Capítulo 48

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Kian

Cuando llego a la casa, por la noche, me dirijo hacía la cocina. Ella está sirviendo la comida en los platos, cuando se percata de mi presencia, levanta la vista y me mira. 

- Hola, llegas justo para cenar. - dice volviendo la mirada a la comida. 

- Yo no ceno Galadriel. - digo acercándome. - Ya deberías saberlo de sobra por los muchos intentos de Ruby de que lo haga. 

- No puedes no cenar. - dice en tono de regaño. 

- Pues, fíjate que lo llevo bastante bien. 

- Tal vez ese es el motivo por el cual casi siempre estás de mal humor. - dice un susurro. 

- Oye, que te he oído. - digo. - Estás tomando mucha confianza de repente. 

- Lo lamento, Seño...

- No. - la interrumpo. - No uses la carta de decirme Sr Marshall. 

Se gira, quedando frente a mi y poniendo sus manos en su cintura. 

- ¿Cada vez que nos veamos vamos a tener siempre la misma charla? - dice. - Me agotó. Tú me agotas. Porque quieres algo pero no me dices el que. Y yo no leo la mente. 

- No quiero nada. 

- Si lo quieres, lo puedo percibir. - dice acercándose más a mi. - Tan solo dígalo. - su rostro está a unos centímetros del mío. Puedo oír su leve respiración. Ya no respira de esa forma nerviosa y agitada como solía cuando estábamos en la misma habitación. Si que lograba sacarme de quicio. 

Quiero besarte. - pienso para mis adentros. Pero no se lo voy a decir. Porque si se lo digo, ella tendrá en control y no quiero que lo tenga, porque ahí si que ya valí verga. 

Doy unos pasos hacía atrás. 

- Con Hardy tenemos un evento a beneficio de un hospital de niños. - digo. - Y dado que le comente tú maravilla con él, insistió para que vayas. 

- ¿¡Qué!? - exclama con sorpresa. - ¿¡Le has dicho!? 

- Solo fue un comentario al pasar. 

- ¡No puedo creerlo! - dice llevándose las manos a la cara. - ¿¡Por qué lo has hecho!? 

- Te estas desviando del tema.

- No me estoy desviando, no podré volver a verlo a la cara. 

- Le pareció muy divertido. 

- Que bochorno. - dice. Su rostro blanco paso a estar rojo.  

- Solo quería decir que te busques algo decente que ponerte. 

Queda pensativa por varios segundos y luego levanta la vista para mirarme.

- Aguarda, ¿por qué tengo que ir? 

- Porque es uno de los patrocinadores y te quiere ahí. 

- ¿Por qué? - pregunta extrañada. 

- Yo que sé, pregúntale a él. - digo con fastidio. - Yo solo paso el mensaje. 

En realidad, yo soy el que la quiere ahí. 

- Bueno, lo pensaré y le aviso. 

- No, no. - digo. - No has entendido. No iba como pregunta, iba como orden. 

- ¿Hardy me ordena que vaya? 

- No, yo lo hago. 

- ¿Y en que lo modifica a usted? 

No Puedes Comprar Mi Amor (Mafia Marshall I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora