El camino en auto hacia la fiesta fue silencioso.
Voy a matar a Hardy. De toda la cantidad de mujeres que hay en Nueva York, viene a invitar como mi acompañante a la que menos deseo a mi lado.
Es demasiado tarde para cambiar las cosas, por lo que seguimos en destino.
Braxton se detiene al llegar a la entrada de donde es el dichoso evento. Cuando estamos por bajar del auto:
- No quiero que digas una sola palabra en toda la noche. - le digo a la chica. - ¿Me has entendido? - ella asiente con su típico temor en la mirada. - Serás la señorita Miller y somos viejos conocidos. - vuelve a asentir. - Bien.
Abro la puerta y bajo. Ella está por bajar detrás mío. Le extiendo mi mano para ayudarle a salir. La mira con algo de sorpresa, pero la toma enseguida y baja del vehículo.
Subimos los numerosos escalones del amplio salón. Al llegar a la parte superior, uno de los recepcionistas de la entrada, me pide mi nombre y nos deja pasar.
Por dentro se encuentra repleto de personas. Todas con sus elegantes vestimentas, con sus copas de champagne en la mano, las mujeres con sus joyas rodeándoles el cuello y los hombres con sus habanos en la mano. Lo que me hace preguntarme, ¿Qué hago en un lugar así?
Y como si su figura fuera un enorme imán que atrae a todos los metales que están cerca, la veo, bellísima como siempre. Su cabello recogido en un peinado tirante, lo que resalta las facciones de su rostro, noto que su cuello está adornado con uno de los collares que elegí para ella. Lleva un vestido negro hasta el piso, que resalta sus curvas. Nuestras miradas se cruzan y ella me dedica una fugaz sonrisa, mientras vuelve la vista a la charla que mantiene con un matrimonio mayor. Una rabia me invade por dentro, cuando veo que su brazo está enlazado al de un hombre. El marquesito. Tengo que contener las ganas de ir hasta allí y romperle el brazo de una manera que ya no le da ganas de estar con mujeres que no le pertenecen. Mi impulso de querer matarlo es más grande que mi necesidad de causar una buena impresión entre toda está gente arrogante. La única razón por la que estoy haciendo esto es porque Olivia me lo pidió. Es la única razón por la que no abrí la puerta del auto y saque a la chica está de una patada y me vine solo.
Miro a mi acompañante. Con esa mirada de que se le murió su hámster. Observa todo a su alrededor de una forma un tanto maravillada.
Necesito una distracción.
- ¿Primera vez en una fiesta? - le pregunto.
Rápidamente dirige su vista a mi, al ver que la observo, me mira muy sorprendida. Me mira en silencio.
Suspiro.
- Puedes hablar. - le digo un tanto fastidiado. Dios, está chica, ¿por qué es tan sumisa?
- Si. - dice en un hilo de voz. - De... - comienza a decir, pero se detiene.
- No voy a dispararte, anda habla. - digo. - Tiene que parecer que estoy disfrutando la velada.
Queda callada unos segundos. - De donde vengo no se acostumbra a ver está clase de fiestas. - dice. - Es un pequeño pueblo pesquero, nada muy elegante u ostentoso.
- ¿Te gusta lo elegante y ostentoso? - pregunto con cierta curiosidad.
- A quien no. - dice. - Uno lo ve de afuera y pareciera que todo es perfecto. Como en la películas. Todo es bonito.
- Es detrás de escena es peor. - digo. - Créeme, no lo vale.
Entre la multitud veo a Hardy. Está hablando con un grupo de hombres, cuando veo que se aleja hacia afuera.
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No Puedes Comprar Mi Amor (Mafia Marshall I)
RomanceÉl. Peligroso. Despiadado. Frío. Cruel. Criminal. Poderoso. Rico. El mejor en sus negocios clandestinos. Ella. Solitaria. Abandonada. Compasiva. Sumisa. Pobre. Pérdida. ¿Qué pasará cuando estas dos almas heridas se crucen? ¿Cuál de los dos se perd...