi mano. Lo de noches que practique frente al espejo en como hablar con él sin querer desaparecer de la faz de la tierra. Cuando volvía a mi habitación luego de cada "discusión" mi cuerpo temblaba como si fuera una hoja de papel. Y cuando me dio el collar como el de la película, mi corazón lantía con tanta fuera que creí que lo oiría. 

Creí haberlo logrado, que habíamos de alguna forma "conectado", pero me equivoque. Solo soy con lo que se conforma porque no puede tener a quien de verdad quiere. 

Nunca me sentí tan fuera de lugar como esos minutos que me dejo en medio de ese lugar. Podía sentir las miradas despectivas de esas personas, porque era evidente que estaba fuera de lugar. Mis ojos ya estaban por empezar a lagrimear, cuando...

- Pero que va... - dice una voz maravillada, con un tono algo extraño. Me giro hacia donde proviene y lo veo caminar hacia mi. Lleva un smoking negro impecable, con un moño, su cabello peinado y en su mano tiene una copa de champagne. - Si acabo de ver a la mujer más hermosa de la velada. 

No puedo evitar sonrojarme como una tonta. Siento el calor en mi rostro. 

- Hola... - comienzo a decir. 

- Andrey. - dice.

- Lo sé, lo recuerdo. 

- Solo quería evitar que seas cortes y me llames por mi nombre, Anna. - dice. 

- No logro acostumbrarme. 

- Lo harás. - dice. - Me aseguraré de eso. 

- Es bueno que siga por acá. 

- Estoy descubriendo un nuevo mundo, aquí en Nueva York. 

- Créame, yo también. 

- ¿Has venido sola? - me pregunta. 

- No, con el Sr Marshall. - respondo algo seria. 

- ¿Cómo se ha atrevido a dejarte sola? - dice con una sonrisa divertida. 

Y cuando Andrey me invito a cenar, lo vi como la oportunidad perfecta. Recordé como se puso esa noche en la cena, o en la fiesta de disfraces. Pero para mi gran sorpresa, no hizo nada. Solo quería una reacción de él, que mostrara una emoción por mi. Nada. Dijo que tenía un compromiso. A que de seguro quedo con ella. 

Con Andrey estamos cenando los dos en un bonito restaurante muy elegante. Cada uno mira la carta, para ordenar. Hay mujeres muy hermosas cenando con sus parejas o amigas, son todas una copia de Olivia. Que tienen ese encanto y esa simpatía que atrae tanto. 

- Deja de mirar tanto. - me dice, sacándome de mis pensamientos. Lo miro. - No te compares con otros. 

- Es que siento que no estoy bien vestida para el lugar. - digo. 

- ¿Bromeas? - dice. - Estás aún mejor. 

Se me vuelve a formar esa sonrisa de tonta en el rostro. 

- Gracias. - digo en un susurro. 

- ¿Por decir la verdad? 

- Por salvarme hoy, e invitarme a cenar y ser siempre tan amable. 

No Puedes Comprar Mi Amor (Mafia Marshall I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora