Capítulo 33

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Kian

Es de mañana cuando estoy desayunando en la cocina. "Desayunar" me refiero a tomar mi taza de café mezclado con whisky. 

Jude se para a mi lado. Veo que tiene un sombrero en su cabeza, además de unos lentes oscuros que le quedan grandes y en sus manos lleva una pequeña libreta con una lapicera. 

- ¿Qué quieres? - le digo volviendo mi vista a mi celular. 

- En la nueva escuela nos pidieron que entrevistáramos a las personas que viven con nosotros. - dice. 

- ¿Acaso te he anotado en la escuela de periodistas? - digo. - ¿Es por eso que llevas todo eso puesto?  

- La primera pregunta... nombre. - dice. 

- Para mi desgracia eso te lo sabes demasiado bien. - digo. 

- Kian. - se responde a si mismo y anota en la libreta. - ¿Ocupación? 

¿Mafioso? ¿Criminal? ¿Asesino? 

- Eh... - comienzo a decir. 

- Pizzero. - se vuelve a responder a si mismo. 

- De hecho... - digo, el levanta la vista y me mira con esos ojos tan brillosos. - Pizzero está bien. 

Ya que...

- ¿Cumpleaños? 

- Me ofendería si en realidad no me valiera tres carajos. - digo. - 1 de junio. - miro la hora en mi celular. - Tus cinco minutos terminaron, me tengo que ir. - me paro y salgo de la cocina. 

- Aguarda. - camina detrás mío con rapidez. - ¿Comida favorita? 

- ¿Whisky cuenta? - digo llegando a la puerta. 

- Pondré que pizza. - dice. - ¿Película favorita?

- Yo que se... - digo con fastidio. - El señor de los anillos. - pongo mis manos en sus hombritos y lo doy media vuelta. - A desayunar. - le doy un empujoncito y salgo por la puerta.   

Me subo al auto y conduzco como todas las mañanas al asilo. 

Estoy sentado en mi oficina, cuando entra Eric. 

- Buenos días. - dice. 

- Hola Eric. 

- Te han llegado dos invitaciones. - dice. 

- Por favor, que no sean a otra boda. - digo. - Ya tuve suficiente con una.

- No, de hecho son de Andrey Vólkkov. - dice.

- No termine mi café Eric, dame una mano. 

- El ruso. 

- ¿Acaso no era más sencillo referirse a él de esa forma? - digo. - De ahora en más es "el ruso". - lo miro, él me observa callado. - ¿Y bien? ¿Qué diablos quiere? 

- Son...

- Aguarda, ¿las dos? 

- Si. - dice. - Una es para que concreten una reunión, para conocerse. La otra es una invitación para una fiesta que organizara. 

- ¿Es que me vio con ganas de querer ir a cagarme de frío a Rusia? 

- Ambas son aquí. - dice. - Se va a instalar en Nueva York por un tiempo. 

- ¿Con el permiso de quien diablos? - digo molesto. 

- Quiere hablar contigo antes. - dice. Quedo pensativo. ¿Qué carajos pretende este ruso? - No mates al mensajero. -agrega Eric. 

No Puedes Comprar Mi Amor (Mafia Marshall I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora